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Respuesta al profesor, Alberto Pérez de Vargas integrista que difama a las víctimas de la dictadura
Pedro A. García - 24/07/2005


Que la guerra civil y la atroz dictadura que padeció España en el siglo XX dejó graves secuelas morales en nuestra sociedad es algo que observamos casi cada día. La impunidad de los crímenes franquistas que ha acompañado la restauración monárquica ha creado un clima que, favorece el ascenso del revisionismo y artículos «Luchadores por la libertad», firmado por Alberto Pérez de Vargas en el diario Europa Sur (21/07/05) es un buen ejemplo de la degradación a la que hemos llegado.

Una democracia no puede basarse en el olvido de quienes lucharon por las libertades y mucho menos consentir que se les difame, pero el triunfo fascista en 1939 y lo peculiar de la «transición» permiten atacar impunemente a quienes lucharon en la resistencia sin que pase nada. No se trata solamente de un problema de ignorancia, sino de envilecimiento profundo de quien firma ese artículo tan miserable, es la atrofia moral heredada de la dictadura la que lleva al autor citado a olvidar a los verdugos, condenar a las víctimas y difamar a quienes tuvieron el valor de entregar sus vidas en la lucha contra el fascismo.

Se nos dice que la resistencia antifranquista fue cosa de criminales y que buena parte de ellos estaba compuesta por «comunistas», a los que tacha de enemigos de la libertad y la democracia. Todo ello se envuelve en una supuesta defensa del liberalismo y la democracia, enfrentadas a la «izquierda» por razones pretendidamente esenciales, de incompatibilidad profunda a lo que parece.

¡Pobre liberalismo español! ¡Pobre Rafael del Riego! ¡Pobre Constitución de Cádiz! Con defensores como ese la tradición liberal democrática española nunca saldrá adelante. ¿Habrá oído hablar esta liberal mente preclara de José de Maistre o de Donoso Cortés? ¿No se da cuenta esta lumbrera democrática que la IIª República y la Restauración de 1874 eran variantes del estado liberal democrático que tenían mucho más que ver entre sí que cualquiera de los dos con el Estado de matriz fascista que trajo la Guerra Civil? La dictadura y sus crímenes, empezando por el golpe del 36 y la guerra emprendida contra el pueblo español se pueden interpretar de diferentes formas, sin duda, atendiendo a los diversos factores de su génesis, pero sin la menor duda puede encontrarse en el discurso y en la práctica asesina de sus instigadores el último acto de las luchas antiliberales y antidemocráticas que asolaron el siglo XIX español. Y no es cuestión de opiniones, se trata del discurso de hecho del régimen franquista, algo fácilmente comprobable.

Le molesta al profesor integrista que se considere luchadores por la libertad a quienes combatieron el régimen franquista en la resistencia. Primero, nos dice, por ser la propia resistencia algo poco claro y poco menos que terrorista. Segundo, por ser muchos de sus miembros comunistas. Lo único cierto de lo que afirma es esto segundo. Ni una palabra, ni un esfuerzo contra la dictadura, lo único que parece preocuparle es su personal cruzada. Olvida que los asesinos de la República y su régimen constitucional fueron los nacionalistas españoles integristas católicos y antidemócratas que perduraban en ciertas clases sociales y en el seno del ejército, secundados por la variante hispana del fascismo, la falange, minoritarios y con vocación terrorista, cuya principal aportación a la historia de España es haber proporcionado un uniforme y una mística a las cuadrillas de asesinos. En ese combate los comunistas españoles se mantuvieron al lado de la República y su régimen constitucional, no enfrente.

El estado democrático moderno, de raíz liberal constitucional, se forjó en las grandes revoluciones del siglo XVIII, la democracia moderna no vino del cielo, salió adelante en medio de la guerra y la revolución, la Bastilla fue asaltada y rodaron cabezas, sin lucha nunca hubiera habido Derechos del hombre y del Ciudadano ¡no vinieron por consenso!; las libertades, la misma idea de ciudadanía, se lograron en duro combate. Ese liberalismo español del que se nos habla en el artículo sufrió una reacción terrible. La ilusión de Cádiz, de esa Constitución de 1812 de lograr una España moderna y constitucional repartida en América y Europa, fue arrasada al regreso de Fernando VII. El combate entre el proyecto liberal y la reacción integrista católica y absolutista política ensangrentó nuestro país durante todo el siglo XIX y constituye el elemento histórico que explica nuestro retraso y está en la raíz de la Guerra Civil de 1936. Olvidar eso proclamándose «liberal» nos demuestra lo superficial de la posición del autor, quien en vez de reconocerse como franquista, se nos presenta como supuesto demócrata.

