Noticias

Santaella. "Tendremos un sitio para poder llorar" Muchos familiares no se despegan de los voluntarios, deseosos de que concluyan
Diario de Córdoba - 20 de junio de 2004

http://www.diariocordoba.com/noticias/noticia.asp?pkid=128980


ALFONSO ALBA



Antonio Muñoz García, agricultor, era natural de Herrera, pero desde hacía años vivía en Santaella. A finales de octubre de 1936, una columna de falangistas y una pareja de la Guardia Civil lo detuvo mientras trabajaba "con una yunta de mulos", según recuerda su hijo Rafael, que lo perdió cuando tenía dos años. Lo subieron en un camión "con más gente" y lo llevaron al cementerio. A sus puertas, un hombre conocido como Montoya saltó y logró escapar a través del olivar. Fue el único que llegó a viejo para poder contarle a sus nietos la historia de una tragedia.

Rafael Muñoz tiene ahora 70 años y desde ayer no se separa de los voluntarios que buscan en el cementerio de Santaella los restos de su padres y los de sus compañeros de camión.

El nieto de otro de ellos, Celedonio Martínez --hoy policía local-- colabora en el rastreo con un detector de metales. "Nuestra intención es localizar los cuerpos, sacarlos y volver a enterrarlos en un lugar digno. Por lo menos, tendremos un sitio para poder llevar un ramo de flores que recuerde a nuestros familiares que no llegamos a conocer".

En La Guijarrosa ha desembarcado también una familia entera procedente de Vinaroz (Castellón). Allí vive la hija de otro represaliado y sus nietos han querido conocer de primera mano la verdadera historia de su abuelo. Durante la excavación de las primeras catas, sus brazos eran los más rápidos y fuertes, y cuando se descubrieron los primeros restos la emoción hizo que las lágrimas se apoderaban de muchos de ellos.

El presidente del Foro por la Recuperación de la Memoria Histórica a nivel estatal, José María Pedreño, reconoce que "los familiares tienen derecho a conocer la verdad" después de tantos años. Pedreño se ha trasladado a Santaella para comprobar in situ la evolución de los trabajos.

El archivo

De forma paralela, los archivos del Ayuntamiento de Santaella eran devorados por un historiador cuya única misión es "rescatar los documentos que sirvan para poder concluir la causa y por qué los mataron", concluye Pedreño.

"No eran perros ni animales para que les hicieran lo que les hicieron", asegura indignado Rafael Muñoz. "Dejaron sola a una mujer para que criara a sus cuatro hijos, el más pequeño con dos añitos". Era él.