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"Venga a verme sin avisar al ministro". En agosto de 1969, Juan Carlos convocó al embajador de EE. UU. para explicar al detalle como se había producido la sucesión
EDUARDO MARTÍN DE POZUELO - 30/08/2005


DON JUAN CARLOS explicó al embajador Hill que parte del dolor que sentía su padre se debía a la pésima actuación de Areilza

He vuelto a quedar impresionado por el interés e inteligencia de Juan Carlos, así como por su plena conciencia sobre las limitaciones políticas que representa su actual situación. Muestra cierta candidez, pero lo atribuyo a su juventud y falta de experiencia política práctica. Juan Carlos puede sobrevivir o no a las tensiones de la España posfranquista, pero en cualquier caso estoy seguro de que intenta, por su propio esfuerzo y recursos, modernizar la política española y es de esperar que, en su momento, gobernar España".

Esta es la conclusión a la que llegó Robert C. Hill, embajador de EE. UU. en Madrid de la era Nixon que en agosto de 1969 fue citado por el príncipe Juan Carlos, quien sin perder tiempo, en 45 minutos, explicó al representante norteamericano sus planes de futuro una vez nombrado sucesor. Hill escribió a Washington inmediatamente tal como, es de suponer, deseaba don Juan Carlos que sucediera.

"A invitación suya, he visitado hoy al Príncipe Juan Carlos en el Palacio de la Zarzuela", comienza el informe de Hill en el que dice haber encontrado al Príncipe "sincero, deseoso de hablar acerca de cuestiones relacionadas con su nombramiento como Príncipe de España, y de los planes para el futuro inmediato". Hill mostró a don Juan Carlos un modelo del Apolo XI Eagle y y otro de un F-100 de parte del presidente Nixon y el Príncipe le dijo que se dirigiría por carta directamente al presidente.

Tras las salutaciones de rigor entraron inmediatamente en materia. Don Juan Carlos relató que muchos monárquicos le habían dicho que don Juan era su elección de preferencia, a lo que don Juan Carlos respondió: "Era también la mía".

El Príncipe relató entonces la cronología que Hill recogió con precisión con estas palabras: don Juan Carlos "había solicitado ser recibido por Franco en audiencia en abril pero aún no había sido recibido cuando fue a ver a sus padres a Estoril en junio. En Estoril le dijo a su padre que Madrid hervía de rumores de que Franco proyectaba nombrarle a él, Juan Carlos, heredero al trono; rumores reforzados por ciertos ministros del gobierno que preguntan al Príncipe por sus planes para el verano. El Príncipe manifestó a su padre que ambos, en su opinión, sabrían de las intenciones de Franco más o menos al mismo tiempo".

Sobre este punto don Juan Carlos aclaró a Hill que pensaba que Franco no le hubiera puesto en un brete informándole antes a él y obligándole así, en cierto modo, a mantener un secreto frente a su padre. Luego el Príncipe explicó que cuando su madre visitó Madrid a finales de junio aún no tenía ninguna indicación sobre el asunto y elogió doña María de las Mercedes y habló de su influencia en las relaciones con su padre.

El 14 de julio, según don Juan Carlos en versión recogida por Hill, don Juan le telefoneó. El Príncipe informó a su padre que aún no había tenido noticias de Franco pero que los rumores aumentaban. La mañana del 15 de julio El Pardo llamó a don Juan Carlos para una audiencia aquella misma tarde. En la audiencia Franco le comunicó que le nombraría Príncipe de España y sucesor el 22 de julio. El 16 de Julio la carta de Franco infor-mándole de la decisión fue entregada a don Juan.

Don Juan Carlos explicó a Hill que su padre se encontraba muy dolido, pero como persona pragmática aceptaría la situación a su debido tiempo. El Príncipe de España achacó parte del problema de su padre a la omisión del conde de Motrico en mantener a don Juan al día sobre los rumores y acontecimientos en Madrid. También le explicó que don Juan creía que su hijo sabía de las intenciones de Franco desde el principio y en todo momento, extremo que don Juan Carlos negó.

