D. Antonio Machado, aniversario de un hombre bueno
Emilio Sales Almazán - Talavera de la R. 25 de julio de 2005
Repasaba algunos escritos sobre la literatura
de principios del siglo pasado, cuando advierto que el día 26 de julio
se cumple el 130 aniversario de uno de los máximos exponentes de la
historia de las letras española. Es, sin lugar a dudas, una de las
personas a las que se debe el respeto del tratamiento de Don, y el calificativo
de hombre bueno.
Antes de repasar su historia me gustaría significar el hecho de mi ignorancia
sobre su vida y obra en los tiempos de estudiante. Allá por los años
60 una gran cantidad de excelsos escritores de nuestro país estaban
proscritos, estaban borrados de la enseñanza a los futuros ciudadanos
de aquel país gris, monótono y monocorde. Junto a él,
escritores de la talla de García Lorca, Alberti, Hernández y
otros, no existían, ni existirían ya que el régimen se
debería creer perpetuo. Debo añadir que uno de los hechos más
significativos en la vida de muchos, y desde luego en la mía ha sido
crucial, las ediciones de los discos de uno de los más grandes cantautores
y poetas, Joan Manuel Serrat.
Don Antonio Machado nació el 26 de julio de 1875 en Sevilla, aunque
a la temprana edad de 8 años se trasladó con su familia a la
capital de España. Estudia en la Institución Libre de Enseñanza
y parte en 1899 hacia París con su hermano Manuel para trabajar en la
editorial Garnier. En su estancia en la capital gala contacta con los poetas
simbolistas franceses. Conoce a Oscar Wilde, Pío Baroja y Rubén
Darío.
Sus primeras obras salen a la luz en 1903, “Soledades”, y en 1907, “Soledades,
Galerías y otros poemas”. Ejerce le enseñanza en los Institutos
de Soria, Baeza y Segovia, desde donde se traslada en 1931, recién proclamada
la IIª República, a Madrid. Allí, en la ciudad del Eresma,
había izado la bandera tricolor, a la cual se mantuvo siempre fiel.
Su vida estuvo marcada por la temprana muerte de su esposa, lo que motivó su
traslado de Soria a Baeza donde permaneció hasta 1917. En esta localidad
estudió Griego, se Licenció en Filosofía y Letras, y escribió su
obra inmortal Campos de Castilla.
No quiero hacer una larga exposición de toda su obra literaria, los
aforismos de Abel Martín y Juan de Mairena, obras como Juan de Mairena
o Lola se va a los Puertos, etc.
Su exilio a Francia, cansado y roto por ver lo que de España estaba
haciendo la intolerancia y la reacción, para escribir un año
antes de su muerte, la obra La guerra.
1939, muere en Coulliure, “Soplaban vientos del Sur y el hombre emprendió viaje.
Su orgullo, un poco de fe y un regusto amargo fue su equipaje. Miró hacia
atrás no vio más que cadáveres sobre unos campos sin color.
Su jardín sin una flor y sus bosques sin un roble. Y viejo y cansado
a orillas del mar bebiose sorbo a sorbo su pasado. Profeta ni mártir
quiso Antonio ser. Y un poco de todo lo fue sin querer. Una gruesa losa gris
vela el sueño del hermano. La hierba crece a sus pies y le da sombra
un ciprés en verano. El jarrón que alguien llenó de flores
artificiales, unos versos y un clavel y unas ramas de laurel son las prendas
personales, del viejo y cansado que, a orillas del mar bebiéndose sorbo
a sorbo su pasado. Profeta ni mártir quiso Antonio ser. Y un poco de
todo lo fue sin querer”. Joan Manuel Serrat.
En estos momentos donde se sigue, se quiere seguir, manipulando el pasado reciente,
con la misma cantinela de dos bandos irreconciliables, el igualar la legalidad
con el golpe fascista y, como mucho, hacer una asepsia de aquellos que sufrieron
el golpe mortal del fascismo, me gustaría recordar una parte de Machado.
El Machado militante contra la opresión y a favor de la democracia,
la legalidad y la República. Sería bueno recordar aquellas palabras
de D. Antonio: “La patria es en España un sentimiento simplemente
popular, que se enorgullecen de poseer los señoritos. En los momentos
más graves, los señoritos invocan a la patria y la venden, el
pueblo la compra con su sangre, pero si decir nada”. Ya que a él
y a otros muchos me los hurtaron de conocer cuando era un estudiante, me he
propuesto beberme hasta saciarme de todo aquello que me ocultaron. Malditos
sean.
