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Mauthausen: una historia verdadera
Noticias de Navarra - 16/05/2005

http://www.noticiasdenavarra.com/ediciones/2005/05/16/sociedad/navarra/12mauthausen.php


El campo de concentración nazi se ha puesto de moda por el 60º aniversario de su liberación y por la noticia de que el presidente de la Amical, Enric Marco, era un falso deportado. Pero también hay muchas historias verdaderas, como la vivida por la delegación navarra. Texto J.Iribarren

VA ser verdad eso de la tercera generación y la Memoria Histórica. Los hijos no se entienden con sus padres y los abuelos cuentan a los nietos lo que jamás revelaron a sus vástagos. Paco y Andrea nunca se habían visto. No son abuelo y nieta, pero podrían haber pasado por ello. Uno vive en Cataluña; la otra, en Navarra. El primero pasa largamente de los ochenta años y la segunda no roza aún los veinte. En esos sesenta años de diferencia se encuentran los acontecimientos más duros de un complicado siglo XX con una guerra civil, una guerra mundial, dos posguerras, un exilio, una vuelta a la democracia sin reconocimiento... Sesenta años. Los que marcaron el pasado domingo el aniversario de la liberación del campo de Mauthausen donde muriendo más de 5.000 republicanos. Por encima de las fronteras, las distancias y los años, el azar quiso que dentro de la inmensidad de la celebración oficial con 30.000 invitados de todo el mundo, dos personas vivieran una especial e intensa historia de amistad y relevo generacional. Un tópico real. A continuación se relata el diario de la estancia de una representante de la delegación navarra (Andrea Corera, del IES Eunate) que visitó Mauthausen (un "infierno en el paraíso" de los bellos Alpes austriacos entre 1938 y 1945) invitada por la Amical de Mauthausen gracias a Gerónimo de Ustaritz. Desde que han vuelto ella, sus dos compañeras (Eukene Artazkoz y Elena Olaitz) y el profesor (Mikel Ozkoidi) han tenido que contar la misma historia muchas veces. La que se reproduce es una visión parcial y subjetiva (cinco inolvidables días de abuelos, políticos, periodistas y nietos con el corazón en un puño) a través de los ojos de una estudiante de Bachillerato. Ojos que como los de casi todos se llenaron en muchas ocasiones de lágrimas al escuchar las palabras de los escasos supervivientes de aquel horror, que legan una manera de ver el mundo con dignidad pero sin rencor, en torno a una palabra, a un mensaje clave: "tolerancia".

