Fotógrafo:
Ángel Luis Ramírez
La ciudad de Burgos homenajea a los
presos políticos que estuvieron recluidos en
su penal
José María Laso Prieto
Crónica del homenaje brindado
por la ciudad de Burgos a los que fueron presos políticos
en su famoso penal durante el franquismo. Laso estuvo
preso en Burgos entre 1959 y 1963, condenado por ser
militante del Partido Comunista de España y responsable
de agitprop en Vizcaya
La ciudad de Burgos, encabezada por su
Ayuntamiento, ha rendido un emotivo homenaje a los presos
políticos que estuvieron muchos años recluidos
en su célebre penal. En el tríptico donde
se anunciaban los actos a realizar en la ciudad burgalesa,
se decía:
«El Excmo. Ayuntamiento de Burgos
y en su nombre su alcalde, don Angel Olivares, y la
Asociación de Ex-presos y represaliados Antifranquistas,
con la consulta previa y adhesión de diversos
colectivos políticos, sociales, culturales y
ciudadanos, han acordado celebrar un Homenaje Nacional
a los presos políticos que fueron víctimas
de la represión franquista. Se ha elegido esta
ciudad porque en ella estuvo la Prisión Central
de Burgos, en la que decenas de millares de demócratas
dejaron largos años de su vida y su libertad.
Este encuentro debe contribuir a recuperar la memoria
histórica, debido al acuerdo adoptado por unanimidad
en el Congreso de los Diputados el pasado 20 de noviembre
de 2002. El homenaje se desarrollará del 12 al
15 de junio de 2003 y contará con una gran exposición
fotográfica. El día 12 se hará
la apertura oficial del homenaje y los días 13
y 14 se desarrollarán una jornadas de estudio
y reflexión histórica a través
de mesas redondas y ponencias con la presencia de ideas
y personalidades de la vida política y social,
investigadores juristas y los testimonios de los expresos
políticos, la mayoría de los cuales cumplieron
sus condenas en el penal de Burgos. El día 14
por la noche se celebrará en el Teatro Principal
de Burgos una velada poético musical en la que
participarán conocidos cantautores y artistas.
Invitamos a los ciudadanos de Burgos, y especialmente
a la juventud, a compartir con nosotros este homenaje
popular que quiere contribuir a cerrar las heridas del
pasado y a construir unidos un futuro mejor para España.»
De Asturias nos desplazamos a Burgos
una delegación compuesta por militantes comunistas
ex-presos: Manuel García González (Otones),
Juan Rodríguez Ania, Gerardo Díaz Solís,
Manuel García Hernández, Alfonso Vallina
Miranda, Manuel Alonso Hernández, Martín
Fraga Tasende, José A. del Valle Lavandera y
José María Laso Prieto, y dos del PSOE.
Estos últimos fueron el abogado José Ramón
Herrero Merediz y el sindicalista Severino Arias Morillo.
De los comunistas, también participaron las viudas
de Juan Muñiz Zapico (Higinia Torre Patayo) y
Genaro González (Juana Prieto Fernández)
que asimismo estuvieron recluidos en el siniestro penal.
A nuestra llegada a Burgos fuimos directamente
al acto inaugural que, en forma de mesa redonda, comprendía
a los dos dirigentes sindicales, Cándido Méndez
y José Fidalgo, al Defensor del Pueblo, Enrique
Múgica, al ex-alcalde de Burgos, Angel Olivares,
y al Secretario General del Partido Comunista de España,
Francisco Frutos. Todos ellos valoraron la lucha de
los ex-presos políticos como una contribución
muy relevante al restablecimiento de la democracia en
España. El ex-ministro de Justicia, Enrique Múgica,
que también estuvo recluido en Burgos, rindió
homenaje al ex-preso político Narciso Julián,
recientemente fallecido. A su vez, Francisco Frutos
resaltó que la contribución de los militantes
comunistas a tal lucha había sido la más
importante tanto cuantitativa como cualitativamente.
Ángel Olivares subrayó cómo los
actuales burgaleses se sienten identificados con sus
anteriores huéspedes forzosos. En la exposición
fotográfica figuramos todos los expresos que
ingresamos en el Penal antes de 1960, ya que a partir
de 1959 se prohibieron tales fotos por su eventual utilización
en la campaña pro-Amnistía.
