Objetivo: intimidar a España. EE. UU. determinó los puntos débiles de España para presionar al gobierno y para que así se plegase en apoyo a Israel
EDUARDO MARTÍN DE POZUELO - 08/08/2005 - La Vanguardia
EE. UU. PENSABA QUE podría presionar a España en el campo político, ya que "es en el que están más deseosos de la ayuda estadounidense"
Cuando los técnicos de la secretaría de Estado del gobierno de Richard Nixon elaboraron el informe, el escándalo del Watergate perseguía al presidente, que ya había alcanzado fama de jugar sucio. Al mismo tiempo, la incondicional colaboración diplomática española con la Administración norteamericana no parecía suficiente cuando se trataba de Israel. La guerra árabe-israelí del Yom Kippur acababa de enfrentar a Israel con Egipto y Siria. El ataque árabe por sorpresa se había producido el 6 de octubre de 1973. Luego, las dificultades egipcias hicieron que Moscú insinuara el envío de tropas en ayuda de Sadat. Kissinger viajó a Moscú. Finalmente, los contendientes aceptaron una resolución de la onU que pedía el inmediato alto el fuego. El 25 de octubre de 1973 dejaron de disparar.
Con ese ambiente como marco internacional, desde el punto de vista de la Casa Blanca, España no cooperaba en la medida pretendida pese a que los norteamericanos ocultaban a los españoles que usaban sus bases en territorio español para cuestiones que no formaban parte de los acuerdos bilaterales. La insuficiente colaboración española motivó que el 30 de octubre de 1973 el Departamento de Estado redactara un informe, obviamente secreto, en el que se evaluaban los puntos de presión que ejercer sobre España "para asegurar el aumento de la cooperación española en la crisis en Oriente Próximo".
Pese a que, a modo de premisa, EE. UU. consideraba que tenía "poca influencia con los españoles en los campos militar y económico", pues sería vulnerable "frente a posibles represalias españolas contra" su comercio y "a restricciones en la utilización de las bases, incluyendo una posible petición de que los tanques-cisterna estadounidenses de Torrejón dejen de reabastecer de combustible a los aviones en ruta hacia Israel", los especialistas estudiaron todas las marrullerías posibles dedicadas a España. En general, suponían y escribieron que "el campo político, en el que los españoles están más deseosos del apoyo de Estados Unidos, es, por tanto, donde se puede ejercitar la mayor influencia sobre ellos". No obstante, trabajaron sobre la elaboración de todo tipo de trampas.
Lo primero que pensaron fue en fastidiar favoreciendo al Reino Unido en la disputa de Gibraltar. "Podemos rechazar con más firmeza de lo que lo hemos hecho en el pasado la solicitud española de que hablemos con los británicos para apoyar la posición española. Podríamos decirles a los españoles que consideramos la posición británica razonable. Podríamos aumentar el número de visitas de barcos de la Armada de Estados Unidos a Gibraltar y elevar el nivel de protocolo", propusieron los analistas del asunto.
Claro que las medidas tenían sus pros y sus contras, que también destacaron. A favor: "Sería desagradable para los españoles". En contra: "Sería difícil ponerlo en marcha lo suficientemente rápido para que resultara útil en la crisis actual. Haría que la renegociación del acuerdo sobre las bases fuera más difícil y perjudicaría seriamente nuestro acceso continuado a la base de Rota. Sería un favor al Reino Unido que quizás en este momento no deseamos hacer".
Luego pensaron que se podía apoyar a los árabes en la Asamblea General de las Nacio-nes Unidas (AGNU) en el asunto del Sahara Occidental. "En pasadas votaciones de la AGNU nos hemos abstenido u opuesto a las iniciativas árabes elaboradas para avergonzar al Gobierno español sobre el asunto del colonialismo del Sahara. Podríamos favorecer futuras resoluciones árabes o indicar públicamente a los estados árabes involucrados que nos oponemos a una posesión continuada del Sahara por parte de España". A favor de esta medida pensaron: "Enfurecería a los españoles, que están paranoicos en lo referente a la posibilidad de que los árabes ocupen el Sahara, con el resultado de la pérdida de las inversiones españolas allí y de la amenaza potencial a las islas Canarias".
En contra de la idea valoraron: "El momento puede no ser el adecuado para un voto de la AGNU. Dañaría la base de la cooperación futura entre España y EE. UU. y pondría en peligro inmediatamente el acceso continuado de EE. UU. al uso y a las instalaciones militares de las bases españolas".
