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Las tensas relaciones franco-españolas. Con el conflicto del norte de África como escenario, Francia acusó a España de estar colaborando con los insurgentes argelinos
EDUARDO MARTÍN DE POZUELO - 06/08/2005 - La Vanguardia


LA CASA BLANCA CREÍA que el gobierno español estaba haciendo mucho más por Francia de lo que hacía De Gaulle por España

Franco nunca se fio de los franceses. En su análisis megalómano de la coyuntura política llegó a imaginar - como explicamos en capítulos anteriores- una posible unión entre franceses y soviéticos para invadir España. Durante los 40 años de régimen franquista las relaciones con el país galo fueron tensas, cosa que preocupó a la Casa Blanca. EE. UU. no quería que unas simples riñas entre vecinos perjudicaran a su estrategia de defensa occidental en plena guerra fría. Pero, analizando varios informes secretos de la Administración estadounidense, se desprende que en las relaciones bilaterales entre los dos países europeos España ayudó en más de una ocasión a Francia, mientras que desde París se boicoteó las iniciativas españolas.

En 1961 Franco observaba con preocupación el desarrollo del conflicto argelino. Sabía que, de una forma u otra, afectaría al futuro del protectorado español de Marruecos. El Caudillo creía que el presidente francés Charles De Gaulle estaba llevando a cabo una política errática. Con la llegada al poder en 1958 del laureado general francés, el conflicto en el Magreb se agravó, llegando a su punto álgido el 22 de abril de 1961 cuando se sublevaron las tropas francesas de Argel y el terrorismo de la Organización Ejército Secreto (OAS) hizo su aparición en Francia. Los franceses de Argelia, los pied noirs,se sintieron abandonados por la metrópoli, huérfanos de la madre patria y llenos de rencor. Todo ello provocó que la guerra fuera más allá de una disputa territorial y se convirtiera en una cruenta lucha fratricida que concluyó el 5 de julio de 1962 con la firma en Evian de los acuerdos de paz.

El 11 de julio de 1961 el consejero personal de Kennedy, Robert McBride, visitó París para reunirse con el embajador francés en España Roland de Margerie y con el ministro Robert de Nerciat. El tema de la conversación: las relaciones entre Francia y España. Tras su entrevista, McBride escribió un memorándum confidencial. En el informe destacó que "las relaciones franco-españolas se han deteriorado desde la aparición de los artículos de Sulzberger tras el intento de golpe de Estado de abril en Argelia".

La conversación giró en torno al conflicto de Argelia, y a las sospechas del Ejecutivo francés de que desde España se apoyaba a los insurgentes de la OAS. "El temor del embajador Margerie era que en Francia se daba por ampliamente aceptada la idea de la complicidad española en la revuelta de los generales, con el resultado de repercusiones antifrancesas en España", señaló en su informe McBride, quien añadió que sus contactos españoles "se preguntaban con frecuencia en voz alta por qué España fue tan criticada por dejar escapar a Salan (líder de la OAS, que durante un tiempo se refugió en España), cuando los propios franceses permitieron que multitudes de generales y coroneles descontentos escaparan de sus nidos".

En su análisis McBride señaló el tema de las colonias, además de la protección de los exiliados españoles en Francia, como los dos puntos principales de discordia. "Franco se encontraba en un dilema con respecto a la política hacia Francia y Portugal", se dice en el memorándum. Y es que el dictador espa-ñol consideraba la postura portuguesa "antigua y condenada al fracaso". Un final que auguraba también a Francia: "Franco desaprobaba la política colonial de De Gaulle, tachándola de demasiado liberal".

A pesar de tener puntos de vista diferentes, el gobierno español públicamente apoyó las decisiones de sus países vecinos respecto a sus colonias. Para EE. UU. esto se debía a que "la desaparición de Salazar en Portugal tendría resultados catastróficos para España, mientras que el socavamiento de De Gaulle sería prácticamente igual de serio".