Si en la España de 1939, el sr. P de Vargas se hubiera proclamado «liberal» y «demócrata» hubiera sido encarcelado y muy posiblemente fusilado y tendríamos al sr. P. de Vargas en una fosa común acompañado de anarquistas, comunistas y republicanos. La desmemoria galopante y la tergiversación histórica franquista que la alimenta aun hoy en día, pretenden hacer olvidar que el Golpe contra la República fue un golpe antiliberal y antidemócrata en primer lugar, por definición, para destruir la república y su proyecto democrático. Los criminales que diseñaron el 18 de Julio y sostuvieron una guerra contra el pueblo español con la ayuda de la Alemania nazi y del fascismo italiano, emplearon su sangriento triunfo para fundar un régimen que hacía del antiliberalismo su seña de identidad y de la democracia un delito.

El planteamiento del sr. P. de Vargas condena la resistencia antifranquista porque era poco democrática para él...., estaba compuesta por izquierdistas y comunistas y ¡claro, nos dice!, la izquierda no es «demócrata». ¿Quién es demócrata para este señor, nos preguntamos?

Para orientarse en la guerra civil española basta con una pregunta: ¿en qué bando lucharon los nazis? Respuesta; en el bando de los enemigos de la República. Es sencillo, incluso el sr. P. de Vargas podría entenderlo. Puede discutirse si todos los antinazis son o no demócratas, pero de lo que no cabe la menor duda es que a la hora de la verdad nadie que se llame demócrata puede estar al lado de los nazis.

Pero en el artículo citado se dedica espacio sobre todo a combatir las ideas de la izquierda. Es decir, el verdadero «demócrata», situado ante el enfrentamiento «fascismo-antifascismo» lo que debe hacer es combatir a los antifascistas. Curioso. La izquierda moderna nació con la revolución francesa, y muy pronto, ya en el siglo XIX, la izquierda fue la que denunció que con diferencias económicas injustas y con explotación los derechos políticos se quedan en una declaración formal y que para que los derechos humanos sean respetados hay que avanzar también en la senda de la fraternidad y de la igualdad, no solamente en la de la libertad. Lo que define el proyecto republicano en plenitud es lograr precisamente esa tríada. No es fácil de lograr algo así, pero el socialismo y el comunismo emprendieron su camino en el combate por la dignidad humana para lograr esa plenitud; hoy sabemos con plena consciencia que la contradicción principal es el control del poder, de someterlo a límites y a equilibrio, y la izquierda es aquella posición que desea que eso se logre para asegurar la supervivencia de la humanidad en paz y libertad ante el peligro de ser sacrificada al interés privado de personas, grupos de interés o clases sociales privilegiadas; el liberalismo contemporáneo, que olvida al ser humano y es insensible a la explotación, no es precisamente el más indicado para criticar nada. Como los comunistas franceses, belgas, italianos y de otros países que libraron resistencia al fascismo, junto con personas de todo credo y condición, los comunistas españoles que lucharon en la resistencia en España dieron un formidable ejemplo de entrega y sacrificio. Lo hicieron por las libertades de todos, como en Francia, como en Italia, desde sus propias posiciones personales y de partido, pero con el objetivo de derribar un régimen genocida, nacido del asesinato y sostenido por la represión sobre el que el sr. P. de Vargas no nos dice ni una palabra. En el fondo de artículos revisionistas como el titulado «Luchadores por la libertad», lo que se encuentra es la justificación de la dictadura y sus crímenes.

Quienes pretenden criticar a la izquierda y al tiempo no tienen una posición clara frente a la dictadura franquista no tienen ningún crédito moral. Artículos como el citado son, sin embargo, útiles para observar la línea de camuflaje que adopta el neofranquismo en el siglo XXI. Algo hemos avanzado..., ¡¡ahora se nos presentan como «liberales»!!"