LOS ABUELOS
Del fraude de Enric Marco al valor de Paco Batiste, 'el 4124'
"Nosotros íbamos a volver a Pamplona con Enric Marco, el presidente hasta ahora de la Amical, pero ya en el viaje de ida comenzó a comentarse que pasaba algo raro. Nadie se creía que estuviera enfermo. Rosa Toran, vicepresidenta de la Asociación, no podía contener las lágrimas de rabia. Había confiado en Enric. Todos los habían hecho. Una vida dedicada a defender y recuperar la verdad negada del Holocausto y el olvido oficial de los republicanos deportados que se derrumba en un día. Ha hecho un daño terrible. Me contaron que un judío muy famoso también hizo lo mismo, aunque al final se acabó creyendo su mentira y volviéndose loco. De lo que estoy segura es de que Paco hablaba de verdad. El número 4.124 sí que estaba en el bombo de la muerte de Mauthausen... A él también le dieron una medalla de oro, la de Vinaroz, pero se negó a recogerla si no quitaban de allí su nombre y la dedicaban a todos los que estuvieron en Mauthausen. No sé. Creo que le caí bien. El primer día me colé entre los periodistas y acabé junto a él. Me cogió del brazo y me dijo: 'Hemos perdido tres veces la guerra. La primera en España, la segunda en Francia y Alemania y luego con el olvido oficial. Nosotros no podemos ya ganar nada. Vosotros sí. Las nuevas generaciones. No permitáis que nunca nos olviden. Contad todo esto. Ya sé que los jóvenes también estáis pensando en otras cosas, en divertiros, en salir, pero sé que no nos vais a fallar. Hablad con vuestros abuelos y abuelas. Vosotros, los nietos, sois nuestra esperanza'. Yo no sé mucho de Paco Batiste. Sólo que es de Tarragona, republicano, y que ha escrito un libro con sus memorias que me va a enviar por correo dedicado. Pero era junto a Eusebio Pérez (nº3859) y Matías Arranz (nº40548) los auténticos protagonistas del acto. Curiosamente, de los pocos que no se echaban a llorar cuando empezaban a contar las penurias que pasaron en aquel campo. Aunque sería duro para ellos recordar aquellas duchas de agua para sacarlos luego al patio a 23 grados bajo cero. Yo estaba con mi chubasquero en primavera helada de frío y Paco me decía que me imaginara qué era eso con sólo 45 kilos de peso y descalzos. Y eso si tenían la suerte de no acabar en otras duchas, las de gas, que visitamos un día. O esperar a que cayera tu compañero de barracón para coger su manta. O cambiar una ración por una bota... Pese a que los soldados nazis trataban a los judíos y a los negros como perros y se divertían con los demás (solían coger a alguno de vez en cuando y lo tiraban a la piscina en la que los oficiales tomaban el sol para ver si sabia nadar cuando no los despeñaban desde la cantera llamándoles paracaidistas) dicen que nunca perdieron la esperanza de salir vivos de allí y el valor de la amistad. Cuando paseas con ellos por sitios como las cámaras de gas, el patio del campo, las alambradas o el castillo del horror (Hartheim) donde los doctores nazis experimentaban con los enfermos se te pone mal cuerpo. Una de sus obsesiones era descubrir hasta qué punto puede aguantar el dolor el ser humano. Esos hornos crematorios me recordaban a la cocina de casa del pueblo, pero en grande. Sólo pensar que allí se quemaban a personas, algunos de ellos aún moribundos, o que se diseccionaban en una mesa de piedra con un canal para la sangre... Todos terminábamos llorando. Nosotros, sus familiares, los periodistas, que acababan emborronando el cuaderno con sus lágrimas... Todos. Había una mujer que estuvo cinco días llorando. Creo que era la esposa de uno de los fallecidos. No lo sé, se abrazó un día con Paco y no se separaban. Al parecer su marido estuvo con él en el barracón pero no tuvo la misma suerte. Se te partía el corazón. Pero había muchas más historias. Aquellas paredes se han convertido en una especie de museo con nombres y fechas de personas que seguro que nunca salieron de allí. Al principio pensé que igual eran marcas de turistas. Pero no. Shalma. 1942, con un estrella judía. Frank (1943)... Había de todo. Polacos, judíos, rusos... Éstos iban con el mismo uniforme del campo y llevaban colgando la jarra y el plato que usaron entonces. No sé cómo reunían fuerzas para volver". Los políticos La visita fugaz de Zapatero y la ausencia de delegación navarra "¿Zapatero? Zapatero es un chopo. Es muy alto. Apareció el domingo. La prensa estaba muy pendiente de él pero entró por donde no esperábamos. Tenía un discurso escrito, pero creo que al final lo improvisó porque no lo leyó. Se conoce que le impresionó lo que vio allí. '¿Cómo pudieron ser tan crueles?', se le escapó al escuchar un testimonio. Su mujer también estaba muy afectada. Más que él. Yo al principio no la conocí. Estaba embozada en con un pañuelo y pensé, ¿quién es esa mujer tan guapa? Va y luego era la Sonsoles. No recuerdo muy bien qué dijo Zapatero porque yo le estaba grabando con mi cámara, pero creo que estuvo bien. Paco, por lo menos, se emocionó mucho. Deduje, por eso era, que era socialista, aunque ni a él ni a otros les gustaba mucho decir de qué partido eran. En los telediarios sólo sacaron una frase de ZP, la de que reconocía el mérito de los que lucharon por la democracia. Esta gente está un poco desmoralizada con los políticos. Ellos son republicanos, pero muy republicanos. ¿A quién se le ocurre anunciar por la megafonía para los españoles que el Real Madrid había ganado su partido y que la princesa Letizia estaba embarazada? Allí casi todos eran del Barça y, además, empezaron a dar vivas a la República. Se sienten olvidados por los partidos y el gobierno de una democracia por la que pelearon. Aunque lo de Zapatero lo vieron bien. Eso sí, ellos con su bandera tricolor y cantando algo de 'si los curas y frailes supieran'... El Himno de Riego decían. Y también otra canción catalana. Con los catalanes encajamos enseguida. A mí me llamaban la vasca, la periodista vasca. ¡Si yo tomaba notas porque tenía que hacer un trabajo para el instituto! Creo que me los gané cuando me encargaron preparar un texto para leer en los túneles de Gunsen y en lugar de copiar, inventé uno sobre lo qué podía sentir un preso antes de entrar a la cámara de gas. El tren de la vida, lo titulé. Me decían que lo hiciera en euskera. Yo les contesté que no tenía sentido porque no lo iban a entender, pero bueno. Lo solucioné con una introducción en euskera y encima recordé que ya que no había autoridades navarras (creo que estaban por Japón), pues que nosotros estábamos allá. Casi no me dejan seguir. Me temblaban las piernas porque allí había mucha gente y un gran silencio, pero también acabaron todos llorando. Por la noche, aquella mujerica que siempre estaba entre lágrimas apareció en nuestra habitación del hotel a pedir el escrito para llevarlo a Cataluña. De allí sí que vino alguien, pero de la CAV tampoco había nadie oficial. Una pena. Esta gente se merece todo".

