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El Victòria acoge un alegato antibélico de Fernán-Gómez. Luis Olmos dirige 'Las bicicletas son para el verano', crónica de vivencias de la guerra civil
El Periódico de Catalunya - 31/03/2004



Luis Olmos (primero por la izquierda), con algunos de los actores de la compañía, ayer en el Teatre Victòria de Barcelona. Foto: CARLOS MONTAÑÉS


JORDI SUBIRANA
BARCELONA

La guerra civil es el telón de fondo en el que transcurre Las bicicletas son para el verano, texto de Fernando Fernán-Gómez en torno a los avatares de un grupo de personas, los miembros de una familia castellana y sus vecinos, entre 1936 y 1939. La obra, un alegato antibélico, se estrenó a principios del 2003 en una producción dirigida por Luis Olmos, y desde entonces no ha dejado de representarse en toda España. Avalado por 12 nominaciones a los premios Max de teatro, entre ellas las de mejor texto y mejor director, el montaje recala entre hoy y el 9 de mayo en el Teatre Victòria.
Fernán-Gómez, que obtuvo en 1978 el Premio Lope de Vega por esta pieza, se acerca a la contienda desde los recuerdos de su adolescencia y lo hace "poniéndose del lado de los perdedores, de los inocentes, de aquellos que pasan hambre", explica el director. La acción transcurre en un humilde edificio de un barrio de Madrid, y el protagonista es Luis, un chico que ve como el conflicto condiciona y paraliza sus planes futuros y relaciones personales.

REPARTO CON 14 ACTORES
Pero la obra es asimismo una historia coral que narra "las esperanzas y contradicciones, dramas y alegrías, de un colectivo obligado a sobrevivir en tiempos difíciles", dice Olmos, que cuenta con un reparto de 14 actores: Gerardo Malla, Resu Morales, Julián González, Lucía Quintana, Enriqueta Carballeira, Iván Luis, Charo Soriano, Cote Soler, David Lorente, Marta Poveda, Ángel Burgos, Luis G. Gámez, Virginia Méndez y Sandra Ferrús.
Para el director, el espectáculo es "una crónica costumbrista que posee la virtud de participar de una variada gama de géneros". Aúna drama, comedia, tragedia, sainete sentimental y farsa grotesca. Según Fernán Gómez, Las bicicletas son para el verano "pertenece a lo cotidiano". "Es casi imposible determinar el género sobre las peripecias diarias de varias personas", indica el autor.
En esta línea se expresa también Olmos. El director define los personajes como muy humanos, en un intento de buscar la complicidad y la cercanía del espectador. "Si bien muchos de nosotros no vivimos la guerra civil, las situaciones que atraviesan los personajes se dan hoy en día en muchos países con conflictos bélicos", opina Olmos.
La puesta en escena es muy sencilla, tanto en el lenguaje (directo y claro) como la escenografía. Es conceptual, sin elementos superfluos que distraigan la atención del espectador, y versátil, para recrear las distintas atmósferas y lugares. El peso de la obra recae en los sentimientos que transmiten los protagonistas, "para lo que era necesario un equipo competente de actores capaces de transmitir la sinceridad y la humildad que un texto como éste requiere", puntualiza el director.

EFECTOS SONOROS
En la producción adquiere especial importancia la música (como elemento de ambientación), las composiciones propias de la época y los efectos sonoros ideados por Yann Díez Doizy. La guerra no aparece en ningún momento, y ésta llega al público a través de las conversaciones y ruidos de obuses, tiros y aviones. Como lo fue durante aquel periodo histórico, la radio es fundamental, "sobre todo porque es la vía a través de la que los personajes se informan de los distintos acontecimientos", apunta Olmos.