A partir del día 13 se desarrollaron
las ponencias y mesas redondas. Se abordaron diversos
temas como: «El marco legal de la represión
en la dictadura franquista». Los ponentes fueron
José Ramón Herrero Merediz y el historiador
Marc Carrillo. José María Laso Prieto
aportó el trabajo titulado «La utilización
de la jurisdicción militar en la represión
franquista». Otra mesa redonda se dedicó
al tema: «Etapas fundamentales de la represión
en las cárceles franquistas». Los ponentes
fueron el comunista Melquesider Rodríguez Chao
y el libertario José Martín. Una mesa
redonda muy emotiva fue la dedicada al tema de «La
lucha de las presas políticas por la dignidad
y por sus reivindicaciones». Sus ponentes fueron
Angustias Martínez, Vicenta Camacho e Isabel
Amil.
Por la tarde se desarrolló una
mesa redonda sobre el tema de «La lucha de los
presos políticos por la dignidad y sus reivindicaciones».
Los ponentes fueron Manuel García (Otones) y
Joan G. Tristany. Otones expuso muchas de sus experiencias
de lucha que se reflejan en sus recién publicadas
Memorias. A su vez, Tristany relató similares
experiencias en Cataluña. Una segunda mesa redonda
de la tarde tuvo por tema «Relaciones de presas
y presos políticos con el exterior». Estuvo
a cargo de Miguel Nuñez y de Enric Pubil. Miguel
Nuñez estuvo a cargo de esas relaciones en la
Dirección Política de los presos políticos
del Penal de Burgos. Tal relación se expone muy
bien en sus también recientes memorias y, por
su parte, Pubil relató con detalle las relaciones
exteriores de los presos políticos en Cataluña.
La mañana del día 14 se
inició con la mesa redonda que trató del
tema «Homenaje a las familias de los presos por
su contribución a la lucha». Los ponentes
fueron Irene Abad, Virginia Díaz y Eliseo Prada.
El tema fue muy justo y oportuno, ya que tal contribución
fue muy relevante para mantener activa la conciencia
de los presos políticos. Fue seguida de la mesa
redonda dedicada al tema de «Actividades de formación
políticas y culturales». Los ponentes éramos,
en principio, Agustín Ibarrola, Sixto Agudo (Blanco)
y José María Laso Prieto. Agustín
Ibarrola no pudo participar debido a que llegó
tarde por el retraso de su vuelo desde Ginebra. No obstante
participó en todos los actos que se desarrollaron
posteriormente en el homenaje a los presos políticos
recluidos en Burgos. Por su parte, Sixto Agudo, que
fue durante años miembro muy activo de la Dirección
Política de los presos del Penal, desarrolló
una ponencia por escrito en la que se centró
fundamentalmente en «La educación política
cultural y profesional de los presos políticos
del Penal de Burgos en el período 1946-1961».
Como la revista El viejo topo tiene el proyecto de publicar
íntegramente tal ponencia, en esta reseña
vamos a limitarnos a transcribir sólo algunos
de sus párrafos:
«A Burgos le cupo un papel muy
especial durante la guerra civil. Ser la capital política
y administrativa del nuevo régimen que iban creando
los sublevados contra la República. Y el Penal
se fue llenando de miles y miles de prisioneros que
hacían las unidades de la VI División
mandadas por el general Mola. Terminada la guerra civil,
fue nombrado jefe de la VI División el general
Yagüe, con plenos poderes en su región,
coincidiendo con la decisión de Franco de concentrar
en el Penal a los republicanos de toda España
conmutados de la pena de muerte, en el periodo 1940-1946.
A partir de 1946 Franco dio una nueva orden: la de concentrar
en el Penal a los dirigentes más peligrosos del
PCE, del PSOE y de la CNT. Para evitar que las prisiones
se transformasen en bastiones de referencia y de lucha
por recuperar la democracia. Pero, como veremos, se
equivocó.
Hecha esta primera reflexión quiero responder
a esta pregunta: ¿por qué el Penal de
Burgos fue una Universidad y no otras prisiones? El
dictador creyó que, reuniéndonos en el
Penal de Burgos, evitaría tener focos de libertad
en diversas prisiones del resto de España, al
mismo tiempo que le sería más fácil
concentrar su acción represiva contra nosotros.
Sus cálculos fallaron porque al concentrarnos
aumentó nuestra fuerza y facilitó nuestra
acción en contacto con la Dirección del
Partido, instituciones y masas populares.
En la primavera de 1946 llegó al Penal la primera
expedición de Alcalá de Henares, formada
por más de 200 presos. Después de cumplir
el periodo de celdas, de este Departamento se pasaba
a la Brigada de Higiene. Era un escalón entre
el periodo de celdas y la vida común, donde su
cumplían las órdenes del oficial de la
Brigada. Los que componían ésta tenían
la obligación de limpiar la prisión, excepto
los dormitorios. No se podía filmar ni hablar.
Y se obligaba a los presos a fregar de rodillas protegidos
por unas rodilleras de cubiertas de automóviles.
