INTRODUCCION A LA ANTROPOLOGIA FORENSE
ANALISIS E IDENTIFICACION DE RESTOS OSEOS HUMANOS

JOSE VICENTE RODRIGUEZ CUENCA, Ph.D.
Departamento de Antropología
Universidad Nacional de Colombia
Santafé de Bogotá, 1994
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Capítulo V

ESTIMACION DE ANCESTROS (PATRON RACIAL)

Consideraciones generales

Las poblaciones humanas se distinguen entre sí por una serie de rasgos que varían con una tendencia central y una frecuencia determinada en su distribución. Pertenecemos a la especie Homo sapiens sapiens, que ha sido dividida en subespecies o razas con el fin de sistematizar la información existente y poder facilitar su estudio. No obstante, los límites de esas clasificaciones son ambiguos y basados a menudo sobre supuestos inexactos que sólo pueden conducir a errores y que muchas veces están rodeados de sentimientos y posiciones morales y económicas. En la medida de su hipotética realidad, las razas deben ser consideradas a lo sumo como conglomerados de poblaciones que comparten una historia biológica común en virtud de los procesos evolutivos de mutación, selección natural, deriva genética y flujo génico. Este último proceso ha incidido significativamente en la trasformación de la estructura genética de las poblaciones contemporáneas. Por tal razón, desde el punto de vista evolutivo una raza es una catego-ría transitoria, dinámica, que cambia de forma y de frecuencia según las condiciones históricas, geográficas y morfológicas.

A fin de obviar algunas de las dificultades inherentes al estudio de la variabilidad de las poblaciones humanas, éstas se han agrupado en grandes troncos geográficos-raciales, denominados caucasoide, mongoloide y negroide que designan ante todo una tendencia en el conjunto de rasgos, más que una pertenencia geográfica, el color de la piel o la forma del cabello. Mongoloi-des se observan en Mongolia, noreste de Asia y también en América nativa. A su vez, negroides encontramos en Africa tropical, el sur de la India (vedas), Australia aborigen y en grupos afroame-ricanos. Finalmente, los caucasoides se encuentran dispersos por todo el globo, desde Europa, América, Africa (subsahariana y del Sur), Australia y Asia (Siberia).

En este texto utilizaremos el concepto de filiación racial (ancestros) en el sentido de los principales rasgos que constitu-yen el patrón morfológico total de una población, es decir, en su conjunto de rasgos morfológicos (Le Gros Clark, 1976:27). Dada la función adaptativa de las características morfológicas diagnósti-cas-diferenciadoras, de su distribución geográfica compacta y de su gran profundidad temporal que se remonta al Paleolítico Superior (aproximadamente 35 000 años atrás), éstas constituyen excelentes rasgos para diferenciar los denominados troncos raciales: caucasoide, mongoloide, negroide.

Los estudios poblacionales realizados por los antropólogos T. L. Woo, G. M. Morant (1934), G. F. Debetz, V. P. Alexeev (1967), W. W. Howells, G. W. Gill, J. S. Rhine y otros (Krogman, Iscan, 1986; Rodríguez, 1987), evidencian que los principales rasgos craneométricos diferenciadores son las medidas de proyec-ción, cuyos ángulos se obtienen con el compás de coordinación (simómetro) y el goniómetro (facial) y expresan el grado de pronunciamiento o perfilación del esqueleto facial, huesos nasales, pómulos y porción alveolar (Anexo 1).

Los parámetros arriba mencionados se pueden aplicar en la delimitación de grandes grupos geográficos-raciales, particular-mente en áreas de contacto (Cuerno africano, Urales, Africa del Sur). Este procedimiento se dificulta en un país como Colombia en donde el proceso de hibridación entre los descendientes indíge-nas, los conquistadores europeos y los negros africanos produjo un país altamente mestizo.

Las investigaciones adelantadas por la Unidad de Genética de la Universidad Nacional de Colombia (Yunis et al., 1992; Ramos et al., 1993) en pruebas de paternidad responsable (que tiene su sesgo en cuanto a representatividad de la población colombiana pues generalmente pertenece a estratos socioeconómicos bajos y medios y a población no indígena o muy mestiza en las zonas de resguar-dos indígenas), evidencia que el país tiene una composi-ción genética triétnica, en donde los genes caucasoides, mongo-loides y negroides se han distribuido diferencialmente por las distintas regiones colombia-nas en virtud de procesos históricos, conducien-do a que sea la cultura la que segrega los genes, al contrario de lo que se consideraba tradicionalmente. A pesar de que la pobla-ción colom-biana comparte la mayoría de los genes, lo que hace diferente una región o una población de otra, es la frecuencia menor o mayor con que se distribuyen eso genes. Algunos departa-mentos son más caucasoides (la zona montañosa septentrional andina), otros más mongoloides (la zona montañosa meridional andina y la selvática), finalmente la costa pacífica concentra el mayor componente negroide. Socialmente entre más nos remontemos a los estratos de más altos ingresos, asímismo se incrementa el componente cauca-soide. Al contrario, la población de más bajos recursos tiende a la mongolización (componente indígena). Como afirman los investi-gadores, un colombiano prome-dio es igual, desde la perspectiva genética, a 62 genes caucasoi-des (blancos), 26 mongoloides (indígenas) y 12 genes negroides (afroamericanos).

 

Tabla No. 17. Distribución genética de la población colombiana por departamen-tos (Yunis et al., 1992)
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Departamento Caucasoide Mongoloide Negroide

1. Chocó 14,0-16,5 7,5-10,6 76,0
2. Cauca 33,0-40,0 34,0-41,3 26,0
3. Nariño 48,0-52,0 40,0-49,0 7,8
4. Costa Atlántica 49,0-56,0 19,0-26,0 26,0
5. Valle del Cauca 50,0-57,0 22,0-29,0 21,0
6. Huila-Tolima 59,0-67,0 26,0-34,0 6,8
7. Meta 60,0-69,0 26,0-35,0 4,8
8. Casanare 61,0-70,0 30,0-39,0 0,0
9. Putumayo 61,0 39,0 0,0
10.C/marca-Boyacá 62,0-71,0 25,0-34,0 2,5-3,5
11.Caquetá 65,0-72,0 22,5-30,0 5,4
12.Antioquia-Sant. 65,0-73,0 14,0-29,0 5,9-14,5
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Así, los intentos de delimitación racial en Colombia y quizá en la mayoría de los países latinoamericanos constituye un procedimiento de aproximación, el cual, conjuntamente con el sexo, edad, proporciones corporales y rasgos individuales contri-buye a destacar posibles víctimas relacionadas con los restos óseos en estudio. Si el esqueleto en estudio pertenece a un mestizo, el establecimiento de la proporción racial en su fenoti-po es una labor casi imposible, así como la reconstrucción del color de su piel, cabellos, ojos. No obstante, lo podemos identi-ficar como mestizo con rasgos negroides, mongoloides o caucasoi-des acentuados según la combinación que exprese del prognatismo dentoalveolar con el sulcus praenasalis; incisivos en pala aunados a un fuerte aplanamiento facial; rostro perfilado y ortognato relacionado con huesos nasales muy angostos y pronun-ciados (fig. 22).

 

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[José Vicente Rodríguez Cuenca][portada SEIAAL]