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Exposición: “La República se gestó en el Ateneo de Madrid”
Cultura y política en el Ateneo de Madrid. Un recorrido por la prensa 1931-1939. Del miércoles, 01 de julio al 30 de julio
(Ateneo de Madrid,03-07-2009)


LA REPÚBLICA SE GESTÓ EN EL ATENEO DE MADRID

Ateneo de Madrid

del miércoles, 01 de julio de 2009 a las 9:00 al jueves, 30 de julio de 2009 a las 22:00

salones de «La Cacharrería» del Ateneo de Madrid

Calle Prado, 21

 


El Ateneo de Madrid tuvo un papel primordial en la gestación de la Segunda República española. Había sido una institución contestataria contra la Dictadura de Primo de Rivera, hasta el punto de que ésta decretó su cierre temporal en 1924 e impuso una directiva facciosa de 1926 a 1930. Caído el dictador, esta institución tuvo un protagonismo activo en el fin del régimen monárquico. El comité revolucionario se reunió en esta casa para trabajar por el advenimiento de la República, y del seno del Ateneo surgió un grupo que participó en diciembre de 1930 en la sublevación de Jaca, que dio a la República sus dos primeros mártires, Galán y García Hernández. La Dictablanda respondió con la clausura del edificio y la detención de sus directivos.

 

EL ATENEO LLEGÓ A FUNCIONAR COMO UN PARLAMENTO PARALELO

 

Tras haber desempeñado un papel primordial en la gestación de la Segunda República, el Ateneo de Madrid se convirtió en una especie de Parlamento paralelo, donde se discutieron los principales proyectos legislativos antes de ser aprobados por las Cortes. De entre estos debates, en los que participaron representantes políticos de todas las tendencias y técnicos cualificados en las materias objeto de reflexión, destacamos tres emblemáticos: los de la Constitución, el Estatuto de Cataluña y la Ley de Reforma Agraria. También se debatió sobre otros estatutos regionales, el voto de la mujer, la situación política y las responsabilidades del régimen monárquico. Las conclusiones a las que se llegaron tuvieron gran influencia en leyes ulteriormente aprobadas. Resulta significativo que uno de los ponentes del texto constitucional de 1931, el jurista, diputado y ateneísta Luis Jiménez de Asúa, fuese el autor del Reglamento del Ateneo de Madrid de 1932.

 

UNA INSTITUCIÓN EN LA VANGUARDIA DE LA POLÍTICA

 

Durante el período republicano, el Ateneo de Madrid cumplió el papel de caja de resonancia de las más avanzadas ideas políticas de la época, y formuló reivindicaciones progresistas aún hoy día vigentes.

 

Una vez proclamada la República, desde el Ateneo se promovió una candidatura que permitiera a significados intelectuales expresar su voz en las Cortes Constituyentes. La Coalición Republicano-Socialista y la Agrupación al Servicio de la República se nutrieron de destacados ateneístas. Aquí se constituyó en 1933 un comité internacional contra la guerra y el fascismo, y al año siguiente los socios del Ateneo protestaron por la intención del Gobierno del Bienio Negro de restablecer la pena de muerte. Las campañas contra el auge del fascismo en Europa convirtieron el Ateneo en objetivo de grupos fascistas, que asaltaron en 1934 una exposición de arte revolucionario. Uno de los asaltantes fue el chófer de José Antonio Primo de Rivera.

 

LAS JUNTAS DE GOBIERNO DEL ATENEO DE MADRID

 

Al caer la Dictadura de Primo de Rivera, el Ateneo se dotó de una junta elegida democráticamente, presidida de marzo a mayo de 1930 por Gregorio Marañón y en la que se integró por primera vez una mujer, Clara Campoamor. Le sucedió la encabezada en el tránsito del régimen monárquico al republicano por Manuel Azaña (1930-1932), quien compatibilizó durante unos meses la presidencia del Ateneo y la del Gobierno de la República. Dos grandes escritores de la Generación del 98 presidieron también el Ateneo en este período: Valle-Inclán, de mayo a diciembre de 1932, y Unamuno, de junio de 1933 a mayo de 1934. Entre ambos, estuvo al frente de la institución uno de los máximos dignatarios de la masonería, Augusto Barcia.

 

La última junta elegida en esta década fue la presidida desde mayo de 1934 hasta el final de la Guerra Civil por Fernando de los Ríos, ministro del primer Gobierno de la República.