En invierno era inhumano porque se vivía a temperaturas
bajo cero. A pesar de ello, se les obligaba a hacerlo
diariamente. El funcionario Matías, que fue durante
muchos años responsable de esta Brigada, gozaba
con el sufrimiento de los presos, acuciándolos
en el trabajo e incluso pisándoles las manos
a los que no podían llevar el ritmo que se imponía.
El régimen de vida en común era inhumano.
Formaciones, desayuno, comida y cena se hacían
en el patio hasta la hora de subir a los dormitorios.
La actividad política era limitada. Las informaciones
y discusiones se hacían paseando. En los dormitorios
era imposible hacer algo, debido a que al toque de retreta
todo el mundo tenía que acostarse.
La expedicionarios de Alcalá de Henares, al salir
de celdas, fueron trasladados a la Brigada de Higiene.
Pretendieron que fregaran de rodillas y se negaron.
Repitieron la negativa ante el jefe de servicio y ante
el Director.
"¿Es que van ustedes a imponer condiciones?",
demandó el Director.
"No se trata de eso. Lo que queremos es realizar
el trabajo con más comodidad, y evitar esas formas
vejatorias, como se hace en otras prisiones, con una
cruceta de madera en la que se apoya la bayeta."
"Si se comprometen que la limpieza se haga
bien así, que se hagan las crucetas y se friegue
con ellas", concluyó el Director. Después
se consiguió que cada preso tuviera su plato,
cuchara y vaso.
Los meses siguientes fueron llegando expediciones de
San Miguel de los Reyes y Ocaña. De este modo
el Penal se llenó de unos cinco mil reclusos,
el 90% comunistas, y dos expediciones del PSOE y otras
dos de la CNT. Cumplidos todos el periodo obligatorio
de celdas, nos encontramos en el patio general. Fue
emotivo encontrarme con los veteranos del Penal de Alcalá
de Henares y con Antonio Nuñez Balsera, a quien
no había vuelto a ver desde las detenciones en
Perpignan. Cada expedición traía sus propias
experiencias. Era pues necesario cohesionar la acción
del PCE en el Penal. Para ello establecimos contacto
con la Delegación del PCE en Madrid, que nos
proporcionó los materiales y la orientación
del PCE, lo que representó una gran ayuda. También
reforzamos las relaciones con familiares y amigos. Pero
comprobamos que la relación directa con la Delegación
del Comité Central del PCE en Madrid, podía
constituir un serio peligro para ellos y para nosotros
y pedimos una relación directa con el PCE de
París, que se mantuvo siempre sin novedad. Con
esta ayuda de la Dirección del PCE, con la selección
que hacíamos de la prensa diaria y el resumen
semanal de Radio España Independiente, que nos
enviaba Angeles Blanco Brualla, se organizaba la información
y la discusión política en las brigadas.
A cumplir esta tarea fundamental, ligada a nuestro trabajo
diario, nos dedicamos con entusiasmo. Había que
disponer de los medios necesarios. Se creó una
Comisión fuerte compuesta por José Blanco,
Julio San Isidro, Luis Alberto Quesada y Puente, que
disponía de la orientación política
del PCE, Mundo Obrero, las revistas del Partido y de
Praga, libros de Marx y de Lenin, manuales de la Academia
de Ciencias de la URSS. Para tenerlos a recaudo, abrimos
huecos en la 2ª Brigada, sacando gruesas piedras,
hueco cerrado con un cuadro de baldosines adosados a
un bloque de cemento. Pero además había
que garantizar cómo sacar y meter los materiales
de su escondite, cómo hacer los guiones de los
temas, cómo garantizar la exposición de
los temas y su discusión en las brigadas.
Tuvimos que neutralizar la acción de la plantilla,
creando una agrupación de camaradas que vigilaban
los movimientos de los guardianes y que avisaban para
que no fueran sorprendidos los que realizaban alguna
actividad. Por ejemplo, un día el Director, con
toda la plantilla, invadió la 2ª Brigada,
convencido de que esta vez lograría su propósito.
Llevaba en la mano una alcotana y sin más comenzó
a tirar los azulejos de las paredes y no consiguió
nada, porque debajo de los azulejos estaba el cuadro
que tapaba el escondite. Así pudimos realizar
durante el periodo señalado tres cursos de orientación
política e ideológica elemental, dedicados
a estudiar la política del Partido; el medio,
sobre las mismas cuestiones y algunos temas básicos
de la teoría marxista, y el superior dedicado
a la teoría marxista.