Glosaba en una de sus obras más comprometidas con la situación
política, y a la que he aludido antes, La Guerra, uno de los grandes
hitos de la lucha por la libertad del pueblo español. Se trata de la
parte referida al Quinto Regimiento. Entresacando de sus páginas, transcribo
unas líneas.
"Es frecuente pensar que los ingentes de la Historia, para aparecérsenos
como tales, han necesitado el transcurso de muchos años y que, sin la
perspectiva del tiempo, nos sería difícil verlos. Esto es cierto –en
parte- porque toda visión requiere distancia. Pero no podemos aceptarlo
como verdad absoluta, sin exponernos al peligro de dejar pasar estos hechos
sin reparar en ellos, incapacitándonos para verlos más tarde
con lejanía. Muchos pretenden cegar para no ver el incendio, y piensan
que podrán más tarde describirnos sus vivas llamas merced al
análisis de las cenizas. No. Nuestro deber de hoy es ver lo actual como
podamos, y pintarlo como lo vemos, sin que nos apesadumbre el pensar que otros
pudieran verlo mañana mejor que nosotros. No olvidemos tampoco que los
ojos futuros cegarían para estos hechos, si nuestros ojos se hubieran
empeñado hoy en no verlos. Otrosí: En la boca del león
muerto hacen panales las abejas; mas la fuerza del león no hemos de
juzgar por esos panales. <<El Quinto Regimiento>>Mucho mejor todavía
que me sonaban, siendo niño y estudiante, las palabras <<tercio
viejo de Flandes>>, o las evocadoras de hechos de la antigüedad
clásica, como <<falange macedónica>>, suenan hoy
a mis oídos de viejo estas dos voces: <<quinto regimiento>>,
de suyo tan inocuas, pero, por obra de la historia que estamos viviendo, tan
cargadas de significación que, sin ellas, no podríamos señalar
nada profundo y verdadero en la guerra de España, la guerra actual que
a todos apasiona…
El Quinto Regimiento surge a iniciativa del Partido Comunista español,
pero el Partido Comunista español (os habla un hombre que no está afiliado
a él y que dista mucho en teoría del puro marxismo) es una creación
españolisisma, un crisol de las virtudes populares, entre las cuales
figura nuestro don de universalidad y nuestra capacidad de amor más
allá de nuestras fronteras. Nada tan español, nada tan popular –reparadlo
bien- , nada tan sinceramente nuestro como esa honda simpatía, como
ese amor fraterno que siente hoy España, la España auténtica,
por el pueblo ruso y por los hombres de otros pueblos, que han venido a verter
u sangre por una causa humana, generosa y desinteresadamente, al lado nuestro.
Los que se dicen defensores de la cultura, y bombardean el Museo del Prado,
la pila bautismal de Cervantes y el sepulcro de Cisneros, los hoy llamados
fascistas –yo creo que el mote les viene todavía ancho-, los que
han abierto las puertas de su patria a las codicias totalitarias, son, en cambio,
los mismos que trabajaron siempre por aislarnos del mundo. Ellos son los descendientes
de aquellos mayorazgos en corte, que gastaban sus fortunas en adular a la realeza,
mientras los pobres segundones descubrían y conquistaban América;
ellos –todo hay que decirlo- son los que más de una vez hicieron
fecunda a la pobreza española. Merced a ellos, hombres como Cervantes
tuvieron que buscar el pan fuera de su patria. Y conste que por ellos ni se
hablaría español más allá del Atlántico,
ni se habría escrito el Quijote…”
Hace 130 años nació aquel hombre que amó y sintió la
libertad como la sentía el pueblo llano. El escritor que en 1936 se
traslada a Valencia con su madre y se adhiere a la Alianza de Escritores Antifascistas
y colabora y participa en el II Congreso Internacional de Escritores. Aquél
que muere el 22 de febrero de 1939, en la lejanía de su país
que se consume ante el avance fascista. Enterrado en el cementerio de esa localidad
francesa, en un entierro cuyo féretro estaba cubierto por la bandera
de España, la tricolor, y cuyo ataúd fue transportado por milicianos.
En el bolsillo de su abrigo, después de su fallecimiento, se encontró el
que debió ser su último verso: “Estos días azules
y este sol de la infancia”.
Hoy, 130 años después de su nacimiento y cerca de 70 años
desde que el terrorismo fascista dinamitó la esperanza, escribo estas
líneas en homenaje a un hombre bueno.
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