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Aparece pintado con los colores de la bandera republicana el medallón de Franco de la plaza mayor de Salamanca
Izquierda Castellana - 13/05/2004

http://www.nodo50.org/izca/documentos/medallon.htm





Durante la mañana del pasado 11 de mayo varios desconocidos pintaron el medallón de Franco de la plaza mayor de Salamanca con los colores de la bandera republicana: rojo, amarillo y el morado comunero. En numerosas ocasiones este símbolo de homenaje al fascismo ha sido objeto de acciones de protesta, aunque es la primera vez que el medallón de Franco es pintado con los colores de la Segunda República. Justamente aquella república democrática contra la que el mencionado militar se levantó en armas para imponer una sanguinaria dictadura que duró 40 años.

Aunque se ha pedido en numerosas ocasiones que el Ayuntamiento proceda a retirar el medallón que el régimen del general liberticida hizo esculpir en el monumento más emblemático de la ciudad, la corporación dominada por el Partido Popular se empeña en seguir manteniéndolo a toda costa, gastando importantes sumas de dinero en su restauración cada vez que el mismo sufre algún tipo de menoscabo. En opinión de Fernando Rodríguez, portavoz municipal del PP se trata de un elemento histórico que se debe preservar en el lugar para el que se confeccionó. Sin embargo este planteamiento no tiene en cuenta que la presencia del citado medallón en el lugar más representativo de la ciudad es un ensalzamiento permanente a los militares que se sublevaron en 1936 contra el gobierno legítimo y democrático de la Segunda República. Es también ¡cómo olvidarlo! una afrenta continua a los familiares de los miles de víctimas asesinadas por la dictadura, a los cientos de miles de encarcelados y exiliados durante su mandato. ¿Acaso Franco es un personaje que merezca reconocimiento público? ¿Acaso es un buen ejemplo para nuestros niños y niñas? ¿Entonces, porqué dejarlo que presida nuestras vidas?

Ahora que se está pensando en reestructurar el Archivo de la Guerra Civil de Salamanca, devolviendo a sus legítimos propietarios los documentos incautados injustamente por Franco y ampliando el archivo con la documentación alusiva a la represión franquista durante los cuarenta años de su existencia, sería una buena idea llevar este tipo de símbolos a ese museo de los horrores para que sirva de objeto de estudio a los historiadores y materia de reflexión a las generaciones venideras.

Fue precisamente en la Plaza Mayor de Salamanca donde Franco recibió a los primeros embajadores que le reconocieron como jefe de Estado: el embajador de Hitler y el embajador de Mussolini. Fue también en la Plaza Mayor donde el día 19 de julio de 1936 los militares fascistas dispararon contra la multitud tras leer el bando que declaraba el estado de guerra en la ciudad. Fue allí donde causaron las primeras víctimas mortales salmantinas: cuatro hombres y una niña. Ninguna lápida recuerda esta masacre. Ningún respeto merece su memoria a un Partido Popular que en lo substancial se identifica con el franquismo, ya que los padres y abuelos de los actuales dirigentes del partido estuvieron comprometidos con la sublevación fascista y la ulterior dictadura.

El próximo año, el 2005, se celebrará el 250 aniversario de la finalización de las obras de la plaza mayor. Con este motivo las instituciones de la ciudad están programando grandes fastos. Por supuesto que no sólo no se han planteado devolver el monumento a su estado originario quitando el medallón de la polémica, sino que están pensando en instalar cámaras permanentes de grabación y en subir las multas contra los autores de estos actos, que hipócritamente ellos llaman vandálicos.