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Luz sobre las fosas del franquismo
Levante - 17/04/2006


«Vosotros no sabéis, no sabéis lo que hay ahí dentro... y mejor que no lo sepáis nunca», le contó hace unos días casi entre lágrimas un anciano de más de 90 años a la presidenta del Fòrum per la Memòria del País Valencià, Amparo Salvador.

Rafel Montaner, Valencia

La escena tuvo lugar junto a la fosa común de la parte civil del Cementerio General de Valencia, donde yacen cientos y cientos de republicanos fusilados por las tropas franquistas nada más entrar en Valencia a finales de marzo de 1939. Este testimonio confirma que dicha sepultura guarda el terrible secreto de la matanza de la Rambleta, partida del barrio de Sant Marcel·lí donde durante los primeros días de la ocupación franquista se concentraron las ejecuciones extrajudiciales.
El nonagenario, testigo de aquellos hechos de los que ahora se cumplen 67 años, resaltó como la Rambleta se convirtió en el matadero de Valencia. «Nos explicó que los camiones empezaban a llegar de madrugada, a las seis de la mañana y antes, y que iban repletos de gente», añade Salvador.
Nadie salía vivo de la Rambleta. Los camiones vaciaban su cargamento de muerte en el cercano Cementerio General de Valencia para volver a las pocas horas a alimentar el insaciable pelotón con una nueva tanda de republicanos que no habían podido huir del cap i casal. «Entre un viaje y otro no había tiempo ni para limpiar los camiones de la sangre y las vísceras que habían dejado los muertos», apuntó el testigo para a continuación señalar que las caravanas de la muerte «no fueron cosa de dos días, duraron mucho, así que en la fosa seguro que hay más de 1.000 muertos».
Cientos y cientos de fusilados
Confesiones como ésta y otras que hablan de cientos y cientos de fusilados en las tapias de los cementerios de la ciudad, como el del Cabanyal, han llevado al Fòrum a emprender la difícil tarea de cuantificar la magnitud de la represión franquista en Valencia. «Sabemos que se mató a mucha gente y esas personas tienen que estar enterradas en algún sitio», afirma Salvador.
Estudiar las fosas comunes, en plural porque esta organización que trabaja para la recuperación de la memoria histórica ya ha localizado tres en el cementerio general, es el primer paso para ponerle números a la sangrienta postguerra.
«En la fosa del cementerio civil, donde pensamos que están los fusilados de la Rambleta, se cree que hay unos 500 muertos pero podría haber tres veces más», recalca. Sin embargo, la cantidad de cadáveres que se depositó en esta tumba, como decía el anciano, no se sabrá jamás. Según la portavoz del Fòrum «ha desaparecido, o tal vez nunca haya existido, el registro de enterramientos y al menos en dos ocasiones, en 1957 y en 1967, el ayuntamiento franquista sacó huesos del enterramiento con la excusa de unas obras que no eran más que un intento de destruir pruebas».
Las otras dos fosas de la posguerra que han hallado, al igual que la primera, están en la más absoluta clandestinidad. Sobre una de ellas se levantó hace años un bloque de nichos y la otra es un jardín de setos recortados y cipreses dominado por una gran cruz de hormigón. Los socavones que salpican el suelo marcan claramente las hileras de los enterramientos, en los que se apilaban entre seis y nueve ataúdes.
Salvador estima que en esta parcela de unos 1.600 m2, donde ahora holgazanean los gatos que pueblan el cementerio, «no hay menos de 6.000 muertos». Documentación que los colaboradores del Fòrum han hallado en diversos archivos les ha permitido confeccionar una lista de personas enterradas en esta sepultura, la causa de su muerte, edad y lugar defunción.
«No sabían ni a quien mataban»
El período que estudian va desde de abril de 1939 hasta 1945, los que el Fòrum considera los «años más duros» de la posguerra. En la documentación de la época solo figura la ejecución como causa de muerte en 50 enterramientos que tuvieron lugar entre el sábado y el domingo 1 y 2 de abril de 1939, 22 de los cuáles no costa ni el nombre «en una clara prueba de que los fusilamientos fueron tan masivos que no sabían ni a quien mataban», remarca Salvador.
A partir del 3 de abril, el primer lunes de la ciudad como Valencia del Cid, desaparecen los fusilamientos de los listados oficiales y a los cuerpos que llegan al camposanto de la prisión celular o cárcel Modelo, del penal de San Miguel de los Reyes, de la cárcel de mujeres, de instalaciones militares y juzgados, se les anotan causas de muerte aparentemente naturales como es el caso de la asistolia, tecnicismo médico con el que se define un paro cardiaco y que figura en la mayoría de expedientes.

Eufemismos bajo los que se esconden palizas y ahorcamientos

R. Montaner, Valencia

Los voluntarios del Fòrum per la Memòria están haciendo una selección en el enorme listado con el fin de diferenciar a las víctimas del hambre y las enfermedades de la dura postguerra con los muertos de la represión. Para ello se fijan en cuestiones como la edad, el lugar del fallecimiento y la causa. «Es muy sospechoso que el mismo día se entierre a decenas de personas muertas por asistolia, que es la causa a la que se atribuyen más muertes con gran diferencia, procedentes de San Miguel de los Reyes y del resto de cárceles», dice Salvador.

La presidenta del Fòrum detalla que las anotaciones de «'shock' traumático, pérdida de masa encefálica, asfixia por suspensión, son eufemismos bajo los que se esconden palizas y ahorcamientos». También han descubierto que en un «mismo día se entierran familias enteras, con hijos menores de edad, cuyos miembros han muerto por la misma causa como es el caso de una pareja joven y su hijo de pocos meses víctimas de la "asistolia"». La relación con los enterrados que se sospecha que son víctimas de la represión franquista será examinado por un grupo de historiadores, forenses y especialistas en fosas comunes del Foro por la Memoria, organización estatal a la que pertenece el Fòrum. Estos expertos confeccionaran un listado que se difundirá a través de internet «con el fin de sacar del olvido a las víctimas y ayudar a los familiares de desaparecidos a descubrir el paradero de los suyos», concluye .