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Carta a la Vicepresidenta del Gobierno de Francisco Martínez López (AGE)
AGE - 31 de diciembre de 2005


Francisco Martinez-Lopez
Miembro de la JD de AGE
correoage@nodo50.org

El Campello, sabado  31  de diciembre  2005   

Excelentisima Vicepresidenta del Gobierno,
Señora Teresa Fernández de la Vega,

Perseguido por actividades antifranquistas como miembro del movimiento guerrillero de León Galicia, exiliado desde 1951 hasta 1977, e incorporado  al proceso democrático de mi país desde el primer momento,  le comunico que en 1983, para poder beneficiar del derecho de Amnistía laboral, solicité a la policía de Ponferrada la orden de mi detención del 22 de septiembre de 1947, la cual me fue denegada. Ese rechazo me priva de la pensión laboral que es un derecho para cualquier ciudadano español.

Empleado en la Minero Siderurgica de Ponferrada desde 1943, tuve que abandonar mi trabajo por razones de persecución y contra mi voluntad. En el año 1980, empecé a realizar múltiples peticiones al Parlamento, al Defensor del Pueblo y a los Partidos políticos.

25 años despues, sigo padeciendo la misma situación de injusticia, reclamando la pensión laboral que pudiera realizarse facilmente, en mi caso, si se computaran simplemente  los cuatros años de mi clandestinidad (del 1947 al 1951), los cuatro años de cotización (del 1943 al 1947) que coresponden a mi trabajo en la M.S.P. Y en esa suma no cuento los 27 años de exilio que hubieran sido normalmente contados en caso de beneficiarme de la amnistia laboral tal y como se proclamó al llegar la democracia en nuestro país.

Con fecha del 9 de octubre de 2004, después del nombramiento de su Excelencia como Presidenta de la Comisión Ministerial para la memoria histórica y reparación de los olvidos a las víctimas de la dictadura, le envié los documentos sobre mis anteriores gestiones.

El 27 de octubre 2004, recibí una respuesta esperanzadora de sus servicios  pero, acto seguido, otra vez el Ministerio de Trabajo rechazó mi petición. Así mi esperanza se disipa en el silencio y en el olvido.

A todas mis derrotas y las de aquellos compañeros y compañeras a los que quisiera defender, contrapuse mi optimismo y mis convinciones democráticas que creo vigentes dentro del estado de derecho universal por el cual se rige nuestra constitución, que declara a « todos españoles iguales ante la ley ». Superado el período negro de gobierno del partido popular, recobré confianza para hacer valer lo que creo mi derecho al mismo título que los que me combatieron, aquellos golpistas que se sublevaron contra un gobierno legítimo. Con el gobierno de izquierdas confié en que se acabaría la discriminación de los que sufrimos la represión franquista y pensé que la injusticia dejaría de ser la de los vencedores contra los derrotados, que no vencidos, de la guerra civil prolongada hasta la muerte del dictador

Hoy día, soy un jubilado sin pensión, penalizado por mi compromiso antifranquista. Llegue a cumplir 80 años y me encuentro sin perspectivas economicas para ofrecerme un reposo merecido en una simple residencia de ancianos.

Si no cabe tomar en consideración mi caso, les sugiero la siguiente solución: que el Estado español ya que no me  brinda reparación por mi pasado de represaliado en la guerrilla antifranquista, me aplique el castigo que no pudo imponerme la dictadura. Al fin y al cabo, mi destino con el franquismo era o la muerte en combate o caer prisionero y pasar a « garrote vil »:entonces era inutil pensar en pensiones de jubilación.

El estado actual no contempla el ejercicio de esta pena. Pero a lo mejor se pudiera adoptar como solución excepcional para una  situación excepcional y en tal caso les declaro que yo estoy dispuesto a aceptarla. Así redimiría las penas de mis compañeros muertos en combate y se rompería el silencio sobre su generosa contribución en defensa de los valores democráticos. Para ello, habría que contratar un verdugo. Suponiendo que esté ya jubilado.  requeriría ofrecerle un extra  que tendría que correr a cargo del ministerio de asuntos sociales procurando que su coste sea inferior al de  mi pensión que ustedes rechazan.

Si esta propuesta se hace invíable, por respeto a la ley del derecho a la vida, le quedaría al estado el recurso de encarcelarme: ¡Todo un progreso comparado con lo que fue la época franquista ! Con ello, me aseguraría estancia gratis y confortable  y  ademas un reconocimiento de mi condición y causas.

Esta solución pondría en claro la diferencia de trato entre los combatientes antifranquistas y los adictos a la dictadura que disfrutan hoy de sus privilegios sin trabas.

Así quedaría evidente cómo aquel frívolo reconocimiento del Congreso de los Diputados del 16 de mayo del 2001 que declaró a los guerrilleros « combatientes por la libertad » fué una farsa de todos los grupos parlamentarios: farsa bien comprendida por el grupo neo-franquista del Partido Popular que sabía que aquella delaración no tendría ninguna trascendencia.

Para terminar esta carta, me queda decirle que si el actual gobierno cede al deseo de la derecha y opta por gestionar el futuro de España borrando el pasado de resistencia a la dictadura que dio identidad a la izquierda, me situo como un insurgente perpetuo que solo merece la cárcel para meditar.

Hagase, pues, Excelentisima Vicepresidenta del Gobierno, vuestra voluntad.

Esperando  su respuesta, reciba Señora Teresa Fernandez de la Vega mis respetuosos saludos.

PS : Me reservo  la posibilidad de hacer publica esta carta y la respuesta de su parte.  

Francisco Martínez López
DNI : 50050893H