El Bierzo. Primeras pruebas
de ADN.
El Periódico de Catalunya - 13/01/2003
La verdad en una costilla
- La Universidad de Granada examina restos de una fosa de
republicanos
- Por vez primera se aplica el método del ADN para identificar
a víctimas de la guerra civil
Olga Merino - Barcelona
Mediaba marzo pasado cuando el genetista José Antonio Lorente
se sentó al volante y, con los útiles de investigación en
el maletero --una simple caja--, enfiló la carretera rumbo
a Priaranza del Bierzo (León), donde se acababa de exhumar
una fosa de represaliados republicanos a instancias de la
Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH).
Casi un año después, el equipo de investigación que Lorente
dirige en la Facultad de Medicina Legal de la Universidad
de Granada está a punto de concluir sus pesquisas: de resultar
positivas las pruebas genéticas, ésta será la primera vez
en que el ADN identifica víctimas de la guerra civil.
De la fosa de El Bierzo se extrajeron muestras de cuatro personas
--'fragmentos de hueso de zonas compactas, como el fémur o
las costillas', explica el profesor--, cuyas identidades corresponden
presuntamente a Juan F. Falagán, Emilio Silva, Manuel Lago
y Enrique González Miguel, asesinados el 16 de octubre de
1936 junto con otras nueve personas.
Complejidad técnica
El departamento que Lorente dirige utiliza el método de análisis
del ADN mitocondrial. 'A diferencia del convencional o autosómico,
el ADN mitocondrial se hereda sólo de la madre, y al ser más
pequeño en tamaño y existir en cantidades mayores en la célula,
resiste mejor el paso del tiempo, por lo que se estudia de
modo preferente en materiales como el hueso'. En contrapartida,
el ADN mitocondrial es más complejo porque hay que 'secuenciarlo':
de cada caso particular surgen 16.569 pares de bases, de los
que sólo se contrastan algunas series (entre 400 y 5.000 pares)
para la identificación.
La dificultad técnica de estas pruebas justifica quizá la
tardanza en la obtención de resultados, pero para los familiares
la espera se eterniza. Emilio Silva, presidente de la ARMH,
confía en que el ADN confirme que su abuelo fue ejecutado
de un tiro en la nuca y su cuerpo enterrado en una cuneta,
debajo de un nogal. Silva viajó hasta Argentina para obtener
células de la única descendiente directa por vía materna del
abuelo asesinado y contrastarlas con el ADN de los huesos.
'Son células de la boca, lo que los profanos entienden por
saliva, que se obtienen presionando con un bastoncillo de
algodón dentro de la mejilla', explica Lorente.
Emilio Silva sostiene su esperanza en algo tan prosaico como
un peine: 'Cuando los arqueólogos y forenses excavaron la
fosa y cribaron la tierra para hallar posibles pruebas --botones,
hebillas, zapatos--, encontraron un peine en perfecto estado
de conservación de la marca Hercules Kamm... Esa marca sólo
se comercializaba en Estados Unidos, ¡y mi abuelo había vivido
en Nueva York! Viajó allí antes de casarse con mi abuela'.
El profesor José Antonio Lorente y su equipo (entre 10 y 12
personas) realizan las pruebas del ADN mitocondrial a los
restos de Priaranza del Bierzo de forma gratuita. 'El coste
medio de cada prueba es de unos 3.000 euros (500.000 pesetas),
incluidas las muestras de comparación de dos familiares'.
El genetista Lorente fue el impulsor en 1999 del Programa
de Identificación Genética de Personas Desaparecidas (Fénix)
con la ayuda logística de la Guardia Civil y la subvención
de entidades como BBVA, Endesa, Telefónica o la Fundación
Juan March. El programa Fénix no prevé, sin embargo, la identificación
de desaparecidos durante la guerra civil: 'Nuestro presupuesto
es limitado, y hay cientos de cadáveres recientes aún por
identificar'.
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