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Segovia. Tiempos de guerra. La población segoviana vivió amedrentada el desarrollo de una batalla que dejó su huella en La Granja y Revenga
El Norte de Castilla - 29/05/2005

http://servicios.nortecastilla.es/pg050529/prensa/noticias/Segovia/200505/29/VAL-SEG-099.html


LOS republicanos estuvieron a las puertas de Segovia, aunque no llegaron a tomarla. La población sabía que la guerra le pisaba los talones, que las posiciones avanzadas del frente estaban a tan solo diez kilómetros, pero no tenía información para discernir lo que verdaderamente ocurría. El periódico local informaba más de las recepciones que el alcalde Reguera tributaba al general Varela que de las evoluciones de los combates que se libraban en las laderas de la montaña.

Lo cierto es que durante aquellos días los segovianos vivieron amedrentados. Salvo en la acción represora que los franquistas ejercieron entre la población civil más significada con la izquierda, la guerra todavía no se había notado en toda su crudeza en una ciudad de la retaguardia que vivía relativamente tranquila. En agosto de 1936 el famoso 'pájaro negro' había lanzado varias bombas en el área urbana, ataque con víctimas civiles al que los falangistas respondieron con ejecuciones de presos 'rojos' en el cementerio y en el puente Oñez.

La lucha

Pero el 30 de mayo de 1937 el ruido ensordecedor de las bombas que caían sobre Cabeza Grande y los cerros de Valsaín llegaba con nitidez y desde el mirador del Postigo podían seguirse en vivo las evoluciones de la contienda. En La Granja los efectos de la misma fueron mayores. Hubo enfrentamientos armados en las calles y los morteros alcanzaron algunos edificios. Cuando la población supo que la ofensiva había fracasado, respiró tranquila. Posiblemente, Franco hubiera reaccionado con dureza a una hipotética ocupación de la ciudad por parte de los brigadistas republicanos, según el historiador Carlos de Miguel. Lo ocurrido en Gernika estaba muy reciente.

Los habitantes de Revenga lo pasaron peor. Las operaciones militares sonaban cerca y la artillería dejaba su huella en las calles del pueblo un día sí y otro también. «Muchos vecinos recogimos las cosas más necesarias y abandonamos el pueblo campo a través, hacia Hontoria y Segovia, allí donde tuviéramos familia», comenta un testigo.

El general Varela salió de la lucha como un héroe. En su recuerdo permanecen las primeras viviendas sociales que se construyeron en Segovia para las viudas de los caídos, la llamada Colonia Varela. El militar, ministro del Ejército en los gobiernos fascistas de los años cuarenta, entregó en mano las llaves de las casas a sus propietarios.