"Fraga durará muchos años más". En 1969, EE. UU. elaboró informes sobre el ministro de Información y Turismo al que creían inteligente y ambicioso
EDUARDO MARTÍN DE POZUELO - 19/08/2005
EN AUSENCIA DE Castiella, actúa siempre como ministro de Asuntos Exteriores y es un ministro poderoso de Franco"
En marzo de 1969 Manuel Fraga Iribarne era Ministro de Información y Turismo y Fernando María Castiella de Asuntos Exteriores. Así estaban repartidas sus carteras y, por supuesto, así desempeñaban sus funciones ministeriales, al menos desde el punto de vista oficial y español. Pero en Estados Unidos tenían una percepción algo distinta a la española del verdadero papel que jugaba Fraga en el gobierno de Franco. A Fraga le veían como una persona muy inteligente y presuntuosa, amiga de EE. UU., que trataba de mejorar la imagen del régimen franquista desde dentro y que en ausencia de Castiella ejercía invariablemente como ministro de Asuntos Exteriores. También presumían que tenía cuerda política para muchos años. Yno se equivocaban, Fraga ha sido el único político español que ha tenido cargos públicos relevantes en el franquismo, la transición y la democracia.
De los documentos desclasificados en EE. UU. se evidencia que es costumbre de todos los gobiernos del país más poderoso del mundo no dejar nada al azar cuando se trata de entrevistarse o conversar con cualquier personalidad que desde su punto de vista resulte relevante. Por esta razón, en los archivos norteamericanos se pueden encontrar perfiles personales, pretendidamente realistas desde el punto de vista de sus autores y por lo tanto políticamente incorrectos para los afectados, de los más destacados miembros de los gobiernos de Franco.
Por ejemplo, en un cruce de cartas entre Washington y la embajada de EE. UU. en Madrid de 11 y 24 de octubre de 1966 se pueden leer frases como que López Rodó "parece progresista pero es del Opus Dei" o que Fraga es liberal "pero ha cerrado docenas de publicaciones".
Pero el referido año 1969 Manuel Fraga, del que los norteamericanos ya tenían abundante información previa, se preparaba para otro viaje a EE. UU. en el que iba a inaugurar un pabellón español en Saint Louis (Missouri) y asistir a las 500 Millas Indianápolis como invitado especial (Grand Marshall)de la organización de la carrera. Con motivo del viaje del ministro español la legación estadounidense en Madrid, bajo el control del embajador Robert C. Hill, envió un telegrama a Washington en el que, entre otras cuestiones, queda claro que a Fraga lo tenían en gran consideración. "Creemos que Fraga debería tener el trato de cortesía que merece un ministro de un país con el que tenemos un acuerdo bilateral, teniendo en cuenta las siguientes consideraciones: invariablemente, Fraga actúa, en ausencia de Castiella, como ministro de Asuntos Exteriores de España y es un ministro poderoso del gobierno español que participa en todas las directrices de alta política, además de su área asignada".
Y para que en el Departamento de Estado hicieran más caso a las recomendaciones del telegrama, la embajada añadía una frase que ha resultado profética: "figura polémica, dentro y fuera de España, comparativamente joven, ambicioso y trabajador, tal vez continuará teniendo un gran papel en asuntos españoles durante muchos años más".
Por esa razón, por esa hipotética proyección de futuro del político español, los norteamericanos consideraban que merecía la pe-na mimar un poco a Fraga, pese a que en 1950 había escrito un libro que no les había gustado nada. Si fuera posible "sería bueno que se viera con el presidente en Washington", comentaban en el telegrama que desvelaba la verdadera actitud con la que el ministro de Franco abordaba el viaje: "Fraga dará prioridad a cualquier idea o propuesta de encuentro procedente de EE. UU. por encima de cualquier propuesta de su embajada".
Como decíamos al comienzo de este reportaje, la Administración norteamericana, sea del signo que sea, tiene por costumbre no dejar nada a la improvisación. Ese modo de interpretar la función de gobierno explica el informe confidencial de 23 de septiembre de 1964 (presidencia de Lyndon B. Johnson y embajador en España, Robert Forbes Woodward) en el que se prepara una conversación con Manuel Fraga que se llevaría a efecto en el Departamento de Estado a las tres de la tarde del 15 de octubre siguiente. Fraga era Ministro de Información y Turismo.
"Fraga llegará a Estados Unidos el 9 de octubre para una gira por el país de varias semanas. Ha estado ya en EE. UU. antes y oficialmente viene a inspeccionar sus oficinas de turismo, pero es evidente que aprovechará el viaje para observar la situación general en EE. UU. para su propio beneficio y para su gobierno", se dice de él en el documento "de uso limitado oficial".
Pero para que su interlocutor en Washington supiera a quién tendría delante, el autor del informe, el especialista en asuntos europeos, David H. Mckillop, subrayó - en 1964- que Fraga "es uno de los hombres más influyentes de España. Se considera que está encargado de mejorar la imagen pública del régimen y por esa razón es tan influyente. Llegó a su puesto en 1962 y se supone que (como así fue) eventualmente cambiará o llevará a cabo una nueva ley de prensa más libre, con una censura más suave". No obstante, según las previsiones del informante, "con la nueva ley de prensa, probablemente continuará la censura previa en algunos temas, tales como las referencias al jefe del Estado".
Como dato negativo recordaban que hacía 14 años había escrito un libro muy crítico con EE. UU., titulado Razas y Racismo en EE. UU.,razón por la que aconsejaban que sería conveniente preguntarle durante la entrevista cómo veía ahora la integración racial en el país. Sin embargo, también señalaban que pese a la crítica aludida "recientemente ha sido descrito por nuestra embajada en Madrid como un buen amigo de EE. UU. de la embajada y conocedor de nuestro país"
Como otros temas de conversación se sugerían también los "cambios futuros en el gobierno español", la "evaluación actual y futura de España" y la "orientación política de los jóvenes españoles". Igualmente alertaban de que Fraga tal vez hablaría del Sierra de Aranzazu (ver reportaje número 21), "caso del que en España se considera que se ha hablado poco en EE. UU.".
Pero, propuestas de conversación a parte, el informe archivado en Washington también contenía apuntes sobre la personalidad de Manuel Fraga. "Diplomático de carrera, de una reputación brillante, es ministro de Franco. Es uno de los más progresistas entre los intelectuales del régimen. Rápido en admitir defectos en el sistema, busca maneras de modernizarlo y mejorarlo. Se espera de él que modifique la ley de censura de prensa".
Luego, sigue una breve biografía convencional en la que señalan que "no ha servido en el extranjero pero ha ocupado varios puestos en el gobierno español", para dar paso a una descripción de su físico y una interpretación subjetiva de su personalidad. "Fraga es de media estatura, corpulento y se está quedando calvo. Dinámico, vigoroso, muy ambicioso y brillante, tiene reputación de trabajador incansable. Es de actitud seria y según una fuente, sus acciones y su manera de ser indican que es muy presuntuoso. Fraga es autor - escribieron- de muchísilibros mos artículos, y pequeñas obras. Habla francés, alemán y lee muy bien inglés, pero su inglés hablado tiene un acento muy fuerte".
Investigación: Eduardo Martín de Pozuelo Edición: Iñaki Ellakuría Documentación: C. Salmurri, F. Martínez Mañana: Los contactos secretos de Kennedy / 41
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