Como complemento de la educación política
e ideológica, se concibió la utilización
del local destinado a Escuela empleando las horas de
patio. Disponíamos de suficientes profesores
titulados: Custodio Peñarroya, profesor de Física;
Julio San Isidro, economista; Alberto Sánchez
Mascullán, Luis Alberto Quesada, Antonio Pérez,
y Marcelo Usobiaga, profesores mercantiles; Andrés
Rodríguez, perito industrial; Igualador, profesor
de matemáticas; Salvador Ruiz Soler, proyectista;
Montreal, delineante; Ángel Poyatos, profesor
de lenguaje y Agapito del Olmo, Horacio Fernández
Inguanzo, Guillermo Gaya, Valentín Bea y Maeso,
excelentes profesores de primera enseñanza. Todos
ellos, con la Comisión de Educación, presentaron
al maestro oficial del penal el siguiente plan. Dar
clases de cultura general: dos clases de francés
e inglés; dos clases de física; dos clases
de matemáticas; dos clases de geometría
y dibujo; dos clases de literatura y lenguaje; dos clases
de geografía física y económica;
una clase de peritos industriales y de organización
del trabajo; dos clases de historia universal y de España,
una clase de radio. Este plan se llevó a cabo
sin problemas. Los años de mayor número
de presos, el número de matriculados superó
los dos mil. Nunca hemos valorado suficientemente esta
labor: que muchos de sus receptores que entraron casi
analfabetos salieron con una cultura más que
media, y muchos de ellos con conocimientos técnicos.
Dentro de la actividad político-cultural existía
una tertulia literaria formada por Luis Alberto Quesada,
Fernando Macarro (Marcos Ana), José Luis Gallego,
Manuel de la Escalera, Angel Poyatos, Juan Gómez
Casas, dirigente de la CNT. Realizaban debates literarios
y representaciones escenificadas sobre escritores célebres,
y elaboraban revistas locales que hacían más
llevadera la vida del Penal.
Fue precisamente esta concentración de dirigentes
comunistas, impuesta por Franco, la que dio vida a esta
Universidad, lo que no pudieron hacer en otras prisiones,
que sí llevaron a cabo una gran lucha política
contra la brutal represión que recibían,
y también una labor cultural de acuerdo con los
medios que tenían. Los libros de Melquesider
Rodríguez Chao, Miguel Nuñez, Juana Doña,
Sixto Agudo y Tomasa Cuevas, son testimonio de ello.»
La ponencia de José María
Laso Prieto, integrante de la misma Mesa Redonda que
la de Sixto Agudo, fue complementaria de la de éste.
Ambos abordaron el tema de la actividad cultural en
el Penal de Burgos y de los cursos de Formación
Política. Sixto Agudo se refirió a la
primera etapa del Penal, mientras que Laso explicó
el tema a partir de 1959. Laso comenzó precisando
que su experiencia abarcó de febrero de 1959
en que llegó al Penal de Burgos, después
de haber hecho «turismo penitenciario» por
las prisiones provinciales de Bilbao, Burgos, Madrid
(Carabanchel), Zaragoza y Huesca hasta el 1º
de julio de 1963, en que salió en libertad condicional.
A su vez, tal etapa estuvo dividida entre su llegada
a Burgos y el VI Congreso del PCE, en el que fue elegido
miembro de su Comité Central como consecuencia
de su comportamiento frente a la policía. A partir
de entonces, pasó a integrarse en el Comité
de Dirección Comunista del Penal, desempeñando
la Secretaría de Información del mismo.
Ello intensificó mucho su labor cultural y de
formación política. Empero ya anteriormente
se le había dedicado a dar clases de formación
política y a participar en los debates de una
Comisión dedicada a analizar los temas políticos
más relevantes. Esta Comisión estaba constituida
por una treintena de cuadros, expertos en marxismo o
con notables conocimientos políticos. Entre los
temas tratados, a lo largo de varias sesiones, figuró
el resultado de la Huelga Nacional por la Reconciliación,
de Junio de 1959. La gran mayoría de los asistentes
estuvieron de acuerdo con la Resolución del Buró
Político del Comité Central del PCE, de
considerar que tal huelga había tenido un éxito
parcial. El único discrepante fue el matemático
Igualador que, al salir en libertad, fue empleado en
los Laboratorios Ibys por su Director, el gran científico
Faustino Cordón. Otro tema, al que se dedicaron
varias sesiones de debate en la Comisión, fue
el resultado obtenido por el Plan de Estabilización
impuesto por el nuevo Gobierno franquista. Las opiniones
estuvieron muy divididas.
Seguidamente Laso se centró en
la actividad cultural desarrollada en el Penal de Burgos.
Completó así los datos sobre la tertulia
literaria, La Aldaba, proporcionados por Sixto Agudo.
