INTRODUCCION A LA ANTROPOLOGIA FORENSE
ANALISIS E IDENTIFICACION DE RESTOS OSEOS HUMANOS

JOSE VICENTE RODRIGUEZ CUENCA, Ph.D.
Departamento de Antropología
Universidad Nacional de Colombia
Santafé de Bogotá, 1994
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Capítulo X

LA RECONSTRUCCION FACIAL EN LOS PROCEDIMIENTOS DE IDENTIFICACION

Consideraciones generales

La identificación de personas desaparecidas en parajes solitarios y remotos sin que existan documentos de identidad que permitan su retorno a la historia, requiere muchas veces de la reconstrucción del rostro a partir de la única fuente de información: el cráneo. A finales del siglo XIX y principios del XX algunos científicos se interesaron en la reconstrucción facial de personalidades históricas, tales como Kant (Kupfer y Bessel-Hagen, 1881), Bach (His, 1895), Schiller y Rafael (Welcker, 1883), Haydn (tandler, 1909), también en casos forenses (Schaaffhausen, 1884; Welcker, 1896; Kollman, 1910) (ver historia en Guerasimov, 1955; Fedosyut-kin y Nainys, 1993). Posteriormente, a mediados del presente siglo, el padre de la escuela soviética de reconstrucción facial, Mijail Guerasimov, elaboró los rostros de Tamerlánm, Iván El Terrible, de antepasados homínidos y otras personalidades famosas (Guerasimov, 1955, 1971). En virtud de la ausencia de fotogra-fías de estas personas no hubo manera de verificar la exactitud de las reproducciones; solamente cuando este método se aplicó a labores forenses se pudo establecer el grado de aproximación de sus resultados. Hoy día, a pesar de los adelantos alcanzados por Galina Lebedinskaya, Boris Fedosyutkin y Jonas V. Nainys (Rusia); P. C. Caldwell, B. P. Gatliff, Clyde C. Snow y otros en los Estados Unidos, Richard Neave en el Reino Unido y R. P. Helmer y colaboradores en Alemania, todos coinciden en que los resultados son muy aproximados, en ocasiones con márgenes de error muy grandes puesto que los tejidos blandos no se pueden reproducir fielmente a partir de la anatomía facial de la estructura ósea. Detalles de la región ocular y oral, y particularmente el somatotipo y las orejas de los individuos quedan inescrutables para el observador.

Actualmente los laboratorios que adelantan investigaciones sobre la reconstrucción facial desarrollan estudios sobre el grosor de los tejidos blandos en los distintos puntos cefalomé-tricos, utilizando agujas de punción de cadáveres, aparatos oftalmológicos de ultrasonido, radiografías y estereofotografía, lo que nos ha brindado una visión general sobre su variación en japoneses (Suzuki, 1948; en Krogman, Iscan, 1986), caucasoides de la antigua Unión Sovié-tica (Lebedinskaya et al, 1979, 1982), caucasoides norteamerica-nos (Rhine and Moore, 1982: Hodson et al, 1985; Dumont et al, 1986; en Ubelaker, 1989), caucasoides alema-nes (Helmer, 1980, 1984; en Helmer et al., 1993) y negros norte-americanos (Rhine and Campbell, 1980, en Ubelaker, 1989; Ubelaker et al., 1992). Por su parte, la disec-ción de cadáveres ha eviden-ciado la ubicación de los puntos de inserción de los distintos ligamentos y músculos faciales (Lebedinskaya, 1957). Finalmente, la aplicación de computadores permite aligerar el proceso de reproducción facial aunque sus costos son mucho más elevados que con técnicas tradicionales (Ubelaker et al, 1992).

A finales de 1993 salió a la luz un tratado bastante comple-to sobre Forensic Analysis of the Skull editado por M. Y. Iscan y R. P. Helmer, con la participación de científicos rusos, alema-nes, italianos, chinos, japoneses, suizos, hindúes y norteameri-canos, en donde solamente faltó el profesor R. Neave para comple-tar el equipo de los más brillantes especialistas en el tema.

En Colombia este método fue introducido recientemente a través de los talleres de Antropología forense dictados en la Universidad Nacional de Colombia y en dos cursos intensivos dictados por el profesor de la Universidad de Manchester y asesor de la Policía Metropolitana de Londres, Dr. Richard Neave. La primera experiencia en reconstrucción facial fue aplicada a casos prehispánicos gracias al auspicio del Instituto Vallecaucano de Investigaciones Científicas (INCIVA) y al Instituto Huilense de Cultura (IHC); en los museo arqueológicos de Darien, Valle del Cauca, y de Neiva, Huila, reposan las esculturas de hombres prehispánicos. Posteriormente esta experiencia se extendió a casos forenses y desde 1991 se realizan prácticas de identifica-ción a partir de la reconstrucción tridimensional tanto en el Laboratorio de Antropología Física de la Universidad Nacional, en el Cuerpo Técnico de Identificación de la Fiscalía General de la Nación, en Medicina Legal y la Procuraduría.

 

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[José Vicente Rodríguez Cuenca][portada SEIAAL]