En lucha contra el olvido. Constantino y María regresaron un año más a Talavera para recordar a su padre, fusilado por la represión franquista y sepultado en una fosa común
La Tribuna de Talavera - 07/10/2005

Ahora luchan por llevarse sus restos hasta el cementerio de Vigo
JUAN CARLOS NAVARRO
Un sentimiento de emoción recorre el cementerio de Talavera. Un año más, Constantino y María regresan a una ciudad en la que se ha quedado gran parte de sus recuerdos y en la que reposan los restos de su padre, Constantino González Eiras, fusilado el 6 de octubre de 1942 por la represión franquista y sepultado en una fosa común. Su lucha por exhumar el cadáver, trasladarlo hasta Vigo y enterrarlo junto a su madre se mantiene viva pese a las enormes dificultades con las que se encuentran. «Moriría yo feliz si algún día consiguiera llevar a mi padre a Vigo, pero sé que es muy difícil porque en esta fosa hay más de 600 fusilados», comenta un siempre emocionado Constantino.
En el año 2002, Constantino y María iniciaron un largo y duro camino para conseguir que su memoria y la de su padre descansen, de una vez por todas, en paz. Sin embargo, la sombra de una dictadura por la que aún no se han exigido responsabilidades y la burocracia han trabado constantemente su labor. «Hace un año estuvimos aquí y nuestra petición apareció publicada en La Tribuna, pero el alcalde de Talavera, socialista, no se dirigió a nosotros para ofrecernos su ayuda. Lo único que nos han dicho es que el nombre de mi padre no figura en los archivos, pero yo tengo documentos que lo atestiguan».
Sus indagaciones han demostrado que la prisión de Talavera emitió un documento en el que se indica que Constantino González Eiras fue traslado al cementerio para ser fusilado. Además, en el registro que llevaba de manera personal el encargado de la oficina del campo santo también figura su nombre. «Aquel hombre me enseñó el lugar donde fusilaban a los presos y yo pude ver los impactos de las balas. Hoy todavía se pueden observar algunos, aunque la pared fue encalada para tapar esa parte negra de la historia».
Aunque las instituciones les vuelven la espalda, su lucha ha encontrado el apoyo de diversas organizaciones. El ‘Foro por la Memoria’ y el Comité Provincial del ADIF (antigua RENFE) se sumaron a un homenaje que pretende «reconocer la labor de Constantino por defender los derechos de los trabajadores ferroviarios como él», indicaron los representantes de ambos colectivos.
Su historia.
Constantino González Eiras fue trasladado a la estación de trenes de Talavera en 1935. Su familia y él abandonaron su Galicia natal para instalarse en un piso del Paseo de la Estación en el que residieron hasta que la tropas nacionales entraron en la ciudad. «Entonces tuvimos que dejarlo todo y marcharnos a Madrid», recuerda su hijo. En 1939, con el final de la Guerra Civil, Constantino, que había llegado a ser Comisario de Brigadas del bando derrotado, el republicano, emprendió una huida hacia Francia para evitar la represión, «pero los alemanes le detuvieron en alta mar y se lo llevaron a la prisión de Alicante y, para colmo, a María, mi madre, también la encarcelaron cuando fue a visitarle».
A los pocos meses, el juzgado de Talavera reclamó a los dos presos para juzgarlos. María, fue condenada a 12 años y un día y hasta 1951 no consiguió su libertad definitiva. Peor suerte corrió Constantino. El 20 mayo de 1942 recibió su sentencia de muerte y el 6 de octubre fue fusilado. «Recuerdo que mi madre me contó que un tío nuestro, militar franquista, fue a Madrid a recomendar a mi padre a un obispo que le aseguró que a principios de octubre mi padre sería liberado. Cuando él se enteró le dijo a mi madre: ‘Marujinha me habéis metido en la boca del lobo’. Y es que a los recomendados era a los primeros que mataban», recuerda con una mezcla de emoción y rabia María.
De Constantino González Eires y de otros miles de personas asesinadas por la represión franquista no quedan más que fosas comunes e inscripciones impersonales: ‘Aquí yacen los restos de un número indeterminado de hombres y mujeres que dieron su vida por la libertad. Ayuntamiento de Talavera. Mayo de 1987’. Sin embargo, mientras en el corazón de familiares como Constantino y María siga quedando un poso de esperanza, la losa del olvido no se depositará sobre un periodo oscuro de la historia de España en el que también hubo un bando vencido.
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