Artículos y Documentos

Los papeles de la represión. El Archivo de Salamanca nació para nutrir de 'pruebas' a los tribunales de la dictadura
El Periódico de Catalunya - 24/12/2004


La requisa de documentos sirvió para abrir tres millones de fichas y fusilar o encarcelar a miles de personas

ANDREAS GONZÁLEZ
BARCELONA

Los papeles catalanes de Salamanca son el resultado de una requisa meticulosa y sistemática realizada por las tropas franquistas a partir de abril de 1938, y cuya finalidad fue reprimir a miles de desafectos. De las 160 toneladas de documentos expoliados, apenas se conserva el 10%. El resto fue quemado o convertido en pasta de papel.

A >> Un organismo especial para purgar a desafectos

El conocido hoy como Archivo de Salamanca nació como consecuencia de una orden del ministro de Gobernación de Franco Ramón Serrano Suñer, que el 26 de abril de 1938 firmó la creación de la Delegación del Estado para la Recuperación de Documentos (DERD). La misión exclusiva de este organismo era la requisa en las zonas conquistadas por las tropas franquistas de documentación de la Administración republicana y de entidades, partidos, sindicatos y particulares "desafectos al Movimiento Nacional" que pudiera "suministrar al Estado información referente a la actuación de sus enemigos".
En el caso de Catalunya, el expolio documental se inició en abril de 1938, con la ruptura del frente de Aragón y la entrada de las tropas de Franco en la provincia de Lleida, y concluyó en octubre del año siguiente, seis meses después del final de la guerra civil, según explica en el libro Els papers de Salamanca el historiador Josep Cruanyes, miembro de la comisión de expertos que ahora se han pronunciado sobre el destino de los legajos.
Los equipos de requisa actuaron en 128 ayuntamientos catalanes. Con la caída de Barcelona, el 26 de enero de 1939, la sede central de la DERD se estableció en una torre de la calle de Muntaner, 265, bajo el mando de Marcelino Ulibarri. Fueron requisados otros 14 locales en distintos puntos que sirvieron para almacenar provisionalmente todo el material incautado, siguiendo un plan de más de 2.000 registros diseñado desde Salamanca.
En los registros colaboró también el departamento de Prensa y Propaganda de Falange, que expurgó y destruyó fondos de editoriales y bibliotecas, tras entregar diez ejemplares de cada publicación a la DERD.
De la primera selección de material incautado realizada sobre el terreno por la DERD en Catalunya sobrevivieron un mínimo de 160 toneladas de documentos, que a partir del 24 de mayo de 1939 fueron trasladados por ferrocarril a Salamanca, dentro de sacos numerados. El último envío de papeles requisados en ayuntamientos catalanes se realizó el 13 de febrero de 1940.

B >> El 90% de los fondos fueron destruidos

Todo el material enviado a Salamanca desde Catalunya y otras zonas del Estado sirvió para poner en marcha una enorme maquinaria represiva que llevó a la cárcel o ante el pelotón de fusilamiento a miles de personas, o se empleó para su depuración en el ámbito profesional. Los documentos fueron utilizados para abrir más de tres millones de fichas de "antecedentes político-sociales" y como pruebas incriminatorias para los consejos de guerra a los que se sometió a muchos de los que figuraban en ellas, dentro de la denominada Causa General.
Además, una Sección de Servicios Especiales confeccionó un fichero independiente con 190.000 expedientes sobre masonería, que sirvió para nutrir el trabajo represor del recién creado Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo (TERMC), que actuó hasta finales de 1963, cuando fue sustituido por el Tribunal de Orden Público (TOP).
La DERD, rebautizada como Delegación Nacional de Servicios Documentales (DNSD), sobrevivió hasta octubre de 1977, cuando fue suprimida por decreto. Dos años después, el edificio de San Ambrosio de la capital salmantina que guardaba toda la documentación fue convertido en archivo histórico.
Se calcula que tan sólo se conserva en la actualidad el 10% de los documentos enviados a Salamanca desde Catalunya. Gran parte del material que era considerado irrelevante para la finalidad represora por la que había sido requisado fue destruido, la mayoría de las veces convirtiéndolo en pasta de papel. Este hecho ha sido esgrimido como una de las pruebas más irrefutables de que el Archivo de Salamanca nunca tuvo la naturaleza de un verdadero archivo, sino que cumplió únicamente una función represora.

C >> El primer inventario, el de la Generalitat

La destrucción documental y el desorden impiden conocer con exactitud qué papeles catalanes guarda hoy el Archivo de Salamanca. El único inventario meticuloso realizado hasta la fecha ha sido el de los fondos de la Generalitat. Ello se debe a que, en 1982, la Administración catalana y el Ministerio de Cultura firmaron un convenio que permitió que archiveros profesionales, pagados por la Generalitat, reclasificaran todos estos documentos en 507 legajos, de los que existe copia microfilmada en el Arxiu Nacional de Catalunya desde 1993. Esta circunstancia ha sido decisiva a la hora de que la comisión de expertos haya decidido ahora aconsejar que la restitución comience por estos papeles.
Entre los partidos políticos más afectados por el expolio figuran ERC, el PSUC y Estat Català, y entre los sindicatos, la CNT, UGT y el CADCI. Muchos particulares fueron también víctimas directas de la requisa, como Antoni Rovira i Virgili, que sufrió el expolio completo de su biblioteca, y el cartelista Carles Fontserè. Éste visitó en el 2002 la polémica exposición Propaganda en guerra organizada en Salamanca, donde buscó infructuosamente su obra más emblemática, el cartel titulado Llibertat.