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¡Los muertos no descansan en paz! - Sobre una entrevista a Luis Goytisolo (Babelia. El País. Sábado 11 de febrero de 2006)
Antonio Cruz González - DESPAGE - 14/02/2006


"Yo dejaría descansar a los muertos de la Guerra Civil" afirma en una entrevista el escritor y académico, Luis Goytisolo, del que dicen que habla sobre "una reflexión sobre la verdad de la Historia y de los recuerdos".

Lo curioso de estas entrevistas es que comienzan siempre por algo para que el lector crea que se va a profundizar en ello, para luego quedarse en divagaciones y medias verdades. Un escritor, se confiesa en el artículo, que participó de la oposición antifranquista, que estuvo en Carabanchel, que veladamente dice que estuvo con los comunistas porque eran los que contaban, que eran la única oposición.

Según su declaración el "no abriría ninguna fosa porque quedan muchas por abrir de ambos bandos. En muchos casos son de soldados muertos en combate. Y si se habla de los fusilamientos, siempre hay que gente que piensa en los fusilamientos del otro bando. Esto salpica a muchísima gente de muchas tendencias. Yo dejaría a los muertos descansar en paz."

Tal como lo vemos en DESPAGE, es evidente que de una entrevista literaria, de repente aparecen unas conclusiones que nada tienen que ver con la novela o la poesía y se lanzan opiniones que respetando a quién las dice, no tienen nada que ver con su profesión, ni con su contexto. Parece como si se aprovechara cualquier situación para "verter doctrina postmoderna amnésica", es decir esa tendencia de no recordar nada, no menear nada que sea histórico, hacer una transición que no moleste a los que dieron un golpe de Estado y ganaron una guerra. Es la clásica declaración de quién confortablemente se siente en una democracia vigilada.

No conozco a D. Luis Goytisolo, ni he tenido el placer de seguir o leer sus libros. He seguido la trayectoria literaria de Juan, así como sus artículos, y alguna poesía de José Agustín, pero en el caso del autor que estoy tratando, sólo he visionado algún documental en la televisión, y creo que era de gran calidad. Dudo, y prefiero seguir dudando que una conversación tête a tête, pudieramos no llegar a un acuerdo. Pero desde luego en sus cortas palabras de esta entrevista está muy lejos de la realidad que nos rodea, y me atrevo a negarle que lleve razón.

Somos muchos grupos, asociaciones, partidos y personas que estamos luchando, y creo que razonablemente, para devolver la Memoria Histórica a este país. Y nos molestan los desaparecidos, los enterrados en cunetas, con tiros en la nuca, arrojados a pozos o simas, quemados o fusilados. Y nos molestan también las verdades a medias que son más peligrosas que las verdades puras y duras. Aquí, señor Goytisolo, hubo un golpe de Estado contra la constitución republicana, que devino en guerra civil. Pero hubos circunstancias de guerra, que son las que usted cita, es decir soldados enterrados, que son imputables a la guerra. Incluso hubo fusilamientos, lamentables en tiempo de paz, y más si se considera que ahora nuestro país ha abolido la pena de muerte, que estarían justificados en tiempo de guerra. No he visto ninguna guerra, que si se toman como prisioneros a los que dieron un golpe de estado, no se les haga un juicio sumarísimo que acabe en fusilamiento. Caso de Fanjul y otros en Madrid, por ejemplo. Ya es menos justificable que al entrar en una posición que resiste, en vez de tomar prisioneros, se fusile a los soldados, una vez desarmados, va contra las convenciones que hipócritamente han firmado todos o casi todos los países. Pero es que en el caso de nuestra guerra civil, había varios hechos que nunca se dieron en la zona republicana, es decir premeditación y alevosía de forma generalizada. Había una orden de Mola de causar terror en las poblaciones que se tomaran, fusilando al 10% de la población, hay testimonios de Yagüe, de Varela, de Queipo de Llano, en los que se tomaba nota de la cuantía de los fusilados, diarios, casi siempre para incrementarla, en que se hacía con una simple denuncia o lista negra, y así cayeron maestros, secretarios de ayuntamiento, sindicalistas, obreros, etc. etc. en zona de los sublevados que no tenía nada que ver con acciones de guerra. Y en la mayor parte de los pueblos de Extremadura, Castilla la Vieja y Castilla la Nueva, que apenas habían participado en acciones de guerra. Eran simples asesinatos con "sacas" que no se pueden comparar con fusilamientos de curas que disparaban desde las torres de las iglesias, o con actos vandálicos de milicianos que siempre se justificarán en defensa de la constitución republicana, siendo la misma república la que persiguió algunos desmanes en sus filas, juzgando a verdaderos asesinos infiltrados en la masa.
Dudo que queden sin señalar en ninguna de las iglesias del estado, aquellos del bando golpista que murieron por Dios y por España. ¡Están o estaban en todos los pueblos!. ¿Cómo después de aguantar 40 años de dictadura y 35 de transición, sin quitar los nombres, se puede argumentar que más vale dejar a los desaparecidos en paz?. Es decir, los vencedores tienen derecho a un entierro digno, con su nombre en las lápidas y la pensión en el bolsillo de los herederos, y a los vencidos muertos ¡que descansen en paz, estén dónde estén y sean quienes sean!.

