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Siempre en la memoria
Morales de Toro homenajea a las 31 víctimas de la Guerra Civil
(La Opinión de Zamora, 09-08-2009)


M. C.

Algunos moralinos regresaron ayer a su pueblo, Morales de Toro, cuando sus nombres fueron recordados en voz alta. Aunque nunca se habían marchado del recuerdo de sus familiares, ni de sus amigos, ni de sus vecinos. Y este recuerdo permanente de las 31 víctimas de Morales que continúan desparecidas es lo que impulsó a varios de sus allegados a crear una comisión, con el cometido fundamental de organizar un homenaje a las víctimas y a sus familiares. Ese homenaje se realizó ayer, en la plaza de las Escuelas, perteneciente al Barrio El Castillo, que tras este acto pasó a llamarse Plaza Defensores de la Democracia, en memoria de los homenajeadas. Fueron Mª Paz y Lourdes García, las hijas del alcalde moralino asesinado, Belisario García, las que descubrieron la placa.

 

Recientemente se ha presentado un libro sobre esta época histórica y sobre las víctimas de Morales, titulado»Matando sueños, sembrando miedos. Morales de Toro, 1936», escrito por Cándido Ruiz y por José María del Palacio, en el que se hace un fiel relato de los hechos acaecidos en la localidad durante aquella época. Uno de sus autores, José María del Palacio, hijo también de dos de las víctimas, ha sido el principal impulsor de este proyecto. Él mismo explicó que el acto celebrado fue «un acto histórico», en el que participó un gran número de vecinos. En un breve repaso histórico, Del Palacio recordó que Morales de Toro era un pueblo de pequeños agricultores y de jornaleros, en el que se hacía necesaria una modernización agraria, y que fueron los republicanos quienes la realizaron. Pero más tarde, «algunos caciques tomaron una revancha atroz cuando estalló el movimiento», afirmó. Por este motivo, aclaró, en Morales hubo tantas víctimas, «un 55% más de las que se produjeron en el conjunto del Estado español». Con este acto «queremos resarcir el sufrimiento de tantos años».

 

El homenaje lo abrió al alcalde de la localidad, Luis Segovia, quien aseguró en su intervención que «sabemos que no se puede resucitar a los muertos, pero sí queremos que nos digan dónde están enterrados los nuestros». Y es que todas las personas a las que se rindió homenaje «están siempre aquí, con nosotros», porque todo lo que pasó no es algo que se pueda olvidar, por lo que señaló que «esto no es un recordatorio, sino un homenaje».

 

Recuerdo a Isaías Carrasco

 

También quiso hacer una referencia expresa a una familia concreta, y recordó que «hace 70 años los fascistas de derechas mataron a Isaías Carrasco, y tan sólo hace un año, los fascistas actuales, que dicen ser de izquierdas, asesinaron otra vez a Isaías Carrasco». Haciendo una reflexión, Segovia matizó que «pasan los años, se pasa la vida, y seguimos siendo los mismos en los mismos sitios», en referencia a que al abuelo lo mataron «por defender la libertad y la democracia, y al nieto, 70 años después, lo mataron por lo mismo».

 

La siguiente en tomar la palabra fue, precisamente, la hija de Isaías Carrasco, Rosa Carrasco, quien también era la portavoz de la comisión organizadora del acto. Reconoció que al principio, cuando se lo propusieron, tenía dudas porque «no veía claro el objetivo» que se pretendía, ya que pensaba que podría llevar a nuevos enfrentamientos en el pueblo el despertar antiguos sufrimientos. No obstante, se decidió a participar cuando le explicaron que el objetivo era sacar de la marginación a las víctimas. Afirmó que están unidos por «el deseo de compartir y de conocer la verdad del dolor que produjeron estas pérdidas», porque, además, «a la tragedia de perder a nuestros seres queridos se unió la persecución y el temor de sus familias». La propuesta de este homenaje surgió de la reunión de un grupo de familiares y amigos de las víctimas, que solicitaron al Ayuntamiento su colaboración a través de un escrito firmado por 200 vecinos, al que el Consistorio respondió con su apoyo al acto. Afirmó Carrasco que ahora «no miramos atrás con rencor o con deseo de revancha, sino que nos mueve la compasión y el deseo de curar las heridas por las víctimas olvidadas, y nos mueve la gratitud a quienes, soñando con un mundo más justo, se implicaron hasta dejar su vida en defensa de la legalidad, la democracia y la paz». Además, aclaró que si se les dedicaba esa plaza era porque «en este barrio vivía más del 60% de estas personas». Y concluyó su intervención con un deseo, el de la «convivencia con la verdad, el respeto mutuo, la democracia y la paz, para que nunca más nos dejemos arrastrar a una guerra entre hermanos».

