La última carta
Emilio Sales - 29/12/2005
El pasado día 24 de diciembre se emitió por la 2 de televisión española un documental producido por el centro territorial de Castilla la Mancha. El tema era muy sugerente y, a pesar de lo extraño por el día de emisión (los preparativos pantagruélicos de la nochebuena y la hora de la caída de la tarde) que hacían presagiar una baja audiencia, creo que tuvo la virtud de dar un respiro ante tanta programación ociosa. “La última carta" nos cuenta una de las múltiples historias ocultas de de la Guerra Civil, de aquellos hombres y mujeres que lucharon por defender la legalidad de la República y perdieron parte de sus vidas en ese heroico intento. La noticia de la existencia de esa carta llegó a través del diario El País de 8 de abril de este año en curso. Los sucesos que relata el periódico, y que el documental recrea, se remontan al 10 de junio de 1937. Por entonces Anastasio Maqueda, natural de la localidad toledana de El Real de San Vicente, hermoso pueblo enclavado en la Sierra del mismo nombre, había sido movilizado por el ejercito franquista junto a su amigo, Martín Llorente, para combatir contra el ejercito republicano, ellos que tenían clara su ideología política y su adhesión a ala legalidad republicana, tenían que luchar contra los suyos. Se incorporan al 10º Regimiento de Artillería Ligera de la 55ª División con base en Villamayor, provincia de Zaragoza. Desde que llegan empiezan a “maquinar" como pasarse al lugar en el que entienden deben de estar. Cuatro días después de escribir la carta emprenden la marcha entre los trigales que les ocultan de la vigilancia para llegar a las trincheras republicanas, la caballería franquista les persigue, pero logran su objetivo. La carta llevaba un mensaje “oculto", ya pone en antecedentes a su esposa: “…cuando le escribas a Ignacio me escribes a mí…" Estaba seguro que Amadora, su mujer, entendería la repetición del texto que estaba repetido en dos párrafos. Esa carta tardó 67 años en llegar a poder de Amadora Morales ya que nunca llegó al correo, el mando franquista la interceptó para averiguar los motivos de la fuga de los dos soldados y posteriormente fue enviada al Archivo Militar de Ávila. Mientras la misiva quedaba en una estantería, Anselmo recorrió el frente de Madrid, luchó en una unidad de Artillería defendiendo la capital del acoso franquista y, cuando la guerra acabó, intentó junto a su amigo regresar a su pueblo, pero fueron detenidos y condenados a muerte por haber desertado. Se les conmutó por penas de cárcel y, como dice Amadora, penó <<cinco años, cinco meses y cinco días>>. Su “techo" pasó a ser la cárcel llamada de La Seda en Talavera, a veinticinco kilómetros de su localidad de origen. Hoy en día ese lugar, que fue prisión y lugar de torturas y asesinatos, es un Instituto de Enseñanza, el “Ribera del Tajo", realmente una función más provechosa para la sociedad. Aquel lugar que originariamente fue la Real Fábrica de Sedas y cuyos terrenos son ahora lugar de estudio y patios de juego. En ese lugar realizo mi labor diaria como ordenanza. Muchas veces me he quedado contemplando sus moreras, su contorno, e imagino como debió ser ese lugar de tortura y sufrimiento. El periodista y escritor Pedro Corral encontró la misiva en el archivo y la hizo llegar a Amadora, pero cuando ella leyó “Mi querida esposa, me alegraré de que a la llegada de esta cariñosa te encuentres bien...", Anastasio había fallecido hace algunas fechas. Una carta de la que nunca habló a su familia. En el documental se hace recreación de todo ello, habla Amadora de aquellos trágicos días. También se recoge el testimonio de otro superviviente que pasó por la cárcel de La Seda. Se llama, se llamaba, José Higueruela Cívica. Y digo que se llamaba porque la emisión de este espacio le ha llegado tarde, falleció a principios del mes de diciembre. José Higueruela, conocido como Pepe el de la Madrileña, era muy popular en esta ciudad. Regentaba un kiosco enfrente del Palenque y del Bar de “La Madrileña", regentado por su hijo. Militante de izquierdas, hijo de Luis Higueruela del Pino, asesinado en Talavera en 1939 y que era el Presidente de la Casa del Pueblo de la ciudad de la cerámica, hermano de Enrique y Eugenio, asesinados en 1940 y 1941, respectivamente. En las imágenes vemos a José saludando puño en alto delante de las lápidas de la fosa del cementerio talaverano donde están reflejados los nombres de sus seres queridos. Es la última imagen que guardo de Pepe, me parece edificante, quiero recordarlo así. Murió sin que muchos compañeros, camaradas, nos enteráramos de la noticia. Por cierto, el Ayuntamiento de Talavera acogió la presentación del documental que TVE ha realizado. Asistieron la protagonista y su familia. También el mandatario talaverano, el Alcalde Sr. Rivas, que acompañó a los responsables televisivos. Espero que D. Francisco Rivas Cid haya visto la ocasión para tomar conciencia de la memoria de nuestro pueblo y, de esta manera, efectué gestos para actuar en esta materia, y no solo para darse un baño “republicano". Las fotos son necesarias, pero las obras, más. Habría que recordarle una frase que dijo: “Se dice que nadie muere del todo mientras la memoria no olvida", las palabras no debe llevárselas el viento.
Talavera 29 de diciembre de 2005 Emilio Sales Almazán Responsable del Foro por la Memoria en Castilla la Mancha
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