Regreso a los orígenes de la 'cançó'. Els Setze Jutges tienen un nuevo recopilatorio. Durante la gestación murió el fundador Miquel Porter i Moix
El Periódico de Catalunya - 1/10/2005

NÚRIA MARTORELL BARCELONA
Con una cadencia no estipulada pero edificante, la cançó recupera el carácter de resistencia con el que nació y se rebela contra el olvido. Sin embargo, hasta ahora su regreso a las estanterías --a modo de recopilatorio-- no había coincidido con la muerte de ninguno de Els Setze Jutges. El fundador y número uno de la lista, Miquel Porter i Moix, falleció el pasado 18 de noviembre, mientras que Picap y Discmedi preparaban el lanzamiento de Aquelles cançons de la cançó. "El país, la democracia y la política en general están en deuda con este movimiento", sostiene Joan-Carles Doval, presidente de Picap y responsable de este último homenaje musical "a la memoria colectiva". El germen de lo que se bautizó como Nova Cançó surgió hace 44 años, cuando el intelectual Lluís Serrahima, esposo de Remei Margarit --la que fuera jutge número dos--, escribió el manifiesto fundacional del colectivo en la revista Germinàbit --predecesora de Serra d'Or--. Un explícito artículo que tituló Ens calen cançons d'ara. El reclamo dio sus frutos: el 19 de diciembre de 1961, Miquel Porter, Remei Margarit y Josep Maria Espinàs cantaron sus composiciones --en catalán, naturalmente-- en el Centre d'Influència Catòlica Femenina. "Entonces estaba en un piso del calle Santaló. Y Delfí Abella se incorporó luego al grupo", explica Àngel Casas, un erudito en la materia. Su programa Totes aquelles cançons está llegando a su fin --ayer se emitió el penúltimo de sus 13 capítulos--. "Hemos necesitado dos años para elaborar este espacio. Incluye 98 entrevistas y tratamos temas polémicos como la separación de Edigsa y Concèntric, la Eurovisión de Serrat y el bilingüismo. Cuestiones que en su momento levantaban ampollas", asegura. El periodista cree que los que vivieron de cerca el fenómeno siguen fieles a la cançó y guardan, "con cariño, los discos de vinilo de entonces". Sin embargo, con los jóvenes, dice, "ha habido un break. Los años 80 fue la travesía del desierto para el cantautor --añade--. Se habían conseguir grandes logros políticos y sociales, como el regreso de la Generalitat, pero los políticos pasaron a despreciarla. Luego, con el boom del rock en catalán, se desdibujó el trabajo que se había hecho antes. La cançó pasó a ser considerada como algo pasado de moda". Jordi García-Soler --autor de Crònica apassionada de la Nova Cançó-- culpa a CiU de haber querido "instrumentalizar la cançó durante años" y de "marginarla luego", cuando se dio cuenta "de las críticas que los intérpretes vertían en sus composiciones. TV3 y Catalunya Ràdio la marginaron totalmente. Sobre todo, en los primeros 15 años". La particular formación de Els Setze Jutges permitió que la cançó reiniciara una andadura que la represión franquista había hecho difícil prever. Fueron los pioneros. Pero algunos de estos expedicionarios, con el tiempo, han recuperado antiguas vocaciones, desligándose completamente de la música. Pocos son los que siguen pisando tarimas y estudios de grabación.
|