LOS PERIODISTAS
Una profesión con dos caras, sonrisas, codazos y lágrimas

"Yo había pensado alguna vez en ser periodista, pero después de esto no lo sé. Estuve cinco días con ellos. Hay de todo y gente muy maja, pero vi algunas cosas que me parecieron impresentables. Me acuerdo que Paco se encontró con aquella mujer que perdió de vista a su marido al subir a un tren. Los dos se abrazaron llorando. Creo que no se habían visto nunca, pero uno sabía del otro. Las cámaras grabaron aquello. Una cadena privada llegó tarde y no tuvieron otra cosa mejor que hacer que decirles 'a ver si podían repetir la escena'. Pero ¿qué se han creído éstos? Yo alucinaba. Luego me di cuenta que otro equipo se peleaba con otra televisión diciendo que 'a este abuelo lo he cogido yo, ¡seguid a otro, que éste es nuestro!' Una vez tuvimos que pasar por encima de un muro del campo. Los jóvenes no tuvimos problemas, pero uno de los supervivientes se cayó. Y allá estaban los fotógrafos, haciendo fotos en vez de ayudarle. Yo no podía levantarlo porque pesaba mucho pero ellos, a lo suyo. No lo entiendo. En otra ocasión, una periodista de una televisión pública que me suena del telediario hizo que otro de los más mayores bajara por unas escaleras larguísimas porque 'el plano quedaba muy bonito'. ¡Casi no podía moverse de lo cansado que estaba! No me pareció nada bien y además con un paraguas tapaban mi cámara para que no grabaran los comentarios que hacían fuera de micrófono. ¡Por no contar los codazos y empujones de los cámaras y fotógrafos el día de Zapatero! También había buena gente y otros que trabajaban por libre para las cadenas, aunque echamos en falta a la vasca. Parece que los navarros no les interesábamos aunque había un abuelo de Bilbao. Lo sé porque su mujer se puso supercontenta cuando me escuchó hablar en euskera. Se empeñó en dedicarme un libro. No sé. Me estoy pensando esto del Periodismo, aunque también parece muy bonito".

Y LOS NIETOS
Viajar en el espacio, viajar en el tiempo: una oportunidad única

"Con nosotros vinieron también alumnos de Huesca, Andalucía, Cataluña. Allá nos juntamos con otros de toda Europa. Es curioso. Hasta entonces no me dí cuenta que sabía hablar inglés. Empezabas con el excuse me y te valía. Con los que mejor nos entendimos de todas formas fue con los catalanes. Pero con los andaluces también echamos muchas risas. Hubo bastante de intercambio cultural en los ratos de juerga porque no todo era trabajar. Además, había gente a la que en realidad no le interesaba mucho lo del campo y se apuntaron por viajar. Para mí sí que fue algo inolvidable. Sobre todo conocer a gente tan majica como Paco. De siempre he escuchado contar historias a mi yaya, pero ese hombre era muy especial. Aún me acuerdo lo que me dijo al despedirse. Después de todas las cosas terribles que les hicieron nunca le escuché a él –ni a los demás– nada contra los alemanes. Siempre nos repetían lo mismo: 'Ser tolerantes. Tolerantes con otros pueblos; con otras creencias; con otras lenguas... Nunca olvidéis esto. Bueno, moceta, –me dijo– ¿nos veremos el año que viene no? Yo vendré, si tengo fuerzas."

GERÓNIMO DE USTARITZ
Exposición en el IES Biurdana. Del día 12 al 20 de mayo la exposición Los campos de concentración (Amical de Mauthausen) estará en el IES Biurdana. Por las mañanas, visitas escolares; por las tardes, visita libre (17.00/20.00 horas)
Navarra y Mauthausen. El 17 de mayo está programada una charla sobre Campos de concentración : entre Navarra y Mauthausen a cargo de Fernando Mendiola, Edurne Beaumont (historiadores) y las alumnas y profesor que han visitado Mauthausen. Lugar y hora: Instituto Biurdana, 18.00 horas.
Presentacion de un libro. El 20 de mayo, presentación del libro Cautivos. Los campos de concentración franquistas (Editorial Crítica), a cargo del autor, Javier Rodrigo (Universidad de Zaragoza): - 11.00: presentación a la prensa - 12.00: charla al alumnado (para 1ª de Bachiller, en el Instituto Biurdana) - 20.00: charla abierta en Bakearen Etxea, Calle Merced, 18.