La composición de la misma, en la etapa de la
incorporación de Laso, se amplió a dos
libertarios más: Francisco Alcaraz, conocido
cariñosamente como «Pajarito», y
un catalán apellidado Fornés. Posteriormente,
a petición de Laso, se integró en la tertulia
el abogado José Ramón Herrero Merediz.
A continuación Laso se centró
en la actividad cultural desarrollada en la Tertulia.
Recordó los debates que se desarrollaron acerca
de la novela El doctor Zivago, la obra filosófica
y literaria de Albert Camus, la obra poética
de Rafael Alberti y la obra teatral de Buero Vallejo.
También se analizó la polémica
del posibilismo derivada de la controversia entre Alfonso
Sastre y Buero Vallejo. «Pajarito» se hizo
muy famoso en La Aldaba, debido a que con frecuencia
aludía a una novela suya sobre las cárceles.
Cuando se le pedía que la prestase, respondía:
«La tengo sólo en la mente. No la desarrollo
por escrito debido a que temo me la confisque el Coronel
Eymar.»
Otra actividad cultural relevante de
Marcos Ana y José María Laso fue la de
los murales que dedicaron a la muerte de Albert Camus
y a la amistad chino-soviética. Tales murales
de reducidas dimensiones circularon por
todas las Brigadas. En formato de un libro pequeño
que se multicopiaba a mano Laso elaboró
un extenso trabajo sobre la conquista humana del
espacio en colaboración con Pedro García
Gutiérrez. Siendo ya Secretario de Información
de la organización comunista del Penal, Laso
elaboró un extenso trabajo sobre la descolonización
de los países africanos. Uno de los copistas
que lo reprodujo, para su lectura en todas las brigadas,
fue el pintor artístico Pedro Encinas, que todavía
lo recordaba en 1967 cuando se encontró con Laso
en una exposición en la Galería Mikeldi
de Bilbao.
Una vez que Marcos Ana y Laso accedieron
al puesto de bibliotecarios del Penal oficialmente
eran barrenderos de la Biblioteca realizaron diversas
actividades culturales en la misma. Una de las más
relevantes fue la de las proyecciones cinematográficas.
Laso pasó a ser el traductor para el maestro
oficial del Penal de los documentales franceses,
italianos y británicos. Ello le llevó
finalmente a encargarse de la programación cinematográfica
semanal. Laso redactaba las cartas dirigidas a las distribuidoras
que finalmente firmaba el maestro oficial. Ello permitió
proyectar en el Penal la casi totalidad de los «films»
de Bardem y Berlanga, e incluso el Spartacus (1960)
de Stanley Kubrick, que constituía una apología
de la lucha de clases. Otra actividad cultural, que
realizaron conjuntamente Marcos Ana y José María
Laso, fue la presentación mural semanal de la
cartelera cinematográfica del penal. Se montó
sobre una plancha de madera de ocumen en un pasillo
de paso a la Escuela-Biblioteca y un taller textil.
Sobre tal panel Marcos Ana situaba diversas fotos de
actores y actrices, que iban a protagonizar las películas
a proyectar, mientras Laso colocaba un texto con informaciones
y comentarios acerca de tales películas. Cuando
Marcos Ana salió en libertad, en noviembre de
1961, Laso continuó una tarea que suscitaba un
gran interés entre los presos.
Otra actividad cultural importante la
desarrolló el grupo de presos vascos. A iniciativa
de Ramón Ormazabal, desarrollaron un curso de
debates acerca de la estética vasca en el campo
de la plástica. Tomando como referencia un libro
sobre el arte vasco, publicado en Buenos Aires por Kaperotxiki,
Ramón Ormazabal, Agustín Ibarrola, Antonio
Giménez Pericás, Vidal de Nicolás,
José María Laso, y otros presos vascos,
debatieron exhaustivamente la historia y realizaciones
de los artistas vascos.
En un plano más general, el acto
más relevante fue un homenaje al poeta Miguel
Hernández, con motivo de un aniversario de su
muerte, desarrollado por la tertulia La Aldaba, por
iniciativa de Marcos Ana. Fue un verdadero montaje teatral,
con muy diversos decorados y una esfera de cristal en
la que ardía alcohol. Hubo que montar la correspondiente
guardia para no ser sorprendidos por los funcionarios.
También fue muy interesante una lectura colectiva
de una obra teatral de Manuel de la Escalera que, aunque
se desarrollaba en un país árabe, simbolizaba
explícitamente la tragedia que habíamos
vivido los españoles.