 

LA TRIBUNA DE INTELECTUALES POR EXCELENCIA

 

El Ateneo de Madrid fue una privilegiada tribuna desde donde expusieron sus ideas los más significados intelectuales y dirigentes políticos de la época, tanto españoles como extranjeros. Sus discursos tuvieron una enorme repercusión pública e influyeron en la evolución política, en el ámbito de las mentalidades y en los campos de las ciencias, las letras y las artes. La asistencia a estas conferencias fue multitudinaria, y de ellas se hicieron eco con profusión los periódicos de entonces e incluso la literatura posterior. Fueron célebres las disertaciones de Marañón, Indalecio Prieto, Alcalá-Zamora, Azaña, Álvaro de Albornoz, Marcelino Domingo, Ortega y Gasset, Unamuno, María Martínez Sierra, Victoria Kent, Fernando de los Ríos, Federica Montseny, Pío Baroja, Ossorio y Gallardo, Gómez de la Serna, Ramón Franco, María Teresa León, Rafael Alberti, André Malraux y un largo etcétera de primeras figuras de las más variadas disciplinas

 

EL PUNTO DE ENCUENTRO PARA LAS VANGUARDIAS ARTÍSTICAS

 

La década de 1930 supuso el impulso definitivo al arte de vanguardia español. El Ateneo de Madrid contribuyó de una manera sustancial a promover e impulsar la obra de aquellos artistas que fueron denominados “transgresores”, quienes se situaron al margen de las Exposiciones Nacionales El espacio llamado Saloncito y la sala de Santa Catalina fueron determinantes no sólo para la exhibición de las obras, sino para constituir tendencias artísticas tan importantes para el arte español como la Escuela de Vallecas, con Benjamín Palencia y Alberto Sánchez. El arte se apoya en teorías estéticas y el Ateneo de Madrid es herramienta difusora de las mismas, tal y como hizo el propio Ramón Acín con motivo de su exposición. En el ámbito de la fotografía, el Ateneo acogió la primera exposición de Cartier-Bresson en España.

 

UNA ENTIDAD CON ESPÍRITU ACADÉMICO

 

Desde la enseñanza popular, hasta la universidad paralela donde se han debatido las teorías científicas más arriesgadas, el Ateneo siempre ha cumplido un papel educativo que forma parte de los propios fines de la institución. En la década de los treinta vemos desfilar en la prensa convocatorias públicas para cursos como los de física y química, medicina, bioquímica, música, radio, o una variada oferta lingüística de francés, inglés, alemán, ruso, italiano, árabe, vascuence, latín, griego y esperanto. La convocatoria es tan abierta que vemos a alumnos desde los catorce años.

 

UNA PRESTIGIOSA SALA DE CONCIERTOS

 

En abril de 1931, la antigua Banda de Alabarderos estrena en el Ateneo el Himno a la República, con música de Oscar Esplá y letra de Manuel Machado. En años sucesivos, destacadas orquestas y solistas llenarán las temporadas de conciertos, donde se podrá escuchar a Nicanor Zalabeta, Pedro Sánchez Terol o Agapito Marazuela, e incluso admirar el baile apasionado de La Argentinita.

 

UNA HISTORIA REPLETA DE ANÉCDOTAS

 

En esta década inundan los periódicos, tertulias y cafés. Toda noticia o acontecimiento tiene su anécdota y el género ocupa lugar destacado en la prensa. Es el caso de la sección Croniquilla de Ahora, anecdotario diario en el que casi siempre tenía cabida el Ateneo, tan presente en la vida pública. Son tantas las anécdotas, que ellas nos han ido guiando por el hilo de esta exposición, como si quisieran enseñarnos el sano ejercicio de reírnos de nosotros mismos.

 

EL ATENEO DURANTE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

 

El Ateneo permanece abierto durante toda la contienda, custodiado por el socio bibliotecario de la junta de gobierno, Bernardo G. de Candamo. Pone a disposición del gobierno republicano sus locales, donde se celebran varios actos antifascistas, entre ellos el llamamiento de los intelectuales franceses a la opinión mundial. Su magnífica biblioteca es la única que permanece abierta al servicio de la ciudad de Madrid. Y en sus aulas se desarrollan cursos de todo tipo, que cumplen la labor de instruir al pueblo y de sustituir a las escuelas y universidades clausuradas. En abril de 1939 el Ateneo es intervenido por la dictadura y desaparece su archivo histórico. Por eso, el testimonio de la prensa tiene más valor que nunca.

 



http://www.ateneodemadrid.com