"Es evidente - escribió Hill- que a Juan Carlos le desagrada Motrico y cree que aconsejó mal a su padre. El Príncipe contó sobre Motrico que dejó la embajada española en París hace cinco años explicando a todo el mundo que le habían prometido un alto cargo gubernamental (quizá el de presidente) en los años 60. Sólo cuando el nombramiento no se produjo, Motrico, amargado con el régimen, contactó con don Juan en Estoril ofreciéndose a trabajar para él. El Príncipe no disimula sus sentimientos en el sentido de que don Juan hubiera estado mejor aconsejado de haber rechazado el ofrecimiento de Motrico (José María de Areilza)".

El Príncipe le dijo a Hill que sentía que debía mirar hacia el futuro y no al pasado, que sabía que "la monarquía no es popular,y de que le corresponde la tarea de edificar una monarquía moderna y que efectivamente funcione, con el apoyo popular". "Yo me adherí enérgicamente a la necesidad del apoyo popular desde mi propia experiencia en política en EE. UU. y añadí respetuosamente que pensaba que Juan Carlos debería dedicarse intensamente a granjearse la simpatía y apoyo de la juventud española y la clase trabajadora", escribió Hill. Don Juan Carlos preparó de hecho su discurso ante las Cortes - el primer discurso en un foro importante - mirando al futuro, no al pasado y consideró la ovación a la Princesa Sofía al abandonar el edificio de las Cortes como una indicación del apoyo hacia él, más ilustrativa que la ovación registrada inmediatamente después de su discurso cuando compartió el estrado con Franco.

El Príncipe consideraba con franqueza que la imagen de España en el extranjero se había centrado demasiado tiempo en la persona del Generalísimo y anunció que él y la princesa tenían previsto visitar las principales capitales del mundo para proyectar la imagen de la nueva España. En cuanto a sus planes inmediatos "consisten en viajar a La Coruña, donde Franco pasa sus vacaciones, la semana próxima para quedarse allí hasta el 9 de agosto". Don Juan Carlos le reveló al embajador que no sabía lo que haría en La Coruña y que aún no le habían pedido que se sentara en el Consejo de Ministros.

En cuanto a la relación con EE. UU. don Juan Carlos se mostró ilusionado y una vez más jugó por libre. "Me dijo que le llamara cuando quisiera para tratar de cuestiones importantes, sin pedir permiso a Asuntos Exteriores. Si pregunta (me dijo) se limitarán a decirle que no saben nada al respecto y si lo desaprueban me dirán (a mí) simplemente que no debata tales temas con usted en la próxima ocasión". Y, el Príncipe pidió a Hill ser incluido en cualquier reunión informativa dada por miembros de la Administración sobre el próximo viaje de Nixon.

Investigación: Eduardo Martín de Pozuelo
Edición: Iñaki Ellakuría
Documentación: C. Salmurri, F. Martínez
Mañana: Franquismo sin Franco: inviable / 52

PREPARANDO LA SUCESIÓN
Los consejos estadounidenses al futuro Rey
IÑAKI ELLAKURÍA - 30/08/2005

La embajada de EE. UU. en Madrid envió a la Secretaría de Estado norteamericano en agosto de 1969 un informe secreto con información sobre las conversaciones entre el embajador norteamericano en Madrid, Robert C. Hill, y el príncipe Juan Carlos. La Casa Blanca quería saber qué España se iba a encontrar tras la muerte del dictador.

Hill aconsejó al futuro Rey sobre cómo debía actuar de cara a suceder en la jefatura de Estado al generalísimo.Así lo explicó en el informe: "Añadí respetuosamente que pensaba que el príncipe Juan Carlos debería dedicarse intensamente a granjearse la simpatía y apoyo de la juventud española y la clase trabajadora".

De sus palabras se desprende que a la Casa Blanca le interesaba cuidar a don Juan Carlos e informarle de las futuras actuaciones respecto a España de Washington: "Debatí mis planes para los próximos dos meses con el Príncipe -escribió Hill-y mencioné que estaría en Washington para discusiones a nivel político acerca de las bases conjuntas hispanonorteamericanas a principios de septiembre".

Otra vez surgió el tema de los pactos militares. Hill explicó como había hablado con el Príncipe sobre el tema, "al que le dije que se trata de un período especialmente delicado en lo concerniente a las bases y que confiaba en que cualquier declaración de altos funcionarios sobre el tema tendría en cuenta esta consideración. El Príncipe entendió la cuestión y se mostró de acuerdo con este punto de vista".