UN CASO EXTRAORDINARIO:
PRIMERA REVISIÓN EN EL TRIBUNAL SUPREMO DE UNA SENTENCIA
FRANQUISTA (DOS MILITANTES DEL POUM FUSILADOS EN PATERNA)
- enero 2003
La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo,a
pesar del informe en contra del fiscal, ha aceptado a trámite
la revisión del consejo de guerra que condujo al fusilamiento
en Paterna (Valencia) de un matrimonio, ambos militantes del
POUM durante la guerra civil. Se trataba de Armando Muñiz
y Águeda Campos, de 32 y 26 años. Los dos fueron
fusilados el 6 de Abril de 1941 tras un consejo de guerra
sumarísimo que les condenó a muerte, acusados
de asesinato y de incitación y ayuda a la rebelión.
Ahora, más de 60 años después, el Supremo
ha aceptado por vez primera un recurso de esta naturaleza,
algo sin precedentes judiciales. Vicente Muñiz Campos,
hijo del matrimonio fusilado en pleno terror franquista,vecino
de Puerto de Sagunto, ha logrado lo que se proponía
desde hace muchos años.
Según ha informado José Manuel
Rambla, en el diario "Levante", al estallar la guerra,
Armando y Águeda entraron a trabajar para el POUM -él
como chófer y ella de conserje- en un edificio en la
calle Pizarro, incautado a una familia de la alta burguesía
valenciana. Al ser llamado a filas, Armando marchó
voluntario al frente donde conocería las penalidades
de la guerra y la persecución estalinista que llevaría
al joven poumista a un batallón
disciplinario del que fue liberado para regresar como chófer
a Valencia. La victoria de Franco llevó a Valencia,
junto a las tropas nacionales, a los antiguos propietarios
del edificio incautado, que el 16 de abril de 1939 denunciarían
el robo de enseres en la finca. Varios militantes del POUM
fueron detenidos, entre ellos Armando, que ingresó
en San Miguel de los Reyes, y Águeda que, con sus hijos,
será encerrada en el Convento de Santa
Clara. Pero lo que comenzó como un proceso por robo
daría un brusco viraje cuando un testigo afirme «haber
oído» que Águeda dijo en una ocasión
que había matado a tres mujeres. Pero no había
ningún testigo de ello, ni se sabía cuándo
ni dónde había ocurrido. Ni siquiera, existía
algún cadáver por identificar. Pero esta falta
de pruebas no impidió su condena a muerte. Vicente
Muñiz recuerda aún con dolor cómo les
sacaron del convento de Santa Clara, para ver por última
vez a su padre: «En la sala donde estaba mi padre había
tanta gente que no se podía pasar, así que me
llevaron en volandas por encima de las cabezas hasta donde
él estaba, luego me sacaron igual y entraron a mi hermano.
Nunca más los volvimos a ver». Para ambos hermanos
comenzó entonces un calvario en mitad de la dura posguerra
que les llevaría finalmente a un hospicio. Desde hace
años, Muñiz lleva peleando por que se revise
el caso de sus padres. «Se les fusiló por unos
crímenes que no cometieron y por una rebelión
que, en realidad, habían hecho quienes se alzaron contra
la República y les condenaron», comenta. Este
afán le llevó a interminables gestiones ante
Capitanía General de Valencia y a innumerables cartas
al Gobierno. Fruto de ello, el por entonces ministro de Defensa,
Eduardo Serra, le indicó en una carta sus peticiones
sólo podían abordarse por la vía judicial
y eso hizo. A pesar de que hasta ahora ninguna petición
de estas características había logrado ser admitida,
el abogado Emilio Adán aceptó llevar el caso.
«Se les condenó por unos crímenes que
nunca se demostraron, generando aquella sentencia un daño
moral que merece ser resarcido y sus hijos están legitimados
para reclamarlo», comenta. El letrado ha centrado su
defensa en que durante el proceso se conculcó la presunción
de inocencia reconocida actualmente en la Constitución.
Felicitamos a Vicente Muñiz Campos y a su abogado y
esperamos que logren lo que se proponen. Nosotros, en particular
los que por edad llegaron a conocer a Armando y Águeda,
esperamos que se repare el crimen que se cometió con
ellos.
Esta decisión del Supremo ha supuesto
una inyección de moral para otras iniciativas que reclaman
la reapertura de los sumarios de otras víctimas fusiladas
en Paterna. Este es el caso de una comisión cívica
impulsada desde Mataró para restituir la memoria del
dirigente sindical Joan Peiró. que fuera ministro de
CNT de uno de los gobiernos republicanos durante la Guerra
Civil que fue fusilado en Paterna en 1942. Además de
diversos actos de homenaje realizados durante 2002 coincidiendo
con el 60 aniversario de su ejecución, la comisión
está promoviendo junto a Guillermina Peiró,
hija del dirigente anarquista, la petición de revisión
de la sentencia. Una
iniciativa que, además, cuenta con el respaldo del
Parlamento de Cataluña que el pasado año acordó
ayudar económicamente a la familia de Peiró
y de otros siete sindicalistas catalanes que fueron ejecutados
durante el
franquismo para que se reabran sus casos.
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