Noticias

Fallece Guillermina Medrano, la primera concejala de Valencia
Levante 29/09/2005




Una calle de Borbotó lleva el nombre de esta exiliada de la guerra

Levante-EMV, Valencia

Guillermina Medrano, primera mujer concejala del Ayuntamiento de Valencia en 1936, durante la República, falleció ayer en Valencia. La pedagoga, que vivió en el exilio medio siglo, regresó hace unos años a la ciudad.

Guillermina Medrano, que tenía 92 años, fue designada edil por Izquierda Republicana, donde había fundado y presidido el comité femenino, convirtiéndose en la primera mujer del hemiciclo. Se encargó el área de Cultura, de la que estaba más cerca por su profesión docente -que fue reconocida con un premio de Harvard-. Tras la guerra civil, tuvo que exiliarse y se instaló en la República Dominicana, Puerto Rico y Estados Unidos. El Ayuntamiento de Valencia, por una iniciativa del PSPV, le dedicó una calle en la pedanía de Borbotó. En 2001 fue homenajeada en el marco de un curso de recuperación del patrimonio cultural de la República Española organizado en la Biblioteca Valenciana, a la que donó numerosos fondos, como cartas de políticos e intelectuales y hasta un poema que le dedicó Jorge Guillén. Levante-EMV publicó una amplia entrevista en 1998. El funeral de Guillermina Medrano, que cuenta con los premios Isabel Ferrer de la Generalitat y Dones Progresistas, tendrá lugar hoy en el Tanatorio Municipal a las 13 horas. Luego será incinerada.

Guillermina Medrano, primera mujer concejal en el Ayuntamiento de Valencia

ROSA SOLBES EL PAÍS  -  Gente - 29-09-2005

Habría cumplido 93 el 8 de diciembre, 70 años después de convertirse en la primera mujer concejal del Ayuntamiento de Valencia. Política, por pasión. Maestra, por vocación. Republicana, por supuesto, Guillermina Medrano fue una niña precozmente activista y una joven preciosa que tuvo la mala fortuna de arrancar a vivir en aquellos tiempos primero de esperanza, luego de odio y sangre. Pronto entró en el Partido Radical Socialista, luego Izquierda Republicana, en el que fundó el Comité Femenino. Estudios de magisterio y filosofía, especialización en deficientes, dirección de la Casa de la Infancia Giner de los Ríos en Lliria... todo ello en paralelo a una intensa actividad política que incluía el centro republicano del Cabanyal y acogida de niños de Asturias. Guillermina era mitinera y un buen día se convirtió en la xiqueta regidora siendo alcalde Cano Coloma. Pronto comprobaría la dificultad de que a una mujer, además joven y guapa, se la tomara en serio (contaba una y otra vez que Azaña no le había dedicado más que un breve saludo, desdeñoso aunque cortés).

Durante la guerra, Guillermina fue en París la petite espagnole que recaudaba fondos, y cuando todo estuvo perdido se exilió con su esposo, el abogado Rafael Supervía, a Francia, donde actuaba de secretaria de Diego Martínez Barrio. Más tarde fundó una prestigiosa escuela en Santo Domingo, pero huyendo de Trujillo, "otro generalísimo", se instalaron en Washington. Su casa se acabó convirtiendo en una especie de embajada antifranquista, y sólo su alumnado "de postín" (hijas de Warren, Nixon, de congresistas y embajadores...) dulcificó el evidente hecho de que la pareja y sus amistades seguían siendo rojillos españoles.

Guillermina ha muerto siendo republicana, pero sentía un sincero respeto por Juan Carlos y Sofía, y había aceptado el Lazo de Isabel la Católica. También recibió premios como el Isabel Ferrer, Rosa Manzano y Dones Progressistes. Desde su casa de Valencia, a la que volvió en 1988, se comunicaba con sus amistades por Internet y pronto se puso al día de la política española y valenciana. La mayoría del PP dominante en esta ciudad, otrora frentepopulista, y su alcaldesa (Rita Barberá) sólo consintieron, tras muchas presiones por parte del grupo socialista, dedicarle una minúscula calle casi fuera del planeamiento. Puede que le doliera, pero tampoco esto extrañaba a Guillermina de un Ayuntamiento que ha sido capaz de editar libros "históricos" sobre los años cuarenta logrando no mencionar, ni por asomo, los asesinatos franquistas de los que fueron víctimas tantos maestros. "Quienes nos exiliamos", decía, "al menos sabíamos que de noche no iban a venir a fusilarnos. Pero la mayor tragedia es que, al final, tus raíces no están ni en un sitio ni en otro, son raíces adventicias".-