En el plano de la formación política,
José María Laso fue uno de los presos
más activos. No sólo como profesor de
los diferentes cursos, sino también como elaborador
de muchos de los temas de tales cursos. Esta tarea la
llevó a cabo en estrecha colaboración
con Melquesider Rodríguez Chao. Los cursos de
formación tenían dos vertientes: para
libertos y para presos políticos en general.
Se denominaba libertos a los presos que les faltaban
seis meses para salir en libertad condicional. Lógicamente
tales cursos eran los más intensos, mientras
que los generales tenían un ritmo más
pausado. Los cursos abarcaban los más diversos
temas: filosofía y economía marxista,
política en la perspectiva leninista, temas sindicales
y económicos, campesinos, &c. Para la realización
de tales cursos, que se realizaban en las brigadas en
tres horarios diarios, había que montar las correspondientes
guardias para no ser sorprendidos por los carceleros.
Estos cursos de formación fueron tan importantes
que sirvieron para elevar notablemente el nivel político
y cultural de los presos. De ello se deriva el que se
hablase, con fundamento, de la Universidad de Burgos.
Otra actividad cultural y política
muy relevante que tuvo que realizar José María
Laso fue la de la confección del Boletín
de Noticias que diariamente se leía en todas
las Brigadas. Fue una de las tareas que asumió
al pasar a ser secretario de información del
Comité de dirección política del
Penal. Fueron dos activos colaboradores de Laso, en
tal tarea, los camaradas Eduardo Ganga Zafra y José
Antonio Cuadrado. El citado Boletín se elaboraba
desde muy diferentes fuentes: los periódicos
legales en España que no obstante estaban
prohibidos a los presos políticos, las
informaciones que nos pasaban los familiares de los
presos a través de las comunicaciones en el locutorio,
las informaciones que nos pasaban algunos funcionarios
adictos, las comunicaciones que nos enviaba desde París
la Dirección del PCE. La lectura de este Boletín
de Noticias suscitaba gran expectación entre
los presos, especialmente cuando se desarrollaban acontecimientos
que podían provocar su libertad.
Toda esta actividad cultural y política
realizada por los presos del Penal resulta inconcebible
si no se tiene en cuenta una frase que se atribuye a
Trotsky. Trotsky decía: «El zarismo es
una tiranía algo atenuada por la ignorancia,
la vagancia y la inoperancia de sus funcionarios.»
Lo mismo se puede decir del franquismo. Sin embargo,
es de justicia añadir que los presos políticos
del Penal de Burgos habían logrado una situación
especial gracias a muchos años de sacrificios
y duras luchas.
Otra mesa redonda relevante, desarrollada
el 14 de junio en Burgos fue la titulada «La solidaridad
y la lucha por la amnistía en territorio franquista».
Sus ponentes fueron Armando López Salinas, Eloy
Fernández y Juan José del Aguila. Describieron
las más diversas formas de solidaridad que se
desarrollaron en España en apoyo de los presos
políticos, haciendo especial referencia a la
denominada Antena de Burgos, que elaborábamos
los presos políticos del Penal y que transmitía
semanalmente Radio España Independiente.
La última mesa redonda de la jornada
del 14 de junio tuvo por título «La solidaridad
y la lucha por la amnistía en el ámbito
internacional». Los ponentes fueron Luis Alberto
Quesada y Marcos Ana. Quesada se centró ampliamente
en el movimiento de solidaridad desarrollado en la República
Argentina, país donde le trasladaron al ser puesto
en libertad. A su vez, Marcos Ana describió los
muy diferentes viajes que hizo a muy diversos países
para impulsar la campaña internacional pro Amnistía.
Con esa finalidad recorrió los más diversos
países del mundo.
El mismo 14 de junio se publicó
en el diario El Correo de Burgos un texto en el que
se resumían varias entrevistas realizadas a algunos
de los participantes en las mesas redondas de los ex-presos.
El título era «La Universidad comunista
de la dictadura estaba en Burgos». Como subtítulo,
decía: «Presos víctimas del régimen
franquista encarcelados en el penal burgalés
reciben un homenaje que pretende recuperar la memoria
histórica.» El texto incluía una
fotografía en la que figuraban Sixto Agudo, Timoteo
Ruiz y otro compañero, y en el correspondiente
pie de foto se decía: «Las anécdotas
y recuerdos se intercambian constantemente entre aquellos
que padecieron la represión política.»
El texto, firmado por Noelia Santamaría, comenzaba
con una entrevista a Manuel García González
(Otones). En ella se decía:
«"En 1950 cumplí veinte
años atado a un pesebre en las caballerizas de
la guardia civil, sufriendo torturas durante diez días
que me dejaron inutilizado". Así comienza
una historia que aunque trágica no tiene nada
de excepcional. Es la historia de uno de los miles de
presos franquistas que pasaron por el penal de Burgos
durante la dictadura.
