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LA CADUCIDAD DE LAS VÍCTIMAS
Víctor Luis Alvarez. (Presidente de la Asociación Memoria Histórica Asturiana) - 17/02/2006


En la historia de España durante los siglos XIX y XX (por citar los dos más próximos) han existido demasiadas tragedias mas o menos recordadas, con víctimas de todo tipo de las que el devenir de los tiempos ha ido difuminado su recuerdo.

A los centenares de miles de víctimas de la represión en la guerra y posguerra de la Guerra Civil Española muchos políticos parece que desean ponerles caducidad con una fecha ya pasada, como se ha comprobado en el Parlamento Español con la reciente declaración de 2006 como año de la Memoria Histórica con la única oposición del PP.

Una pregunta que nunca se ha realizado hasta ahora es si las víctimas del terrorismo también tienen fecha de caducidad.

El anarquista Mateo Morral causó numerosas víctimas en su intento de magnicidio cuando arrojó una bomba durante la ceremonia de la boda de Alfonso XIII.

¿Admitiría la AVT (Asociación de Víctimas del Terrorismo) en su seno a los descendientes de las víctimas de la bomba de Mateo Morral?. ¿O el terrorismo tiene una fecha oficial de inicio y todo lo anterior no cuenta?.

La Guardia Civil en su pagina web todavía considera como “bandoleros" y terroristas a los guerrilleros antifranquistas de la posguerra civil. También es ampliamente conocido que la guerrilla antifranquista realizó atentados y “ejecuciones" sumarias de sus enemigos cuando los consideraba chivatos y colaboradores de las fuerzas represivas.

Con la ley de aquella época en la mano, esas víctimas eran oficialmente víctimas del terrorismo, pero ahora no se incluyen como tales, quizás porque para la derecha no es políticamente correcto incluirlos. Se trataría de un acto de flagrante maniqueísmo si se hiciese y al mismo tiempo se obviase a los miles de españoles asesinados por las fuerzas de orden público y sus colaboradores, por la mera y única sospecha de haber facilitado un pedazo de pan a los “fugados" por los montes, según está cada vez mas documentado en numerosísimos casos.

La historia no tiene compartimentos estancos, todo está interrelacionado, siempre existen precedentes, ese es el gran error intencionado de la AVT (Asociación de Víctimas del Terrorismo).

Las víctimas que el Estado Franquista, genuino terrorismo de estado, ocasionó durante la guerra, posguerra y dictadura sufrieron un injusto y ominoso olvido durante la denominada transición. Lo cual se hizo en aras de una España en paz según los actores políticos de aquella época.

Además, sin querer establecer categorías entre los diferentes tipos de víctimas, hay que considerar las circunstancias de aquellas víctimas en las que en muchos casos hubo desaparición, más angustiosa que la propia muerte, y cuyas familias sufrieron represalias económicas y sociales que prolongaron una represión que fue determinante en las vidas de aquellos que intentaban supervivir dentro de un durísimo ambiente en el que imperaba la miseria, y los mas miserables de todos eran los perdedores de la contienda.

Por ello ahora, por mucho que les pese, les toca a la AVT hacer lo mismo que hicimos y hacemos nosotros con las víctimas de la guerra civil, posguerra y dictadura, que es luchar por honrar y recordar a nuestros muertos, documentar lo ocurrido para conocimiento de las futuras generaciones, pero nunca interferir, para que este país pueda vivir en paz de una puñetera vez.

Porque si de poner muertos sobre la mesa se trata, podemos empezar por los liberales asesinados por la reacción absolutista del XIX, los muertos de las Guerras Carlistas, la Semana Trágica y la represión sobre los obreros en la Cataluña de comienzos del siglo XX y un largo etc. hasta nuestros días, pasando por los sucesos del 34 y la Guerra Civil de la que aun queda mucho por documentar, aunque en los últimos tiempos gracias al esfuerzo voluntario de muchos jóvenes investigadores ya se van conociendo las cifras de aquel terrible genocidio.

Si la paz viene, bienvenida sea, honremos cada uno a nuestros muertos y documentemos sus trágicas circunstancias, mientras respetamos que los demás hagan lo mismo con los suyos, pero no intentemos torpedear las posibilidades que existan de lograr una paz estable y duradera, que bastante ya ha sufrido este país.