En el VI Aniversario de la muerte de Ángel León
La Nueva España - 22/10/2005
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FRANCISCO SANTIANES DÍAZ
Cuando el domingo se cumplan 6 años de la muerte de nuestro camarada Ángel León, los comunistas gijoneses volveremos a recordar a uno de nuestros más valerosos dirigentes durante la larga noche franquista, que formó un trío inolvidable junto a Horacio Fernández Inguanzo y Mario Huerta en la lucha clandestina. Ángel León había nacido el 4 de agosto de 1915 y siendo casi un niño, con 17 años, ingresa en las Juventudes Comunistas, abrazando desde entonces el ideal emancipador del comunismo. Un año más tarde participa activamente en la revolución asturiana de 1934 y cuando dos años más tarde tenga que defender con las armas la legalidad republicana que intentaba ser avasallada por los golpistas del 18 de julio se integrará en el Ejército Popular de la República, llegando a ser uno de sus más jóvenes mandos.
Tras la derrota de la República, Ángel tiene que emprender el camino del exilio como otros miles de asturianos, llegando a Francia, en donde pronto se integra en la vida del partido. Allí, pronto, como si fuera una maldición, les vuelve a golpear el sonido de la guerra. Ahora son los nazis los que persiguen a los demócratas y Ángel se incorpora al maquis francés, contribuyendo con su heroica lucha a la liberación de Francia.
En el Estado vecino continuó la larga lucha por la democracia y la libertad, primero en la legalidad y cuando en 1949 el general De Gaulle declare la ilicitud del PCE en territorio francés, desde la clandestinidad. En Francia Ángel y Blanca entablaron amistad con numerosos asturianos del exilio, como Horacio y Tere, Puente, Fina... y tantos otros camaradas que tuvieron que pasar por el destierro. Allí se integraron en el aparato clandestino del PCE y permitieron con su trabajo en la retaguardia que todo el engranaje comunista funcionara en el interior a la perfección. En 1963, tras las famosas huelgas del 62, regresa clandestinamente a Asturies, llevando una intensa actividad clandestina en las comarcas mineras y en Xixón, coordinando, junto con El Paisano, el trabajo de los comunistas asturianos en los diferentes frentes de lucha. En 1970 es detenido por la brigada político-social, por lo que permanecería en prisión hasta la muerte del tirano. Cuando llegó la transición, Ángel ya era un veterano con 62 años, pero siguió dando todo su trabajo y su dedicación a su partido: el Partido Comunista de Asturias, a cuyas direcciones perteneció hasta 1986. En sus últimos años fue un decidido defensor del proyecto unitario de la izquierda: Izquierda Unida, al que acogió con muchos menos resabios que otros camaradas mucho más jóvenes.
Por todo ese brillante bagaje es por lo que sus camaradas no lo olvidamos. Seguimos echándole de menos en las reuniones de nuestra agrupación, en los actos cotidianos de Izquierda Unida, en las sempiternas discusiones sobre el futuro de la izquierda. Su presencia y la de su inseparable compañera Blanca nos hacían a todos ser un poco mejores comunistas. Seguro que si hoy nos viera nos reñiría a todos por algunas cosas que no hacemos del todo bien y seguiría insistiendo en que la lucha tiene que continuar. Por ello, queremos recordarle a su familia, y en especial a nuestra querida camarada Blanca, que en estos días (curiosas casualidades de la vida) cumple 100 años, que puede seguir contando para lo que quiera con ésta su otra familia: el Partido Comunista de Asturias, que sigue empeñado en buscar caminos que hagan posible las dos razones fundamentales que impulsaron el compromiso de Ángel León: «La libertad y el socialismo».
Francisco Santianes Díaz, secretario general del PCA de Gijón.
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