Otra posibilidad de presión pasó por anunciar que no favorecerían mayores vínculos de España con la OTAN. Pensaban que el gobierno español creía que la OTAN "no ha reconocido nunca la contribución que España hace con las bases a la defensa global de Occidente". "Hemos favorecido mayores vínculos de España que finalicen con su incorporación a la OTAN como reconocimiento de este esfuerzo español", sostenían. A favor: "Supondría un golpe al prestigio español y a las aspiraciones de lograr una mayor respetabilidad internacional". En contra: "Constituiría un movimiento contrario a un interés básico de EE. UU. que hemos estado definiendo de forma constante, como la pertenencia final de España a la OTAN, y el gobierno español podría salvar la cara indicando que nunca se ha indicado que España deseara ser miembro de la OTAN". Además, pensaban, la medida "tendría un impacto real muy pequeño sobre el gobierno, puesto que España ha reiterado constantemente su preferencia por mantener acuerdos bilaterales con EE. UU. en lugar de ser miembro de la OTAN".
Militarmente, hallaron más posibilidad de presión. Por ejemplo: el recorte generalizado del nivel de cooperación con fuerzas armadas del gobierno español. "La participación de EE. UU. en los ejercicios rutinarios conjuntos que deben celebrarse próximamente podría verse recortada o cancelada, como podrían serlo también el trabajo futuro o las visitas de alto nivel en ambas direcciones". A favor: "Sería un signo claro de nuestro descontento y la forma en la que se pueden desarrollar las cosas en asuntos de considerable interés para el gobierno español". En contra: "Podría afectar adversamente el punto de vista militar del gobierno español". Además, señalaron: "Puesto que los militares españoles creen que el acuerdo beneficia más a EE. UU. que a España, verían esto como una vía de acción con poca credibilidad".
Más posibilidades: "Recortar el nivel de las tropas norteamericanas en España". Afavor: "Sería una clara demostración del resentimiento de EE. UU., sensible con las presiones generales actuales del Congreso". En contra: "Indicaría una disminución en la necesidad de las bases. Se corre el riesgo de recibir menos en el momento de renovación del acuerdo sobre las bases y podría provocar que el gobierno español se volviera neutral o hacia el Tercer Mundo".
Las medidas económicas tampoco escaparon a la sagacidad de los definidores de presiones. "Podríamos entrar en reflexiones sobre la importación de zapatos, que es la exportación principal de España a EE. UU.". A favor: "Se podría defender como una medida necesaria para proteger la industria de EE. UU. y molestaría al gobierno español, debido a los efectos sociales en España". En contra: "Lo más probable es que conllevara represalias españolas contra bienes de Estasdos Unidos. Nosotros somos vulnerables, debido a nuestro gran superávit en la balanza comercial con España, que es de 480 millones de dólares en 1972 y de 538 millones de dólares en los primeros siete meses de 1973".
Investigación: Eduardo Martín de Pozuelo Edición: Iñaki Ellakuría Documentación: C. Salmurri, F. Martínez Mañana: Españoles en la guerra de Vietnam / 31
OPERACIONES SECRETAS España: una gran base para la OTAN LA VANGUARDIA - 08/08/2005
En todas las negociaciones de EE. UU. con España siempre estuvieron las bases militares de fondo. Y es que España era, estratégicamente hablando, insustituible para los norteamericanos. En un informe del Departamento de Estado de EE. UU., fechado el 17 de mayo de 1974, se recogen algunas de las operaciones, muchas desconocidas por el gobierno español, realizadas por el ejército norteamericano en España. "Sin buscar la aprobación - ni tan siquiera informar- al gobierno español, aumentamos el número de tanques-cisterna KC-135 de Torrejón y los utilizamos para reabastecimiento aéreo de los aviones involucrados en nuestras operaciones de Oriente Próximo. Se realizaron 31 salidas en apoyo del despliegue de los F-4. Se realizaron otras varias salidas adicionales en apoyo de otras actividades. Además, la base de logística y las instalaciones de comunicaciones ubicadas en España contribuyeron enormemente al éxito del reabastecimiento de Israel".
Tras la lectura de este informe se desprende que EE. UU. no encontró impedimento alguno para desarrollar sus actividades militares, y si lo encontró, no le hizo caso: "Los españoles eran plenamente conscientes de las operaciones de reabastecimiento de combustible de los tanques-cisterna de EE. UU. que salían de Torrejón y, casi con toda seguridad, siguieron a los tanques-cisterna por radar. No obstante, los españoles en ningún momento hicieron referencia a los vuelos, limitándose a poner en duda el número anormal de tanques-cisterna que había en Torrejón".
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