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Antonina Rodrigo rescata del olvido la historia de 22 exiliadas
1/26/2004 de El Periódico de Catalunya



Antonina Rodrigo.


JOAN SAMIT
BARCELONA

Veintidós biografías, cinco postales, un prólogo del desaparecido Manuel Vázquez Montalbán y una introducción de la autora configuran Mujer y exilio 1939 (Flor del viento), un friso social compuesto por vidas de mujeres republicanas con el que la escritora Antonina Rodrigo (Granada, 1935) completa su trilogía sobre las mujeres silenciadas, las olvidadas y las exiliadas por el franquismo.
Casi todas ellas, por no decir todas, merecían una monografía, pero la autora creyó que lo fundamental era rescatar 'su voz y su memoria' (en el trabajo de campo grabó centenares de cintas con las entrevistas): 'Las protagonistas de la guerra civil se nos van. Mejor que quede algo de ellas, al menos', dice.

FAMOSAS Y ANÓNIMAS
Entre las biografiadas figuran nombres como María Zambrano, Vicenta Lorca y Antonia Adroher. Pero la mayoría fueron heroínas anónimas. Las cinco postales que la autora escribe son breves apuntes sobre mujeres famosas. Rodrigo ha revisado y ampliado una primera versión de la obra de 1999 patrocinada por la Diputación de Sevilla.
En realidad, todas las mujeres que han desfilado por la trilogía de Antonina Rodrigo fueron a la vez silenciadas, exiliadas y olvidadas. Por eso la autora no manejó baremo ni criterio prefijado para clasificarlas en una u otra categoría. Están ahí por sobrados méritos propios y pertenecen a todas las categorías sociales e intelectuales.
Todas ellas tienen como denominador común el ser republicanas y grandes luchadoras. Lo primero hizo que su destino discurriera en paralelo con el de los hombres y que pasaran por los mismos sufrimientos que ellos. Lo segundo, unido a su condición de mujer, llevó consigo el anonimato, el olvido para todas aquellas que no habían podido abrirse paso en la jungla donde reina el hombre.
En la introducción, la autora cita un texto en el que se enumera a los exiliados españoles que iban a Chile en el buque Winnipeg: 'Al barco subieron médicos, obreros industriales, mujeres, campesinos, profesores universitarios, periodistas, ingenieros'. La categoría única de mujeres aparece como por casualidad entre la lista de profesiones masculinas. Como si ellas no tuvieran otra profesión que no fuera la de mujer.
Todas ellas desaparecieron absolutamente en ese magma genérico hasta el punto de que, por ejemplo, habiendo tomado parte en la resistencia francesa contra la ocupación nazi a niveles prácticamente tan decisivos como el de los hombres, no existe hoy ni un solo monumento a la guerrillera española. Tan sólo una catalana, la libertaria Sara Berenguer, mereció una distinción: hace tres años el Gobierno francés le concedió la Legión de Honor. Es una de las biografiadas por Antonina Rodrigo. Aún vive.