A la cárcel de nuestra ciudad llegaban los presos
más "peligrosos", los comunistas, que
en la mayoría de los casos ya habían pasado
por otras prisiones españolas donde la represión
era constante. "En Segovia se nos murió
un camarada que tenía una úlcera de estómago
sangrante, y se desangró en la celda, abandonado
totalmente. Fue un crimen. Me sancionaron porque me
desesperé y cogí a un funcionario y le
dije que era un hijo de puta", cuenta Otones. "Cuando
vine a Burgos era otra cosa." El Penal de Burgos
era emblemático por la dureza de su represión,
pero también porque los presos supieron organizarse
para mejorar sus condiciones y continuar con su lucha
contra la dictadura franquista. La llamaron "Universidad
comunista" y no es para menos, porque los presos
se ingeniaban para impartir filosofía y economía
marxista, sociología política, cursos
sindicales y culturales-ideológicos. Pero la
actividad en el Penal de Burgos fue incluso más
transcendental. "Los funcionarios se desesperaban",
cuenta sonriendo Otones, "se preguntaban por qué
aparecían partes de la prisión de Burgos
en la Pirenaica". Radio Pirenaica era una emisora
clandestina contraria a la dictadura, a la que los presos,
al mismo tiempo que con los cursos, se enviaban información
sin ser descubiertos.
Los condenados habían creado toda una estructura
que se dedicaba a espiar a los funcionarios, de tal
forma que cuando éstos iban a efectuar un registro
podían saberlo de antemano. Los parte para Radio
Pirenaica requerían de métodos más
rebuscados, como, por ejemplo, escribir la información
en letra muy pequeña usando papel cebolla y esconderlos
en las tapas de los libros que se encuadernaban en la
cárcel. De este modo consiguieron aliviar su
condición de presos y moverse con una cierta
libertad que habían conquistado a lo largo de
años de lucha. Después de eso, cada vez
que un militante era condenado se convertía en
un héroe. Y casi de heroica puede calificarse
la pericia e insistencia de estos presos en su lucha
a favor de la democracia, un logro que una vez alcanzado
en la realidad no les apartó de la militancia
política.
Las biografías de los cerca de ochenta presos
antifranquistas que se han reunido este fin de semana
en nuestra ciudad están marcadas por la participación
en los hechos más relevantes y funestos del siglo
veinte español. Sixto Agudo luchó en el
ejército republicano durante la guerra civil,
fue jefe de División con veintitrés años
y conoció toda la organización de defensa
de la República. Así, al finalizar la
guerra, huyó a Francia y fue un destacado líder
de la resistencia española en ese país.
Fue detenido al volver a España. Otones, aquel
muchacho torturado en las caballerizas de la guardia
civil, fue encarcelado por organizar la resistencia
de los guerrilleros que existían por aquel entonces
en las montañas de Asturias. En los años
siguientes se hizo miembro del Partido Comunista, que
tiempo después dirigió una huelga de mineros
asturianos. Por ésta y otras actividades pasó
largos periodos en cárceles de todo el país.
Vidas que podríamos calificar de apasionantes,
cargadas de hechos de los que pasan en los libros de
historia, pero que parecen quedarse ahí. La falta
de interés de instituciones y ciudadanos por
esa parte de nuestra historia, especialmente entre los
jóvenes, es una queja común. "Son
cosas que no les cuentan en casa o en el colegio y tienen
que saber que la democracia no llegó del cielo",
señala José María Pedreño,
presidente del Foro por la Recuperación de la
Memoria Histórica. En las charlas que se desarrollan
estos días, jóvenes y mayores podrían
aprender mucho, sin duda, de actitudes como las de José
María Laso, quien afirma: "No guardo rencor
a nadie, ni siquiera a los que me torturaron durante
veintitantos días y contra los que tuve que seguir
luchando, porque tengo suficiente distanciamiento histórico
para hacerlo, según el famoso lema latino: sin
ira y con estudio".»
La sesión de clausura de las Jornadas
de Homenaje a los presos antifranquistas fue realizada
con las intervenciones de Eduardo Carbonell, Alejandro
Ruiz Huertas y Tarso Genro. Finalmente se escuchó
un mensaje de José Saramago, grabado especialmente
para la ocasión.
