Artículos y Documentos

El secreto de la cruz del cementerio. El destino de parte de los 2.237 fusilados en Paterna puede dejar de ser una incógnita tras las declaraciones de un vigilante del Cementerio General de Valencia
Levante - 18/05/2006


El destino de parte de los 2.237 fusilados en Paterna puede dejar de ser una incógnita tras las declaraciones de un vigilante del Cementerio General de Valencia que está a punto de jubilarse. Este empleado, nieto del guardia de la necrópolis durante la posguerra, revela que en la fosa de la Sección Quinta Derecha fueron enterrados «camiones de ejecutados». Esta tumba nunca se ha vaciado

Rafel Montaner, Valencia

Ramón Manzanares es quizá el hombre que más sabe sobre los secretos que esconde la tierra del Cementerio General de Valencia. No sólo lleva más de tres décadas trabajando como vigilante en la ciudad de los muertos sino que además pasó sus primeros cuatro años de vida en la necrópolis ya que su abuelo, Vicente Moreno, era el guardia nocturno que tuvo el camposanto durante toda la Guerra Civil y parte de la posguerra. Ramón vivió desde que nació, el 1 de junio de 1936 hasta 1940 en la casa del pabellón del cementerio que ocupaba su abuelo, a quien todos conocían con el apodo de Sapatilla.

Cuando sólo le quedan justo dos semanas para jubilarse, el próximo 1 de junio se retirará al cumplir los 70 años, asiste atónito a la polémica sobre la existencia de restos de víctimas de la dictadura en los cuadrantes 3 y 4 de la fosa común de la Sección Séptima Derecha. «Allí ya no queda nada de los que se enterraron durante y después de la guerra, ya que estas fosas se han vaciado y se han vuelto a llenar varias veces», señala.
En este sentido, asegura que los restos que están apareciendo ahora con los trabajos para la construcción de 1.030 nichos sobre la fosa serían recientes: «Los cuatro cuadrantes de la Séptima Derecha están llenos, pero de gente que fue enterrada a partir de finales de los años 70 en adelante, creo recordar que los últimos cuerpos se depositaron en los años 90».

Un lugar para recordar

Estas obras han sido paralizadas en los sectores tres y cuatro por un juzgado a instancias del Fòrum per la Memòria. Dicha asociación, tras analizar los Libros de Registro de Enterramientos del Cementerio, presentó una demanda en la que reclama que no se construya sobre una tumba en la que fueron sepultadas miles de víctimas de la dictadura. El Fòrum solicita que se preserve el lugar, independientemente de que allí queden o no restos de represaliados. Las exhumaciones de las fosas comunes, algo que permite la ley una vez transcurridos los cinco años del enterramiento, han sido una constante en cinco de las seis fosas comunes del cementerio. De esta necesidad de vaciar tumbas para volverlas a llenar solo se ha salvado el último cuadrado de la fosa común de la Sección Quinta Derecha, una parcela de unos 1.600 m2 dominada por una gran cruz de piedra que según Ramón «no se ha abierto nunca».
Rafael, un trabajador jubilado del cementerio, recuerda a sus 81 años que antes se llamaba a esta fosa «el panteón de los caídos, porque allí se habían enterrado gente del bando de Franco que habían matado en Valencia durante la guerra». Por eso, al acabar la guerra levantaron la cruz y «allá por los años 40 llegaron a sacar ÑapuntaÑ cuatro o seis cuerpos para enterrarlos en el Valle de los Caídos», destino que guardaba Franco para los héroes de la Cruzada.
Así, mientras las tumbas de los perdedores eran vaciadas sin miramientos, la cruz de los vencedores ha sido el tótem que ha guardado para la historia la fosa de la Quinta Derecha. Esta tumba oculta un terrible secreto que, siendo un niño, Ramón conoció de la boca de su abuelo:«Un día me dijo que al acabar la guerra muchas veces, de madrugada, tenía que abrir la puerta del cementerio porque llegaban camiones con fusilados en Paterna y en la cárcel de San Miguel de los Reyes».«Eran tantos los que traían que cómo no podían meterlos en la fosa de la Séptima Derecha, que es la que estaba abierta en 1939 y no daba abasto con los muertos de Valencia, los metían en el cuadrante de la Quinta Derecha», continua. Ramón añade que nadie se preocupó por anotar estos enterramientos en el Registro del Cementerio, «simplemente llegaban en mitad de la noche y los tiraban allí "a camionaes" Ñ dice en valencianoÑ sin caja y sin nada».
Sobre la cantidad de fusilados que podría haber en esta fosa de la cruz, Ramón, no se atreve a dar una cifra: «Si te dijera un número te mentiría, sólo sé lo que me contó mi abuelo, y el me decía que era "habitual" que lo despertaran por la noche».
Al historiador Vicent Gabarda, el máximo experto en los fusilamientos de Paterna, donde según sus cálculos se ejecutaron a 2.237 personas entre abril de 1939 hasta 1943, no le extraña que el Cementerio General fuera uno de los principales destinos de esta riada de cadáveres. «El cementerio de Paterna era imposible que soportara un ritmo de ejecuciones que, entre 1939 y 1941, llegaban hasta 30 o 40 al día», recalca. Además, Rafael, relata otra dificultad: «Mis compañeros más veteranos me contaron que en la fosa de Paterna no cabían más de cuatro cuerpos en altura ya que había mucha piedra y no se podía excavar más hondo». Respecto a San Miguel de los Reyes, Gabarda dice que no consta que allí hubiera fusilamientos, aunque no niega que se aplicara la ley de fugas para encubrir ejecuciones extrajudiciales.