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Suárez Pertierra: "El garante de la transición fue el consenso político"
La Nación - 04/04/2004

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El ex ministro de Defensa de Felipe González, Gustavo Suárez Pertierra, explicó a militares y políticos argentinos cómo enfrentaron España y sus fuerzas armadas el tránsito del franquismo a la democracia. "Todos tuvimos que dejar algo", dice


El 25 de marzo continuaban escuchándose fuerte los ecos de los sucesos ocurridos un día antes. El acto de la ESMA, la crisis de generales por la forma en que se retiraron del Colegio Militar los cuadros de Jorge Rafael Videla y Reynaldo Bignone, el choque entre gobernadores y organismos de derechos humanos... Veintiocho años después del último golpe de Estado, la controversia cobraba inusitada vigencia. En esa noche del 25 de marzo, cuando el nerviosismo de los días previos ya provocaba un conflicto interno en el peronismo, los jefes militares se reunieron en la sede de Remonta y Veterinaria, en el barrio de Palermo. Lejos de sumar tensiones en esas jornadas, los principales oficiales castrenses coincidieron en una charla que tiene hoy mayor actualidad: el rol de las fuerzas armadas durante la transición española. .
El ministro de Defensa, José Pampuro, el secretario de Asuntos Militares, Jaime Garreta, y varios legisladores compartieron la exposición de Gustavo Suárez Pertierra, ex ministro de Defensa del gobierno español de Felipe González. El título de la conferencia --"La democratización de las Fuerzas Armadas"-- parecía elegido para el particular momento argentino. Aunque Suárez Pertierra se ocupase de aclarar que no se puede fijar una experiencia como paradigma, sí en cambio como posible punto de partida para análisis comparados de casos. .
El brigadier general Jorge Chevalier (Estado Mayor Conjunto), el teniente general Roberto Bendini (Ejército), el almirante Jorge Godoy (Armada) y el brigadier general Carlos Rohde (Fuerza Aérea) escucharon transmitir a Suárez Pertierra que una de las claves de la transición española tras la muerte de Franco, en 1975, fue "promover procesos de reforma sin rupturas". Y durante una entrevista con LA NACION Suárez Pertierra agregará: "Para llegar al consenso todos tuvimos que dejar algo". .
--En la Argentina se usa el ejemplo de la transición española para compararlo con el proceso democrático que se reinicia en 1983, ¿se trata realmente de casos similares?
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--Es verdad que los procesos tienen similitudes, pero los procesos de un lugar nunca son trasladables a otro en su totalidad. El contexto de nuestra transición es el de una sociedad que quiere abrirse al mundo, abrirse a las libertades, a la democracia, que quiere hacer esto sin ocasionar fracturas sociales internas. El papel de las fuerzas políticas fue extraordinario en el sentido que tuvieron que mantener una actitud dirigida a poner en marcha procesos de reforma y no procesos de ruptura. La transición española consiste entonces en recuperar las libertades después de 40 años, pero sin romper con lo anterior. Es una especie de renovación desde adentro. La figura del rey (Juan Carlos) fue importantísima, como lo fue también la figura de Adolfo Suárez, el presidente de la transición, sin olvidar un personaje extraordinario que fue el general Gutiérrez Mellado, que es el general de la transición española, que crea el Ministerio de Defensa, que adopta las primeras medidas de modernización de las fuerzas armadas, y que es el general que se ve agredido personalmente con motivo del esperpento del intento de golpe de Estado del 22 de febrero. .
--¿Cómo asimiló la sociedad española a las fuerzas armadas, si se toma en cuenta que eran la base del franquismo?
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--El contexto es que hay unas fuerzas armadas comprometidas con el régimen, que apoyan el sistema, pero que no son el sistema. No es propiamente un régimen militar sino autoritario, falto de libertades, que las fuerzas armadas tutelan. En ese momento las fuerzas armadas españolas están aisladas del exterior, sobredimensionadas, los altos mandos proceden de la Guerra Civil, tienen poca tecnología y poco presupuesto, aunque esto parezca curioso. Las sucesivas medidas de apertura que se implementan en la sociedad española provocan sucesivas crisis en las fuerzas armadas. Cuando se produce la legalización del Partido Comunista hay una protesta formal de las fuerzas armadas; cuando se produce la recuperación del estatuto de Cataluña, una fórmula de organización territorial, también entran en crisis y todo esto está agravado por el fenómeno del terrorismo que, en el momento de la transición y después, durante toda la década del 80, tiene a los miembros de las fuerzas armadas como objetivos principales de los atentados y por tanto como elemento de desestabilización social. Es en este contexto en que se acaba produciendo ese esperpento que es el intento de golpe de Estado del 22 de febrero de 1981. En 1982 cambia el gobierno y comienzan a plantearse en serio los llamados procesos de democratización. No se trata de democratizar las fuerzas armadas (que no son una institución democrática, son una institución jerárquica, tienen que cumplir órdenes, no deciden por medio de asambleas, no eligen a sus mandos) sino que se inician procesos de integración institucional. Procesos para romper el aislamiento con el exterior y por tanto integrar los valores democráticos de las sociedades de nuestro entorno. Fue importante decidir las funciones de las fuerzas armadas. De esta manera fue necesario aliviarlas de misiones relacionadas con el mantenimiento del orden público. .
--Cuando llega al ministerio de Defensa, ¿las fuerzas armadas españolas intentaban una integración o mostraban cierta resistencia?
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--Las dos cosas son verdad. Yo llego en 1984 como viceministro, luego fui ministro. Había resistencia a veces importante, otras veces quizá más guardada que evidente, pero era importante, e incluso se motivó el relevo de algunos altos mandos. Pero también es verdad que por parte de las fuerzas armadas hubo un intento de incorporación en la modernidad. En eso tuvo mucho que ver el protagonismo de algunos generales de la transición, pero también las circunstancias en que se encontraban las fuerzas armadas. Querían modernizarse, querían tener mejor material, querían hablar con los militares franceses, alemanes, estadounidenses y argentinos; querían entrar en un proceso de modernización que finalmente facilitó la integración. Me parece que los partidos políticos hicieron un gran esfuerzo en la transición, pero las fuerzas armadas también hicieron, como institución, un gran esfuerzo de adaptación. .
--En España no se abrieron procesos para investigar los actos cometidos durante el régimen de Franco, ¿fue para liberar tensiones y que no se produjera la ruptura que temían?
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--Hay dos fenómenos para destacar. El garante de la transición es el consenso político, cuyo mejor fruto es la Constitución. Para llegar a ese consenso todos tuvimos que dejar algo. Como decía antes, reforma y no ruptura. El sistema español cambió como cuando se da la vuelta a un calcetín, pero sobre la base del consenso. Lo que sucede es que esta transición fue facilitada, en relación con otras experiencias a las que se la compara, por el hecho de que el golpe de Estado y la Guerra Civil fueron mucho tiempo antes. Ahí se establece un régimen político que es militar porque se identifica con Franco, en que los militares funcionan como sustento, pero son los tecnócratas los que mandan en España desde los años 60. Esa lejanía facilita que no haya habido un proceso de rendición de cuentas. .
Por Daniel Gallo