Sardina del Norte, un revulsivo en la lucha obrera contra Franco
Terra - 18-09-2005
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En septiembre de 1968 sucedió en una playa de Gran Canaria, llamada Sardina del Norte, uno de los principales enfrentamientos del movimiento obrero contra la dictadura de Franco, un episodio de la memoria silenciada que sólo remueven estos días sus protagonistas.
De hecho, Sardina del Norte constituye 'uno de los principales hitos del movimiento' obrero antifranquista, según el investigador Sergio Millares, pues provocó un 'revulsivo del marasmo en el que estaba la clase trabajadora y demostró que podíamos enfrentarnos a la dictadura', sentenció en declaraciones a Efe José del Toro, uno de los implicados supervivientes de aquella movilización ocurrida hace 37 años.
En aquel año convulsivo en Europa, se produjo por el mes de febrero el principal conflicto obrero en España con la huelga de 1.700 obreros del Puerto de La Luz, en Las Palmas de Gran Canaria, para reclamar mejoras salariales, lo que paralizó completamente la actividad comercial del primer puerto del archipiélago.
Siete meses después, el 15 de septiembre, líderes del Partido Comunista de España en Canarias se reunieron con cerca de 200 personas, parte de ellos agricultores a los que los 'aguatenientes' les habían negado el agua para regar sus cultivos, y otros trabajadores de la empresa de asfaltado SATRA, que se marchó a Sidi Ifni sin pagar a sus 53 empleados.
El lugar elegido para la asamblea masiva fue la Cala de Martorell, cerca de la playa de Sardina, en Gáldar (norte de Gran Canaria), donde cayó casi la totalidad de los dirigentes del PCE regional, con el escultor Tony Gallardo al frente, según relató a Efe José del Toro, uno de los militantes que estuvo allí.
Explicó que mientras coordinaban una marcha para el día siguiente ante el Gobierno Civil -hoy Delegación del Gobierno- en protesta de la situación de los operarios de SATRA porque 'ya estaba bien de estar en las catacumbas', llegaron dos miembros del Servicio de Información de la Guardia Civil.
Les exigieron que disolvieran la reunión ilegal, pero ellos argumentaron que sólo pasaban un día de playa con sus familias, así que los guardias se marcharon y regresaron poco después acompañados por más de 40 miembros del instituto armado.
Indignados, tanto los líderes sindicales y políticos, como sus mujeres e hijos pequeños, unieron sus fuerzas y, codo con codo, iniciaron una manifestación en dirección a la playa, que fue interrumpida por el comandante Díaz Otero, quien bajó repentinamente de un Renault gris y disparó de 'forma indiscriminada' contra todos.
El eco de las balas retumbó en la cala, algunos huyeron despavoridos, mientras que, en el tiroteo, resultaron heridos el minero gallego Jesús Redondo Abuí y el obrero Lorenzo Felipe, recordó Del Toro.
Acorralados en la playa en una tensa noche, tuvieron que esperar la llegada del máximo jefe de la Guardia Civil en la isla, el comandante Ronquillo.
Cincuenta personas fueron detenidas y conducidas al Gobierno Civil, en cuyo patio fueron sometidas a 'terribles vejaciones', que continuaron luego en los 'duros' interrogatorios en las dependencias de la Guardia Civil, afirmó Armando León, otro activista que formaba parte de las Juventudes Comunistas.
Entretanto, un grupo de ocho mujeres decidieron recluirse voluntariamente en la catedral de Las Palmas durante cuatro días para reivindicar justicia para sus maridos, hermanos o hijos.
Este fue el primer encierro que se produjo en España, por lo que logró una 'gran repercusión' en los medios de comunicación nacionales e internacionales, que motivó 'manifestaciones solidarias en Bélgica, Londres, Moscú y otros sitios del mundo', afirmó León.
El 19 de octubre de 1968, Armando León fue condenado, junto con otros 19 compañeros, en un Consejo de Guerra sumarísimo, a cumplir de uno a once años de prisión en Cádiz, Jaén, Ocaña (Toledo), Carabanchel (Madrid), Palencia y Soria, donde terminó León su 'calvario' de tres años.
Los protagonistas de aquel hecho coinciden en que 'el día de lucha valió la pena', a pesar de las críticas que recibieron de un sector del comunismo canario, por no contar con el apoyo de la Coordinadora Nacional de Comisiones Obreras y el 'nulo' reconocimiento que han tenido.
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