Pues no, no, nosotros no somos de ese modo (Raimon). La justicia debe ser por igual. Y le voy a dar las razones.

No hay derecho a que los miles de desaparecidos en cunetas o barrancos sean desenterrados por perros u otras bestias depredadoras, por no estar enterradas en lugares dignos. No hay derecho a que nuestros padres, hermanos, tios, abuelos, y demás familia, no sepamos dónde están enterrados. No podamos llevarles siguiera unas flores. No hay derecho, que ya que los otros tuvieron sus glorias y sus lápidas y sus símbolos, los caídos injustamente en el lado republicano, no puedan argumentar al partido, sindicato o agrupación a la que pertenecieron y que precisamente, por pertenecer a ella, los mataron.

Y creo que debo matizar tres razonamientos de Estado de Derecho, es decir jurídicos que no resistirían más comentarios:

1.- Razonamiento político. Los desaparecidos, que se van encontrando en cunetas de caminos, en fosas comunes, lo fueron por circunstancias políticas, en lenguaje filósofico caídos en la lucha de clases, y lo fueron por ser republicanos. En ningún caso nos estamos refiriendo a los soldados caídos en la batalla, que se retiran y se crea una fosa común. Hay que hacer la distinción de ciudadanos sin armas, que se iban a buscar en pueblos, la mayor de las veces con nocturnidad, por falangistas o guardias civiles, la mayor de las veces residentes en otros pueblos, es decir para no ser conocidos, y qué sin ningún tipo de documento, salían y no volvían más. La acusación, si la había verbal, era "por ser rojos" (comunistas, ugetistas, poumistas, socialistas, anarquistas, etc.). Es evidente que cualquier tipo de comparación, incluso por los mismos vencedores, que años después se molestaban en levantar un teatro jurídico, con los juicios sumarísimas, sin garantías judiciales, cualquier tipo de comparación con un juicio, decimos, sobra. ¿Tiene eso justificación? Es evidente que para cualquier jurista, incluso de derechas, no se puede quitar la vida a nadie, sin tan siquiera una denuncia, un procedimiento. Lo cual demuestra la culpabilidad de los ejecutores. ¡Y esto ocurrió hasta los años 42!. Ya no había guerra, dónde estaba el otro bando del Sr, Goytisolo. En este razonamiento político, cabe decir que es justo que cuando se proceda al levantamiento de una fosa, hay que darle la publicidad política suficiente. Incluso hay autores, que dado la economía de medios que se precisan para llegar a una solución digna, abogan por la sóla lápida, monolito o escultura, recordando a los que cayeron en el sitio en el que están, al no poderse proceder con exactitud a señalar el lugar, y desde luego indicando siempre la causa, indigna para los que la cometieron y heroica para quién la sufrió. Esto desde luego es el primer paso para evitar la impunidad. Porque además las personas enterradas lucharon englobados en unas siglas, y por ellas, y en el caso más anónimo al menos por una bandera tricolor. ¿Cómo no vamos a recordar esto?

2.- El razonamiento jurídico, que se está saltando, y se está haciendo la vista gorda, es que en un Estado de Derecho cualquier cuerpo humano que aparezca, debe ser exhumado por un juez. Ya no el permiso del dueño de la finca, o de la autoridad política del lugar. Los jueces no pueden hacer dejación del Derecho. Esto, sin duda, ralentizaría los procesos, pero les daría la legalidad total y la investigación histórica de ¿por qué se produjo allí? Y de forma sucesiva, ¿quién lo hizo? Y si obedece a una masacre genocida (por ser comunistas o masones, había una ley de represión de la masonería y el comunismo), a un asesinato en masa (que no prescribe legalmente) o bien otras causas. Cuando en una tumba aparecen 1º) varias cadáveres, 2º) enterrados con la cara hacia la tierra, 3º) con agujeros de bala en espalda, cabeza-nuca, 4º) sin botas, 5º) sin documentación). ¿Son causas normales? ¿Deben ser investigadas por un juez?. Aquí se están haciendo muchos levantamientos privados, pero siempre hemos creído que debían ser públicos, con la denuncia correspondiente o la actuación de oficio por las autoridades judiciales. O bien poniendo en conocimiento del Gobierno de turno, las necesidades y dificultades para realizar estos procesos con claridad, sin impunidad.

