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Girona. Tres valencianos murieron en el mayor fusilamiento de la postguerra
Levante - 28/07/2005


La asociación de represaliados del franquismo busca a sus familiares o documentos

El general Franco decretó el final de la Guerra Civil el 1 de abril de 1939. Para decenas de familias era el inicio de años de ignominia y represión. En Girona, la muerte se convirtió en un acontecimiento diario todavía durante varios años más. Las tapias del cementerio eran el destino final de centenares de prisioneros.

Jesús Badenes, Girona.

Hoy, 28 de julio, se cumplen 66 años de la barbarie más grande de la posguerra en Girona: 69 republicanos fueron ejecutados en el cementerio. Por primera vez, el ejército involucionista utilizaba las ametralladoras para hacer cumplir las injustas penas capitales.

Albañiles, labradores, barberos, carpinteros, panaderos, carniceros de entre 21 y 74 años que compartían una idea común: defender la legalidad republicana. La Asociación de Familiares de Represaliados por el Franquismo ha recogido los datos de cada fusilado «porque no podemos olvidar las últimas horas de estas personas, su trágico final». Según han podido constatar, las cárceles «ya estaban llenas y se hizo una ejecución masiva». La entidad ha documentado, a través del libro de fallecimientos del Archivo Diocesano de Girona y con consultas de consejos de guerra, la mayor parte de las muertes. Por ahora, ya se ha podido comprobar que se fusiló dos alcaldes republicanos de Sant Feliu de Pallerorls: Tomàs Pena y Josep Calm.

Durante la jornada trágica se ametrallaron a 3 personas de origen valenciano. La asociación busca familiares o documentos de Josep Valera Peral, quien se cree que nació en Dos Aguas (La Foia de Bunyol) aunque residía en Rosas. En Girona no han encontrado ningún documento que lo identifique y piensan viajar a Valencia para buscar información. También había tres más procedentes de Andalucía, además de gente de Barcelona y decenas de gerundenses.

Josep Portas Barreras, residente en Blanes, fue miembro de la UGT y fue enjuiciado el 11 de mayo de 1939, después de un mes de cárcel. Su delito fue «ser un gran propagandista» de izquierdas. Figura como originario de Tavernes, mientras que el consejo de guerra lo considera de Blanes.

Las últimas letras

Los fusilados dejaron recuerdo de sus últimas vivencias. Jaume Relat Llopart era un labrador de Fogars de Tordera-ahora Fogars de la Selva- de dónde llegó a ser alcalde durante la guerra. En la última carta a su mujer explica cuáles son los motivos que lo traerán ante los ejecutores: «No ha sido más que por un ideal, había ejercido cargos del gobierno legítimo de la República como buen español y honrado y por esto moriré, convencido de que se ha hecho un crimen».

La entidad considera grave el caso de los hermanos Josep y Melcior Serra y Sala, dos labradores de Vilafreser. El mayor de los dos, Josep Serra ejerció de alcalde por ERC de Vilademuls del 16 de febrero de 1934 hasta el levantamiento fue secretario del comité durante la guerra hasta su disolución y la formación de un nuevo ayuntamiento. En su declaración niega que hubiera ningún acto violento al municipio. La población no llegaba al centenar de habitantes en aquel momento, pero se destruyeron las imágenes de la iglesia. La imputación del hermano mayor, provocó la detención de Melcior Serra Sala.

En una carta a su familia explica que habían pedido clemencia a través de un familiar, el Padre Joaquim, de quien no consiguen la intermediación. El mayor de los Serra asegura que para conseguir el objetivo de matarlos «hacen constar barbaridades muy grandes». Los dos hermanos fueron fusilados el 28 de julio de 1939: Melcior dejó viuda y un hijo, mientras que Josep dejó 7 hijos.

Entre las muertes en aquella masacre también figuran cinco carabineros y personal al servicio de la República. Isidro Rodríguez, prestó servicio a la delegación de Hacienda. Se le acusó de haber fusilado varios militares que se levantaron en armas . En su declaración ante el consejo de guerra asegura que en el fusilamiento de militares participó «por sorteo y llegó a ofrecer una cantidad de dinero por el relevo porque tenía motivos de agradecimiento al capitán Porras», uno de los militares. Fue asesinado con otras 68 personas en un solo día contra los muros de la calle del Carme.