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OSS, a la caza del espía nazi. El contraespionaje de EE. UU., instalado en Madrid desde 1944, fichó en menos de dos años a 28.000 sospechosos
EDUARDO MARTÍN DE POZUELO - 22/07/2005 - La Vanguardia


LOS AGENTES se quejaban de falta de autonomía para "sacar personas clandestinamente" o robar documentos

Antes de finalizar 1945, un año y ocho meses después de empezar su labor en España, el contraespionaje norteamericano ya había fichado en Madrid, Barcelona y Bilbao a 28.000 "agentes enemigos y sospechosos". Pese a la labor de control, el responsable de este operativo secreto protestó a Washington por falta de libertad de acción para hacer trabajos sucios y de dinero para comprar confidentes en un país en al que consideraba hostil para su cometido.

"De todos los países del mundo, España es ahora, y lo continuará siendo mientras dure el actual Gobierno español, el menos cooperativo entre los antiguos países neutrales. Si bien esperamos recibir una creciente cooperación de la policía y de otros oficiales en Portugal, Suiza y Suecia, la situación local en España sólo podrá pasar de la situación actual de antagonismo abierto y operaciones directas contra nosotros a una de antagonismo clandestino y operaciones indirectas en contra nuestra. Como nuestros enemigos saben que esto es un hecho; es razonable asumir que concentran sus actividades en España, sabiendo que pueden esperar más protección y asistencia aquí que en ningún otro lugar del mundo. Intentar dirigir aquí una organización de contraespionaje basada principalmente en informadores voluntarios - que será el caso con el nuevo presupuesto- es extremadamente peligroso". Este razonamiento, que no deja de ser una queja por falta de dinero para comprar informadores en un país considerado hostil, fue formulado el 20 de agosto de 1945 por el res-ponsable en España de la sección X-2, la división de contrainteligencia de la OSS, el organismo de EE. UU. encargado de localizar a los agentes nazis dispersos tras la derrota alemana. El jefe de la unidad española de X-2 estaba harto de trabajar sin medios y así se lo hacía saber a Washington.

El asunto era de la máxima importancia para la OSS en Madrid como lo prueba el hecho de que el mensaje era top secret y urgent, al mismo tiempo que contenía la advertencia de que "esta carta no ha sido vista por la embajada". Más confidencial, imposible; un signo que delata el grado de preocupación del contraespionaje de EE.UU. en España en los albores de la posguerra.

Consta en los documentos desclasificados por EE. UU. que el primer oficial permanente de X-2 asignado a España llegó a Madrid el 28 de enero de 1944, fecha en la que el contraespionaje estadounidense comenzó a funcionar oficialmente como parte integral de la embajada. Este estatus era el deseo del embajador y tenía la aprobación de la OSS, ya que se consideró que tendría mejor cobertura y sería más eficiente debido a la estrecha relación existente entonces entre el trabajo diplomático y el de contraespionaje. "La desventaja de este estatus es el control completo de nuestras actividades por la embajada", circunstancia que no permitía a X-2 actuar ilegalmente, cosa que consideraban muy negativa para su trabajo y que explicaron así: "Bajo el control de la embajada, no podemos involucrarnos en ninguna operación que conlleve sacar a personas de forma clandestina, salvo que hayan sido previamente determinadas. Esto ha interferido definitivamente con la recogida de cierto tipo de información que sólo puede ser recogida mediante métodos operacionales. Nos referimos específicamente a la prohibición del registro de maletas, robo o extracción clandestina de registros de fuentes oficiales, y técnicas similares que son costumbre en la recogida de inteligencia de contraespionaje. No obstante, hemos logrado asegurar cierta cantidad de información de esta naturaleza con la asistencia de la sección S.I. (Strategic Intelligence Branch) de la OSS y de nuestros colegas británicos".

Sin embargo, años después de ponerse en funcionamiento y de montar oficinas en Madrid, Barcelona y Bilbao, X-2 había hecho su trabajo pese a sus limitaciones y la falta de fondos: "Nuestro sistema de clasificación de tarjetas de registro de agentes enemigos y sospechosos contiene aproximadamente

17.000 tarjetas en Madrid, 5.000 en Barcelona y 3.000 en Bilbao. Además de estos registros, tenemos archivos suplementarios de agentes enemigos y sospechosos en varios formatos, con un total de aproximadamente 3.000 nombres adicionales. Esto sin tener en cuenta los registros de la Lista Negra, ni de la Lista de Informadores, ni de otros registros similares de la embajada, que están disponibles pero que no son parte de nuestros archivos. La información contenida en nuestras tarjetas procede de varias fuentes, incluyendo nuestros propios agentes, informes recibidos de la embajada y de distintos consulados en España, de distintas organizaciones Aliadas de Inteligencia en España y de los servicios agregados americanos en España".

Pero el ingente control de pronazis realizado en España les parecía poco y los agentes de la OSS consideraban que se quedaban cortos. En la misma nota secreta del 20 de agosto, su autor se expresa con una claridad que no deja lugar a dudas ni de las dificultades de su trabajo, ni de la naturaleza de su actividad: "Dirigir a agentes clandestinos en España es más peligroso que tutelar a dichos agentes en la mayoría de los países del mundo. La razón de esta circunstancia es obvia para cualquiera que esté familiarizado con las actividades y propensiones del régimen de Franco. El espionaje no es una actividad que se tome a la ligera en España. Requiere un enorme sacrificio personal y aunque se lleve a cabo a pequeña escala por unos cuantos amateurs idealistas, por una razón u otra, la naturaleza de sus informes es del tipo rumores de los que se cogen en un cóctel y en otros asuntos sociales y que han sido la base de los informes del Departamento de Estado durante muchos años. Por ejemplo, un oficial de la policía española puede que me informe de manera informal de que su jefe es antiamericano, pero se requiere a un agente pagado para sacar los documentos incriminatorios del archivo, pasarlos rápidamente para que sean fotografiados y devolverlos a su sitio adecuado en dos horas. El valor de los dos tipos de evidencia es obvio y representa la diferencia entre lo que se paga y se puede solicitar de un agente pagado y lo que se acepta tomando una taza de té. Además, debe tenerse en cuenta que España es un país caro en el que operar y que, también, una vez que una persona deja de contar con el favor del régimen actual ya no tiene forma de ganarse la vida aquí o, lo que es lo mismo, de vivir".

Aunque para el jefe la estación X-2 en España casi dos años habían sido suficientes para instalarse aquí con eficacia, en su opinión era preciso relanzar el asunto. Sus palabras, leídas 60 años después, transmiten todavía su insatisfacción: "Creo que el trabajo que me enviaron a hacer en España está realizado; en concreto, instaurar una organización de contraespionaje, ser útiles para la embajada y otras agencias, y proporcionar informes de contraespionaje y fichas para Washington, para otras estaciones X-2 y para el S.I. en España. Es necesaria una nueva directiva coherente con facilidades: es decir, apoyo financiero y personal para poder llevar a cabo las directivas como es debido. Como le he informado por cable, la moral de nuestro personal americano en España es muy baja. Los puntos de vistas expresados en esta carta son, en general, los compartidos por el personal de aquí".

Investigación: Eduardo Martín de Pozuelo
Edición: Iñaki Ellakuría
Documentación: C. Salmurri, F. Martínez
Mañana: "Los espías del consulado" / 14