Tras analizar los problemas de Francia y España por sus territorios africanos, McBride advirtió de la desigualdad existente en las relaciones franco-españolas. Para el norteamericano, España siempre salía perdiendo: "Las relaciones siguen desequilibradas de alguna forma, en el sentido de que España está haciendo más por Francia que viceversa. El embajador Margerie en concreto tenía en mente las acciones generalmente efectivas de España en respuesta a las solicitudes francesas, en contraste con el fracaso francés de atender a los deseos españoles en conexión con los grupos anti Franco en Tolosa o con el gobierno español en exilio en París".

McBride finalizó su memorándum con la siguiente reflexión: "Francia debe hacer algo para mejorar las relaciones con España y lograr que las cosas vuelvan a estar al menos igual que antes de las crisis de los generales". Por lo que el hombre de confianza de Kennedy en asuntos europeos recalcó que "lo más obvio sería una invitación al ministro español Castiella para visitar Francia, que sería seguido por un viaje de Couve a España".

La mediación norteamericana no tuvo efectos inmediatos, y desde París continuaron las acusaciones contra el régimen franquista por su apoyo a los pied noirs.El 6 de octubre de 1961 Arthur Schlesinger, asesor de Kennedy, recibió un informe del subsecretario adjunto para Asuntos Europeos, William R. Tyler, en el que se analizaba la implicación de España en el conflicto argelino y se llegaba a la conclusión de que esta no era tal. "Todos lo indicios muestran que el gobierno español colaboró de forma próxima con el gabinete francés" a la hora de mantener bajo vigilancia a muchos franceses argelinos que se refugiaron en España tras el intento de golpe de los generales.

Tyler creía que "sería muy desafortunado que las autoridades españolas permitieran la creación de un movimiento OAS en su territorio". Yes que en España, por un lado, existía el caldo de cultivo propicio, sobre todo en el ejército, para su aparición gracias a la "considerable simpatía por los ultras y por sus esfuerzos de asegurar una Argelia francesa". Pero, por otro, el gobierno español no quería posicionarse radicalmente en contra de las posturas árabes ni "criticar al Frente de Liberación Nacional (FLN) con mucha dureza por miedo a irritar las relaciones españolas con el mundo árabe".

Por estos motivos, Tyler le dijo a Schlesinger que veía improbable que la OAS encontrara un aliado en Franco, debido a que "la política del gobierno español ha sido la de apoyar a la política argelina de París ya que no se percibe una verdadera alternativa; además, se tiene la impresión de que las posibles alternativas a un gobierno de De Gaulle serían menos favorables para España".

Investigación: Eduardo Martín de Pozuelo Edición: Iñaki Ellakuría Documentación: C. Salmurri, F. Martínez
Mañana: "La CIA quería que Nasser desapareciera"/ 29

LAS DOS ARGELIAS
El rencor de la OAS y la perseverancia del FNL
IÑAKI ELLAKURÍA - 06/08/2005

La llegada en 1958 de Charles De Gaulle a la presidencia de Francia - más tarde declararía: "Argelia decidirá su propio futuro"- significó el principio del fin de la colonia francesa y el momento en el que los pied noirs (franceses argelinos) empezaron a sentirse traicionados por su madre patria. Un sentimiento retratado a la perfección por André Téchine en su deliciosa película Juncos Salvajes. De ese rencor y sensación de abandono surgió en 1961 (tras el intento de golpe de estado de los generales Maurice Challe, André Zeller y Edmond Jouhaudla) la OAS.

Liderada por el general Raoul Salan, fue la principal organización de los colonos contrarios a abandonar Argelia y llevó a cabo una larga serie de sangrientos atentados.

Tras fracasar en su lucha, muchos de sus miembros, la mayoría reclutados en las ciudades de Oran y Argel, buscaron refugio en el sur de Francia (formando el embrión del futuro Frente Nacional de Le Pen) y algunos de ellos en España.

En el otro bando, el de los argelinos que reclamaban su independencia de París, estaba el Frente de Liberación Nacional, partido fundado en 1954 y que dirigió la insurrección árabe. Ese mismo año el FLN proclamó la revolución - "el triunfo de la revolución es el triunfo de religión"-y en 1958 creó el gobierno provisional. Con la soñada independencia, el FNL se constituyó como partido único del Estado hasta la escicisión que sufrió en los años noventa.