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El soldado Ramira
El Correo Digital - 06/06/2004

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El gaditano Miguel Ramírez, un veterano de la II Guerra Mundial, en su domicilio. Al fondo, su esposa. / JORDI ADRIA


El gaditano Miguel Ramírez trabajaba en un cortijo de Málaga el 8 de julio de 936 y desembarcó en Francia con los Pioneros británicos poco después del 'Día D'

ÍÑIGO GURRUCHAGA/CORRESPONSAL. LONDRES

Miguel Ramírez nació hace 89 años en una familia numerosa en Grazalema, en la sierra de Cádiz, y se ganaba la vida como jornalero en un cortijo de Málaga cuando la sublevación dirigida por Francisco Franco desencadenó la Guerra Civil española. Su familia quedó dividida. La sierra gaditana quedó bajo control de los sublevados y él tenía edad de alistamiento en el Ejército republicano. Allí comenzó su peregrinaje por las guerras europeas.

Primero, en España, con la 31 Brigada Mixta y, después, con el 12 Cuerpo del Ejército. Tras la batalla del Ebro, Miguel Ramírez cruzó con otros miles de republicanos La Junquera para terminar en los campos de internamiento en torno a Perpignan. Allí, derrotado y hambriento, aceptó la oferta de servir en la Legión francesa. Fue embarcado con rumbo a Orán, adiestrado para servir en el Segundo Regimiento de la Legión Extranjera y, en la primavera de 1940, partió de África rumbo a Noruega, que Hitler había invadido.

Las fuerzas de la Legión francesa, en la que se encuadraban los republicanos españoles, participaron en el desembarco que tenía como misión la toma del puerto de Narvik para los aliados.

Fuego de ametralladora, desde las colinas que rodean al puerto, le atravesó el cuerpo en cinco puntos. Dos amigos españoles cargaron con el herido hasta el hospital de campaña. Antes de que los aliados se replegaran de Noruega ante el empuje de Hitler en Holanda, Bélgica y Francia, Miguel Ramírez fue evacuado a Inglaterra. Le dieron de alta en el hospital y vivió durante un tiempo junto a otros miles de refugiados europeos en un estadio para carreras de galgos, en el oeste de Londres, en White City.

Miguel Ramírez era ya, según los papeles que le acreditaban como legionario francés, el soldado Ramira. De vez en cuando, los ingleses llevaban a los refugiados en formación a un cine de Shepherds Bush. Allí escuchó a un Winston Churchill de celuloide proclamar que la guerra que se libraba contra las fuerzas del Eje era una batalla por la libertad de todos los europeos. Se alistó en el Ejército británico. El soldado 6103116, Miguel Ramira, ingresó, el 28 de agosto de 1940, en el Regimiento Real de la Reina.

Pero su inglés era muy pobre. El regimiento fue enviado al Lejano Oriente, donde no podría servir eficazmente sin conocer el idioma del Ejército en el que servía. En noviembre, fue transferido a la Compañía Número Uno del Cuerpo de Pioneros, donde estaban alistados otros cientos de españoles, bajo mandos ingleses.

Los Pioneros eran un cuerpo logístico. Levantaron alambradas en la costa, construyeron búnkeres para ametralladoras, descargaron materiales, trabajaron en la agricultura, serraron la madera para construir puentes que debían servir en el desembarco de Normandía.

El 'Día D', Miguel Ramira era un hombre casado. Su esposa, Ascensión Belón, nacida en la localidad vizcaína de Ortuella, había sido evacuada de Bilbao en 1937. Huérfana de guerra, Ascensión había vivido en el centro de acogida a los niños vascos en Cambridge y conoció a Miguel en casa de una familia andaluza donde ella y su hermana recibieron el calor humano que habían perdido.

Miguel Ramira supo en junio de 1944 que se preparaba una gran operación porque, cuando hacía guardias en Bournemouth, vio a miles de soldados acampados bajo el camuflaje vegetal del bosque de New Forest.

Libertad sin país

No recuerda el día exacto en el que desembarcó en la costa de Caen, pero fue algunos días después del 'Día D'. Los registros históricos del Cuerpo de Pioneros dicen que un mes después del 6 de junio de 1944, estaban en Francia casi todas sus fuerzas.

Miguel Ramira sufrió entonces el mayor desengaño político de su vida. Los aliados no iban a liberar España de la dictadura. La Compañía Número Uno sirvió en la retaguardia del avance aliado. Sus amigos españoles de la Legión francesa formarían 'La Novena' del general Leclerc, la primera fuerza aliada que entró en París. Con la bandera republicana en sus vehículos de transporte.

Miguel Ramira regresó a Inglaterra. Su compañía fue desmovilizada en 1946, tras la protesta de sus miembros, que llevaban la más larga guerra a sus espaldas. Cada Día del Recuerdo, cuando el Reino Unido conmemora a los caídos en sus guerras, Riera marchaba con la Legión francesa. Los españoles del Ejército británico nunca pudieron desfilar con el nombre de su país. Se reunían solos, una semana después, formados ante el Cenotafio de Whitehall, condecorados por los países libres a los que sirvieron.

«No deseo a nadie lo que yo he llorado en mi juventud. No deseo que nadie vea lo que yo he visto», dice hoy Miguel Ramírez, que fue el soldado Ramira y sirvió a la causa de la libertad en Europa.