3.- Pero dentro del derecho, también existe el Derecho de familia. La familia del desaparecido tiene derecho a un entierro digno de la víctima, en un lugar adecuado, con medios adecuados, féretro, cremación, etc. y con total libertad. No comprendemos en los documentales que hemos visto, como las familias son presionadas para que aparezca un cura con una bandera actual, cuando el cádaver era ateo y republicano, por ejemplo. Las presiones son grandes y las familias ceden. En otros casos los nietos y los sobrinos nietos, tienen una ideología y una religión distinta de la víctima. La falta de respeto por la ideología del fallecido también es incumbencia del Derecho. Y sentimos discrepar de los que ponen a la cabeza de todo este proceso a la familia. En muchos casos, los verdaderos compañeros y camaradas estaban enterrados juntos. Las familias, fruto de una guerra civil, a veces estaban enfrentadas. El partido, el sindicato, el compañero, el camarada, en incluso la compañera (negada por el Régimen golpista, al no haber papeles que acreditasen el matrimonio, religioso, evidentemente), eran la verdadera familia de la víctima. Por qué invocar a una familia, que como hemos visto en los testimonios actuales, confunde a comunistas con monárquicos, que no tiene la menor idea, porque se han borrado, porque no han querido saberlo, con un silencio culpable, de todo lo que constituyó la Guerra Civil. No obstante, la familia tiene una fuerza poderosa para actuar y aunque en algunos casos se haya procedido indebidamente, debemos apoyar a estas gentes que han sufrido fatalmente las consecuencias de un golpe de Estado.

Bueno, sr. Goytisolo, con todos estos argumentos, sólo me resta uno literario. En las grandes novelas, tomándolo de la realidad, siempre se ha dicho que los fallecidos por un crimen, o bien por un enfrentamiento familiar, no descansaban en paz. La historia literaria desde Oscar Wilde a nuestros días siempre ha gozado de un género el fantástico, apoyado por creencias y supersticiones populares, que achacaban a una muerte desgraciada, no llegar al descanso eterno de los que morían con todos los beneplácitos. Así todas las historias de fantasmas en castillos, tenían la pena, el misterio o el terror de aquellos que no podían descansar en paz. Pues bien utilizando este símil, no creo que nuestros desaparecidos puedan descansar en paz, mientras los crímenes han quedado impunes, mientras no haya un lugar digno de reposo, mientras los camaradas y familiares que les lloramos, no sabemos dónde cayeron y sus causas.

Solamente un par de párrafos para dos aclaraciones más. La primera es que no podemos comparar ambos bandos, para exigir una hipótetica justicia. Los caídos por el bando de Franco, han tenido el reconocimiento, a veces inmerecido, placas, lápidas, monumentos funerarios, etc. pero también procedimientos administrativos completos. Se conoce quienes y dónde, y se les ha compensado a sus familias con pensiones, estancos, loterías, y hasta asientos para mutilados de guerra, los nacionales por supuesto.

La otra referencia es personal. Creo que exagera al decir que el partido comunista era el que contaba (en el antifranquismo). Y esto es algo insultante para los que luchamos contra el régimen y no quisimos pertenecer a ese partido en ese momento, pero no renunciamos a nuestras ideas de democracia y libertad. Y también pasamos por Carabanchel, por expedientes y cárceles y exilios. Por si no lo recuerda, existía en la Universidad el FLP, ORT, PCml, Liga, JOC, HOAC, CCOO, grupos CNT, cristianos de base, liberales, grupos monárquicos, etc. etc.

Y por si no lo recuerda en el mundo obrero existían CCOO, USO, UGT (sobre todo en País Vasco), PSOE, y los partidos antes citados y los nacionalistas. No vamos a quitar hegemonía a quién la tuviera, pero es evidente que en el franquismo y sobre todo en la última etapa, fueron las acciones violentas y los grupos que las realizaron las que se recuerdan. Y del PCE lo que recordamos fue la desgraciada Huelga Nacional Política de Carrillo que no llegó a nada. Intento loable, pero sin tener en cuenta las circunstancias políticas y económicas, llamada al fracaso. Dicho de forma directa los que sabíamos lo que era el stalinismo, no se nos ocurrió apuntarnos. A usted, según sus declaraciones, aún con el billete en el bolsillo, por si ganaban, sí se le ocurrió. Y no era la única oposición. Vaya esto por los caídos antifranquistas que nunca militaron en el partido comunista y que también merecen reconocimiento.