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BERGA, EL FASCISMO
Emilio Sales Almazán - 30/05/2005


Me viene a la memoria el poema de Bertold Brecht, aquel que decía (versión libre) “vinieron a por ellos, pero como yo no soy comunista no hice nada, luego vinieron a por otros, pero como yo no soy gitano, tampoco hice nada, después vinieron a por otros, pero yo no soy negro, ni homosexual, y por lo tanto tampoco hice nada, al final vinieron a por mí, y me encontraba solo".

Algo parecido sucede en esta sociedad donde miramos hacia otro lado para no molestarnos. A nosotros no nos va a pasar, siempre pasa a los demás. Nunca pasa nada, hasta que pasa.

Las agresiones fascistas están aumentando de manera considerable en nuestro país. No solamente en grandes ciudades, cosa harto frecuente, sino en núcleos de población más pequeños.

Las autoridades, la ciudadanía en general, escucha los mensajes lanzados desde ciertos medios sobre peleas entre bandas, hablan de enfrentamientos entre grupos extremistas o radicales, pero mienten y he aquí el resultado. Hasta que nos toca de cerca.

Los llamados grupos organizados de extrema izquierda solo existen en las mentes adecuadas para subvencionar a los elementos fascistas y así justificar los comportamientos abyectos de estos retoños del fascismo. Es curioso, cuando cuesta organizar la izquierda, nos vienen con la facilidad de organizar la ultra izquierda. Pero los grupos de extremaderecha existen y están amparados y subvencionados por elementos que, eso sí, no dan la cara.

En Berga, durante las fiestas, han aprovechado el hecho de un intento de boicotear un concierto de grupos de variada tendencias, de chavales que tenían su zona reivindicativa pacífica, para entrar a saco y asesinar aun joven de la localidad. Me dirán que había delincuentes comunes, ellos lo son poco comunes, pero entre otras esa es su táctica.

En Guadalajara hace poco asestaron una puñalada a un joven, en Talavera actúan a discreción ante la pasividad de la población que, tranquilamente piensa que con ellos no va el asunto, sin darse cuenta que alguno de sus hijos puede caer ante un ataque de estos “defensores de la patria".

Sigamos así, tranquilos porque cuando vienen nosotros no somos de esa “chusma". Démosles alas y que vean que actúan con total impunidad, la paciencia tiene un límite. Desde la responsabilidad que algunos tenemos intentamos ver a nuestros jóvenes que la justicia debe actuar, que no se exalten, que confíen en la democracia, que no actúen de manera “irreflexiva". Que no cunda la idea de la autodefensa, pero es muy problemático el ver que te pegan y debes poner la otra mejilla.

Esperemos no llegar tarde.

Mi más sentida condolencia a la familia y amigos de Josep María Isanta.

Talavera 30 de mayo de 2005