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'Ya sé dónde mataron a mi abuelo'
El Bosque - 18 Enero 2004

http://www.diariodecadiz.com/pg040118/cadizp/cadizp377895.htm


MARCADA. Ana Venegas Bazán, familiar de uno de los muertos


E. A..

EL BOSQUE. Los nietos del desaparecido José Bazán Viruez, concejal ubriqueño y secretario de Izquierda Republicana, siempre escucharon decir a su abuela cuando pasaban por la zona de Tavizna, situada en la carretera de El Bosque a Ubrique, que allí fueron donde mataron a su marido. Nadie durante casi siete décadas les ha confirmado este dato. Tampoco otro indicio que la familia ha manejado durante años: Bazán fue fusilado junto a Diego Flores y su hijo adolescente, ambos de etnia gitana.

Ana Venegas Bazán, una de sus nietas, acaba de enterarse de esta certeza gracias al testimonio de una mujer que fue testigo de los fusilamientos, quien recuerda haber reconocido entre los cadáveres a Diego Flores. Los familiares de Bazán confían en que los primeros restos óseos encontrados, a un metro de profundidad en la fosa de El Bosque, sean los de su abuelo. El hallazgo de unas alpargatas podría corresponder a Flores ya que era frecuente entre el colectivo utilizar este calzado.

'Acabo de enterarme del lugar donde mataron a mi abuelo', repite Ana entre un llanto amargo y emocionado por una espera interminable que le ha marcado desde su infancia. Esta mujer y sus parientes no han cejado en el empeño hasta estar presentes el pasado día 19 de diciembre en la exhumación de los primeros cadáveres y parte del calzado.

Pidieron al Ayuntamiento de El Bosque estar presentes como testigos oculares asesorados por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Ahora esperan el proceso de identificación y sobre todo, 'recuperar del olvido mi historia y la de miles de españoles', dice.

Y su historia familiar comienza pocos días antes del fatídico 15 de agosto de 1936 cuando Bazán, concejal de 33 años y marroquinero de oficio, fue apresado y trasladado hasta la iglesia de Nuestra Señora de la O. Su rastro se esfuma ese día 15 cuando su mujer le lleva comida y no lo encuentra.

Confía en que a partir de ahora se empieza a escribir la historia de estos hombres y mujeres porque 'es nuestra verdad, ni de derechas ni izquierdas. Esta gente está olvidada y necesitamos que se escuchen sus historias y se les reconozca. La página estará cerrada cuando se escriban los nombres y apellidos de todos y cada uno de ellos'. Esta mujer emprendedora sólo espera saber ahora si los restos encontrados son los de José Bazán Viruez. Lleva consigo la única pertenencia que tiene de él. Es una pequeña postal de amor escrita a su novia años antes del fatal desenlace y una hermana conserva un acta firmada de su último pleno.