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Pedro L. Alonso: «A setenta años de la guerra, todavía existe un clima de miedo». El historiador habló en Laviana de las fosas comunes de los valles mineros
La Nueva España - 15/07/2005

http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pIdNoticia=309820&pIdSeccion=39&pNumEjemplar=970


Asistentes al curso de Extensión Universitaria que se celebra en Laviana.


Pola de Laviana,

Cecilia VEGA HEVIA
Un convenio entre el Principado y la Universidad de Oviedo ha hecho posible que, desde hace dos años, se esté realizando en el territorio asturiano un ambicioso proyecto de investigación centrado en la identificación de fosas comunes y otros lugares de enterramiento de desaparecidos durante la guerra civil, así como en la cuantificación de estas víctimas. «Queremos hacer un recuento de la represión en todas sus vertientes», explicó Carmen García García, directora del citado proyecto, en el curso de Extensión Universitaria que se está celebrando esta semana en Laviana.
Carmen García, junto a tres becarios implicados en el proyecto, Pedro Luis Alonso García, Gustavo Álvarez Rico e Irene Díaz Martínez, repasó en la mañana de ayer las líneas maestras de un «proyecto sólido» y que requiere «una dedicación completa y exclusiva», pero que choca con multitud de dificultades «burocráticas y presupuestarias», tal y como se reivindicó durante la exposición. «Los becarios recorren todo el territorio asturiano localizando fosas y recuperando datos a través de todas las fuentes posibles como archivos, prensa, testimonios... y todo ello con becas escuálidas», señaló la directora del proyecto, quien también denuncia «la desidia y la falta de interés» de la Administración.

Los avances dados hasta el momento auguran un «resultado exitoso» al proyecto, siempre y cuando «los interlocutores tengan a bien completar la investigación», indica Carmen García en relación a las conversaciones enfocadas a renovar el convenio durante un año más. La prolongación del tiempo de investigación permitiría continuar con su estudio «cuantitativo y cualitativo» que, en palabras de Carmen García, servirá como «punto de partida para posteriores investigaciones de mayor riqueza y con más valor historiográfico».
Pedro Luis Alonso, becario encargado de los valles del Caudal y del Nalón, reafirma la valía del análisis cualitativo. «Cuantificamos, pero no entramos en batallas de cifras», señala. «Dar una cifra exacta es absurdo a nivel de España, de Asturias y de cualquier concejo por pequeño que sea».
Esta afirmación, en la que también coinciden Gustavo Álvarez e Irene Díaz, que se ocupan del occidente y del oriente asturianos, respectivamente, se basa «en la laboriosidad de un trabajo duro y lento» que no sólo se enfrenta a la falta de financiación, sino también a la censura de archivos o al falseamiento de datos y, por supuesto, al «silencio», especialmente presente en el Occidente, y al «clima de miedo», que sigue existiendo setenta años después de los hechos, tal y como relatan Álvarez Rico y Alonso García.
Como contraimagen de este temor aparece la excesiva mitificación, la leyenda y la tendencia a «engrandecer unos hechos que por su brutalidad no necesitan ser exagerados», explica Carmen García. Esta realidad hace que muchos testimonios, a pesar de su valor, sean endebles y los investigadores deban tomarlos con cautela.
«No queremos hacer publicidad del franquismo ni de la República. No se trata de hacer una selección de las fuentes que nos convienen para crear un producto de consumo sin rigor científico», señala Pedro Luis Alonso.