Familiares de las víctimas del pozo Fortuna renuncian a la exhumación
Cuencas - 09/01/2004

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Cuencas

Un monolito recordará a los muertos en la Guerra Civil ante la dificultad para localizar los cuerpos

CARMEN LIEDO/TURÓN

Dignificar un lugar en el que está enterrada la injusticia, la historia de cientos de personas, recordar lo sucedido. Bajo esos objetivos comunes, familiares de víctimas de la Guerra Civil que fueron arrojadas al pozo Fortuna, en Turón (Mieres), decidieron en el transcurso de una reunión que mantuvieron ayer no exhumar de momento la fosa común ante las pocas posibilidades que hay de recuperar restos de sus padres, abuelos o tíos.

Sin embargo, un monolito, quizá un trisquel con los colores de la república; un escudo y una placa, se colocarán en las inmediaciones de la boca recién destapada del pozo Fortuna marcarán el lugar ante el posible olvido, de forma que esté presente siempre lo allí acaecido.

Ese fue el acuerdo alcanzado por una treintena de familias de represaliados después de escuchar el informe técnico elaborado por el arqueólogo Vicente Rodríguez Otero, aunque en un principio los asistentes mostraron posturas opuestas sobre si recuperar los restos o no. Por su parte, la asociación de la Memoria Histórica Asturiana quiso dejar bien claro que la decisión de excavar o no estaba en mano de los familiares.

Así, aunque en un principio se procederá sólo a colocar un hito en memoria de los allí enterrados, en la reunión de ayer no se descartó la posibilidad de abrir la fosa en un futuro si entonces hubiera medios más apropiados para ello.

Y es que el arqueólogo presentó un informe preliminar del que se deriva que existen numerosas dificultades para excavar con muy pocas garantías de encontrar restos óseos. Uno de los inconvenientes es la abundancia de agua en el pozo, dado que en sus inmediaciones hay un río y dos manantiales, lo que obligaría a utilizar bombas de gran potencia. Esto, explicó Vicente Rodríguez Otero, «el agua, los aplastamientos y las bombas de mano que tiraban al pozo hacen poco probable la conservación puesto que en esas condiciones lo más seguro es que se hayan convertido en fosfatos».

De la misma manera expuso otros factores por los que se desaconseja la excavación: uno de ellos es que ésta sería muy compleja por tener que realizarse en un pozo, lo que conllevaría problemas de seguridad. Además, añadió, «existe muy poco espacio de actividad y todo el proceso sería muy costoso quizá para obtener resultados nulos». También comentó que lo primero que habría que hacer sería entibar y reforzar la estructura, lo que supondría dos meses de trabajo antes de llegar a donde empiezan los escombros que se echaron para tapar los cadaveres durante la Guerra Civil.

A pesar de todo, fueron varios los familiares que inicialmente apostaban por iniciar la obra en contra de quienes prefieren que antecesores descansen dignamente en el pozo Fortuna, cuya boca está al descubierto y no se tapará, sólo se vallará. En el edificio de la carpintería cercana se hará un aula de interpretación con la historia del Valle del Turón.