 

Reparación moral

 

Entonces llegó el momento de que algunos amigos de las víctimas las recordaran, y así, un antiguo maestro de Morales, Agapito Modroño, afirmó que los valores que defendieron «son imperecederos, imprescindibles para el rearme moral que nuestra sociedad necesita». Por su parte, el poeta e integrante de IU de León, Antonio Fernández, leyó su poema «Con vuestra memoria», con versos emocionados dedicados a las víctimas, «en la noche y por el cielo, estrellas con vuestro nombre grabado a fuego y luz», porque «los silencios llenan nuestros pechos con vuestro recuerdo», y es que «cuánto duelen algunos hombres».

 

También representantes de asociaciones y partidos políticos quisieron estar presentes en el acto, en el que tomaron la palabra la portavoz del PSOE en la Diputación de Zamora, Rosa Muñoz Santaren, el representante de IU de Zamora, Santiago Fernández, los representantes de las Asociaciones de Recuperación de Memoria Histórica de Valladolid, José Fuertes, y de Zamora, Mª Ángeles Morales, quien leyó un poema, con una suave cadencia y una evocación constante a la luz y a la tierra, compuesto como un sentido recuerdo a las víctimas. También intervino el historiador y coautor del libro sobre Morales, Cándido Ruiz, como representante del Círculo Republicano de Zamora. Ruiz aprovechó su tiempo para explicar que el preámbulo de la Ley de Memoria Histórica recoge el derecho a la memoria, «que no se trata sólo de las exhumaciones de víctimas, sino que incluye su reparación moral y la de sus familiares, la recuperación de la memoria personal y familiar, la declaración general de legitimidad de la represión, los derechos patrimoniales e indemnizatorios, así como el derecho de las víctimas a saber el paradero de los desaparecidos». como final, leyó parte del poema «Era mi dolor tan alto», de Manuel Altolaguirre.

 

Por último, fueron algunos de los familiares de las víctimas los que se dirigieron a los presentes, como Gerardo de la Torre, quien aseguró que, aunque «dicen que hay que olvidar, nunca lo podrá hacer aquel al que le tocó sufrir». Flor Rincón Domínguez leyó un sencillo poema que recogía el dolor por la pérdida sufrida.

 

Por su parte, Eugenio Andrés, quien también dirigió el acto, afirmó que no se puede entender «cómo la naturaleza humana se puede volver tan brutal», y recordó que las víctimas eran personas «que vivían del campo, con pocos recursos, trabajadores honrados y fieles a sus convicciones», cuyas familias, además, también sufrieron represión, e incluso se vieron obligadas a emigrar.

 

José María del Palacio reconoció que era un día muy duro para él, puesto que esa misma noche había fallecido su hermano. Destacó que los niños también fueron víctimas, «y esos niños estáis hoy aquí, os habéis rehecho». Como dato, informó de que España tiene el «triste liderazgo» mundial de desaparecidos, después de Camboya.

 

Tras los homenajes expresados en palabras, llegó la entrega a los familiares de la víctimas de unos diplomas honoríficos, que fueron entregados por Yvone Andrés, la biznieta de Fabián Andrés, mientras la teniente de alcalde, Rocío Sandoval, recordaba sus nombres. Por otra parte, se descubrió la placa que daba nuevo nombre a la plaza, tras lo que se guardó un respetuoso minuto de silencio.



http://www.laopiniondezamora.es/toro/2009/08/09/toro-memoria/376289.html