En la tarde del 14 de junio, una vez
finalizadas todas las mesas redondas y ponencias, los
asistentes nos dirigimos al Teatro Principal de Burgos,
donde las entidades organizadoras del homenaje a los
presos políticos habían preparado un gran
espectáculo poético-musical. Sus organizadores
directos fueron el poeta Marcos Ana y el musicólogo
Carlos Tena. Se recitaron primero poemas de poetas ya
desaparecidos, como Miguel Hernández, Rafael
Alberti, José Luis Gallego, Manuel de la Escalera,
León Felipe, Luis Cernuda, &c. Después
se recitaron poemas de poetas supervivientes de los
que estuvieron recluidos en el Penal de Burgos, como
Vidal de Nicolás, Antonio Giménez Pericás,
Luis Alberto Quesada y Marcos Ana. De éste último
fue especialmente emotiva la lectura de su poema central,
«Mi corazón es patio». El recital
de poesía lo realizaron Esperanza Alonso y Salvador
Arias. Todo ello se intercaló con emotivas canciones.
Tales canciones fueron realizadas por los músicos
Luis Felipe Barri, José María Alfaya,
Helena Blanco, José Antonio Labordeta y Suburbano.
El público asistente se sintió muy complacido
y vibró intensamente en algunos momentos.
En la mañana del 15 de junio,
varios de los antiguos reclusos de Burgos visitaron
por dentro el célebre Penal. José María
Laso no lo hizo, debido a que, ya en 1982, lo había
visitado para rodar en compañía
de Luis Alberto Quesada y Marcelo Usobiaga, dentro
del Penal, algunas escenas para un documental sobre
Radio España Independiente, rodado por el realizador
José Fernández Comerzana.
Los asistentes a las Jornadas realizadas
en Burgos habíamos recibido la siguiente invitación:
«El Excmo. Ayuntamiento de Burgos
le invita a la comida homenaje a los Ex-presos Políticos
Antifranquistas que tendrá lugar el día
15, a las 14 horas, en el Hotel Corona de Castilla.»
Esta comida de confraternización,
entre los ex-presos políticos, fue también
muy emotiva. A los postres intervino la concejala de
Izquierda Unida por el Ayuntamiento de Burgos, y el
portavoz del PSOE en el mismo Ayuntamiento. Ambos se
mostraron muy orgullosos por haber contribuido a saldar
la deuda que la ciudad de Burgos tenía con los
presos que estuvieron recluidos en su Penal. Por parte
de los asturianos, intervino Otones, agradeciendo tal
homenaje. Poco después salieron para su respectivo
destino el centenar de ex-presos políticos que
habían participado en los emotivos actos realizados
en Burgos entre el 12 y el 15 de junio de 2003.
A su vez, en un folleto editado por el
Foro por la Memoria, se daba cuenta de las personalidades
que se habían adherido al Homenaje Nacional a
los ex-presos políticos. Comprendía a
los siguientes:
Juán José Aguila, magistrado;
José María Manero Frías, Diputación
Provincial de Burgos; Jesús Caldera, portavoz
del Grupo Parlamentario Socialista; Juan Ramón
Sanz, secretario general del Partido Comunista de Madrid;
Cándido Méndez, Secretario General de
la UGT; Javier Ruiz, Secretario de la Fundación
Domingo Malagón; Julián Juez Orcajo, Secretario
General de la UGT de Burgos; Jaume Sobresques y Callicó,
Director del Museo de Cataluña; Alejandro Ruiz
Huertas, abogado sobreviviente de la matanza de Atocha;
Amparo Rubiales, vicepresidenta del Congreso de los
Diputados; José Saramago, Premio Nobel de literatura;
Joan Marcet, Diputado del PSC; José Angel Echaniz,
«Txato», historiador del Guernikazarra;
Joaquín Sánchez Garrido, Diputado del
PSOE; José Ricardo Martínez Castro, UGT
de Madrid; Jesús Pedroche Nieto; Montxo Armendariz,
director y productor de cine; Eloy Fernández
Clemente, catedrático de Historia Económica
de la Universidad de Zaragoza; Carlos Forcadell Alvarez,
catedrático Director del Departamento de Historia
Económica de la Universidad de Zaragoza; Dolores
García Hierro, Diputada del PSOE; Nicolás
Sartorius, abogado; José Luis Centella, del Partido
Comunista de Andalucía; José Luis Sampedro,
escritor.
De las numerosas adhesiones recibidas
por carta, elegimos como prototipo, la del economista
y literato José Luis Sampedro:
«Dado que no me será posible
acompañarles personalmente a los actos de homenaje
previstos en Burgos la próxima semana, les dirijo
estas palabras para manifestarles mi más sincera
y verdadera adhesión, pues por mi edad y las
circunstancias de mi vida, pude saber de cerca lo que
fue la injusta represión y el heroico sacrificio
de tantos hombres y mujeres, víctimas de la dictadura
franquista.»
|